Venezuela

Instalaciones deportivas de Caracas: ¿ayuda u obstáculo para ganar medallas?

La capital del país debería presentar recintos de lujo para la preparación óptima de sus atletas. Pero la realidad es otra: espacios sin mantenimiento, una pista poco amable con los músculos de sus atletas y piscinas que deben cerrar por falta de cloro reciben al deportista local. El Instituto Nacional de Deportes asegura que está tomando medidas al respecto; los afectados solo creen en los hechos.

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Fotografía: Cristian J. Hernández

La Vega y El Paraíso. Los más importantes recintos de la ciudad capital se concentran en dos de las parroquias más habitadas de Caracas, en la sede y adyacencias del Ministerio del Poder Popular para la Juventud y el Deporte. La importante inversión del 42% del presupuesto nacional para 2016 al ámbito social, en áreas como vivienda, deportes y cultura vislumbraba un año de restauraciones y remodelaciones a instalaciones que desde hace mucho tiempo claman por un cariñito. Sin embargo, la crisis económica lo afectó todo, como podemos ver en las siguientes líneas.

Velódromo Teodoro Capriles
Ubicado en el corazón del Instituto Nacional de Deportes, en la avenida Teherán de Montalbán, a solo pasos de la redoma de La India, el velódromo “Teo” Capriles –nombrado así en honor al insigne ciclista nativo- espera paciente, a diario, a pedalistas de todas las edades, géneros e, incluso, a representantes de la selección nacional que defenderán el tricolor en los Juegos Olímpicos de Río.

La remodelación, anunciada por la exministra y esgrimista Alejandra Benítez, emocionó a los atletas caraqueños, que contarían, entre otros aspectos, con una pista de asfalto con revestimiento Vesmaco, material de calidad reconocida internacionalmente. La restauración se concretó y desde entonces fue un éxito. Actualmente, sus condiciones no varían mucho a simple vista, y es visitada con bastante regularidad por atletas de la asociación distrital de ciclismo y patinaje. Sin embargo, conocedores en el tema aseguran que el precario mantenimiento puede afectar su estado a mediano plazo.

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“El velódromo lo acomodaron hace tres años, y desde entonces no le hicieron nada más. Ahorita tiene una grietas pequeñas, por culpa de la humedad en las oficinas; por ahí baja el agua hacia los cuartos inferiores, y eso puede dañarla”, asegura Cirilo Correa, instructor de la escuela comunitaria de ciclismo que hace vida en el recinto, y exatleta de amplia trayectoria, con podios en la Vuelta a Venezuela, a Oriente y la Vuelta al Táchira; y bronce en el contrarreloj por equipos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1974.

«Aquí entra todo el mundo, y no todos saben cuidar la pista. Yo he ido a 89 países y eso no se ve en otro lado. Las instalaciones son para los atletas, que les dan la importancia que merecen”.

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El entrenador relata que este no es el único inconveniente que deben afrontar. “Los baños están cerrados, no sirven no tienen ni pocetas. Las cloacas están tapadas y a veces las aguas negras salen por la cancha”. Aunado a esto, la inseguridad apalea a quienes hacen uso del recinto. “Aquí hay tres cuerpos de seguridad, pero igual entra todo el mundo. Aquí mismo han desvalijado carros que están abandonados en el estacionamiento. Yo tengo meses pidiendo uno para trasladar a mis muchachos a las competencias; les dije que yo lo arreglaba, pero no me lo quieren dar. Un día de estos seguro amanece sin nada, como los demás”, explica Correa.

Ningún vehículo está a salvo, ni las ambulancias internas. “Si a un atleta le pasa algo, debemos llamar a emergencias, porque la medicinas brillan por su ausencia. Hay personal, pero no recursos, y las ambulancias están varadas”, advierte el entrevistado, que quiere seguir aportando su granito de arena al país: “Mi hija está fuera de Venezuela y quiere llevarme con ella, pero mi misión es ayudar a estos muchachos a crecer en el ciclismo. Necesitamos ayuda si queremos que sean la generación de relevo”.

Sala de musculación: el “gimnasio de los pobres” y el de alto rendimiento
El IND cuenta con dos Salas de Musculación. Una abierta al público general, por un muy bajo costo; otra para atletas con instalaciones más atractivas y cómodas. Ambas con un importante retraso, respecto al resto del continente, aseguran los entrenadores.

“Aquí hay que mejorar todo”, asevera Jorge Veliz, quien comparte sus conocimientos con sus alumnos en el que muchos llaman el “gimnasio de los pobres”. No es difícil entender el porqué del seudónimo. Goteras como si fueran de lluvia dentro del espacio; máquinas que funcionan, pero desgastadas y una iluminación pobre reciben a quien entra al pequeño espacio bajo las gradas. “Aquí trabajamos siempre como podemos y agradecemos el espacio, pero para ser un centro nacional de entrenamiento está muy descuidado”, destaca Veliz, quien no es partidario de dar acceso a “todo el mundo”.

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“Desde 1980 se abrió esta sala al público. Ahorita cobramos Bs. 300 mensuales, para el mantenimiento, pero no es suficiente. En la mañana entrenan atletas de los clubes, niños, adolescentes, y en las tardes la gente; pero no todos cuidan las máquinas. En otros países no se ve eso de permitirle el acceso a quienes no son deportistas”, explica el instructor, que anhela más regulación y un espacio apto para la generación de relevo.

Luego se encuentra la segunda sala, llamada Julio César León, nombre del primer nativo en asistir a unos JJOO. Fresca, iluminada y repleta de atletas, no deja de funcionar desde que abre sus puertas. Lucas Castellanos, uno de los encargados, resalta que pese a la comodidad que brinda, el espacio tiene un retardo importante con respecto a salas de musculación del resto del mundo.

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“Mi apreciación personal es que estamos retrasados al menos 10 años, en cuanto a equipos. Las máquinas están en buen estado, pero deben renovarse. Todo evoluciona, día tras día, y si queremos competitividad debemos tener mejores aparatos”, analiza Castellanos. El problema es más profundo. Actualmente no poseen bicicleta de calentamiento, las máquinas holísticas están averiadas y muchas otras requieren mantenimiento, que, según el experto, debería realizarse cada dos meses. La falta de agua potable es un problema adicional. Sin embargo, el lunes los técnicos estaban en proceso de reparación del filtro.

Pista de atletismo del Brígido Iriarte
No hay que ser un gran conocedor del atletismo para darse cuenta del enorme deterioro de la pista del Brígido Iriarte, ubicado en El Paraíso. El tartán, material sintético poroso con el que se hacen las pistas, y que favorece la absorción del impacto al correr provocando menos sufrimiento en las articulaciones, está más que desgastado. Aún así, recibe a atletas de todas las edades y disciplinas quienes, sin alternativas, deben entrenar en sus espacios, arriesgando el estado de sus músculos.

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“El tartán está totalmente desgastado. Hace cinco años comenzó a dañarse y, aunque todo el mundo lo sabe, nadie hace nada”, relata un atleta de la Asociación de Triatlón de Distrito Capital. “El mantenimiento debería ser semanal, pero este no tiene cura; hay que cambiar la pista completa. Ya eso es piso”.

Las consecuencias de la indiferencia afectan constantemente a los deportistas que hacen vida en el recinto. “Un montón de muchachos tienen lesiones por culpa del mal estado de la pista. El impacto ocasiona periostitis, inflamación del periostio (membrana que sirve para la nutrición y regeneración de los huesos). Eso provoca un dolor de verdad insoportable, que solo se cura dejando de entrenar por lapsos determinado de tiempo, lo que afecta el rendimiento de cualquiera”, confiesa el profesional. Y el mal estado de los baños se suma a la enfermedad: “Solo están limpios los lunes y martes, cuando los acaban de limpiar, y nada más hay unos arriba en las gradas”.

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Complejo de piscinas del Parque Naciones Unidas
Azules, con un PH balanceado, dispuestas a recibir a cuanto atleta se anime a nadar. Así permanecen las piscinas del Parque Naciones Unidas, de El Paraíso, pero no todo el tiempo. La crisis económica se ha colado en el recinto que, pese a mostrar un estado favorable de forma constante, también lucha contra el alto costo de los químicos.

“Aquí entrenan aproximadamente unos 15 o 20 clubes de niños adolescentes y adultos. Un promedio diario de 500-800 atletas, porque son las única piscinas que funcionan en Caracas”, asegura un entrenador del complejo de piletas. “La empresa de mantenimiento hace su trabajo apropiadamente, pero no con la regularidad ideal, porque con tanta gente, deberían limpiarse las piscinas más seguido, no una vez por semana”.

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Para conservar las piscinas en estado óptimo se utilizan entre 4 y 6 tambores de cloro a la semana, por las tres piletas (de calentamiento, olímpica y la fosa). Unos 20 mensuales. Sin embargo, a veces es insuficiente. Según el instructor, que prefiere que su nombre no sea revelado, el fin de semana del 15 al 17 de junio, el complejo estuvo cerrado porque la falta de químicos para limpiar el recinto obligo a suspender las actividades. “Los muchachos no pueden entrenar en piscinas verdes”.

Pero este no es el único problema que afrontan los usuarios de las instalaciones. Los baños se encuentran en deplorable estado. “Los drenajes de las duchas tienen como un año tapados; a veces el agua tarda en bajar hasta 2 y 3 días. A duras penas se mantiene limpio”, asevera la fuente. Ante la falta de personal, tres clubes reúnen una suma semanal de dinero para costear una señora que limpie el espacio. “Es una situación deprimente, porque cuando hay competencias nacionales sí sacan dinero de donde no hay para que todo el mundo vea el lugar perfecto”.

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La inseguridad también campea en los espacios, donde constantemente representantes y atletas son víctimas de robos en los solitarios pasillos. “Solo hay seis guardias de seguridad, en un amplio espacio que requiere de doce. Todos se concentran en los estacionamientos y entradas para vigilar los carros”. A pesar de ello, hace poco menos de dos meses secuestraron a un pequeño, precisamente en estos espacios. “Lo montaron en un carro, pidieron rescate y lo soltaron en la Cota 905”.

Entrenadores, atletas y padres hablan con temor sobre el tema, pues “a ellos no les gusta que la prensa destape estas ollas podridas”, dicen en referencia a los entes reguladores de los recintos. Mientras, solo esperan por hechos que confirmen que no son olvidados por las autoridades pertinentes.

El IND tampoco la tiene fácil
La situación económica ha afectado al deporte. La falta del presupuesto de 2016 “que aún no baja” es la principal causa de las limitadas acciones que ejerce el ente adscrito a Mindeporte, asegura personal del departamento de Gestión de Instalaciones Deportivas, ubicado en la Torre B del recinto de Montalbán.

“La gente no lo sabe, pero aquí también trabajamos con las uñas. Desde enero de 2016 la dificultad para costear el mantenimiento de las instalaciones ha sido mayor, porque el presupuesto de este año no ha sido asignado, y debemos trabajar con recursos del Fondo Nacional de Deporte”, dice una trabajadora del organismo que también declara a cambio de mantener su identidad en secreto.

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En casos específicos como la pista del Brígido, la funcionaria asegura que el presupuesto para la compra fue aprobado por el Ejecutivo Nacional, hace casi un año; sin embargo “problemas de divisas” (que no especifica) no han permitido adquirirla. “El dinero se aprobó para el tartán, pero como ha pasado tanto tiempo, debemos pedir de nuevo el precio, que seguro ha aumentado muchísimo, además del traslado, porque se compra fuera”. A cambio, asegura que el despacho tiene otros proyectos en ejecución. “Estamos construyendo unas 14 habitaciones para atletas en el recinto”.

Ante la interrogante sobre el extenso tiempo de deterioro del que ha sido víctima la pista del estadio –cinco años según los atletas- asegura que “otros gabinetes no lo veían como prioridad, pero el nuevo personal, que asumió las riendas en mayo de 2015, sí”. Con respecto a las piscinas del PNU, afirma que adquieren una importante cantidad de químicos mensualmente para el mantenimiento, aunque “es complicado sin un presupuesto propio”, que debería ser asignado por la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Banca y Finanzas.

Según cifras no oficiales, suministradas por otra funcionaria, el estimado mensual de inversión solo para los productos de piscina –soda caústica, sulfato de cobre, pie de lumbre y cloro- alcanza los 3 y hasta 4 millones de bolívares. “Todos los problemas que se suscitan son producto de la falta de recursos y el trabajo no planificado, aquí todo funciona ‘como vamos viniendo vamos viendo’, desde hace tiempo”.

A este mismo conflicto, atribuyen la deficiente conservación de ciertas áreas del recinto de Montalbán. “Tenemos ausencia de personal de limpieza porque no hay como pagarles, y el que hay no alcanza. Solemos decir que esto es como el Hospital Pérez Carreño, hay prioridades y, lamentablemente, estas situaciones, aunque son preocupantes, quedan en un segundo plano”.

En la próxima entrega, revisaremos el estado de las instalaciones en el interior del país.

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