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"Being the Ricardos": ¿qué es verdad y qué es falso en la película de Sorkin?

Si ya viste la película, seguro te estás preguntando qué es ficción y qué realidad. Como es natural, el director, Aaron Sorkin se tomó libertades, pero hay escenas que parecen inventadas y sí sucedieron. Aquí te las contamos

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Being the Ricardos

«Being the Ricardos» fue una de las la películas que más generó reacciones en las redes sociales cuando se supo que Nicole Kidman y Javier Bardem interpretarían a una de las parejas más poderosas de la historia de la televisión estadounidense: Lucille Ball y Desi Arnaz.

El hecho de que fuera un actor español el que interpretara al cubano y las diferencias físicas entre Kidman y Ball generaban muchas dudas entre los más acérrimos fanáticos de la serie «I love Lucy». Pero luego de ver la producción disponible en Amazon Prime, se comprobará que los dos actores salen airosos de tan complicada empresa, si bien hay algo en el trabajo de maquillaje o efectos digitales (tal vez ambos) que hacen que el rostro de Kidman se vea extraño, algo que ya sucedió con Robert De Niro en «The Irishman».

Ahora bien, lo que sí resulta un poco caótico es la cantidad de información que el director, Aaron Sorkin, desparrama sobre la pantalla. El espectador podría concluir fácilmente que Lucille era una mujer con muy mala suerte pues todo parece explotarle en la cara: el esposo le era infiel, la perseguían por comunistas y tenía discusiones a diario con el elenco y directores del show. Realmente no fue así.

Sorkin se tomó la libertad de resumir en un mismo espacio y tiempo las crisis que sucedieron en diferentes etapas de la vida de Lucille y Desi. Esta decisión, se intuye, es para darle mayor dramatismo al guion. Y no es la única diferencia entre los hechos y lo que vemos en la producción. Vamos a revisar las más importantes, advirtiendo que de aquí en adelante habrán spoilers.

Sí, todos temían por el pasado «rojo» de Lucy

Como se muestra en la película, el ascenso de Lucille Ball coincidió con las audiencias del Comité de Actividades Antiamericanas para encontrar vínculos entre «comunistas» y los grandes estudios de entretenimiento, incluidos las estrellas que protegían. De estas investigaciones nacieron «Los Diez de Hollywood», personalidades que pararon en una lista negra y que no podían trabajar en la industria, aunque muchos, como el novelista, guionista y director Dalton Trumbo, vulneraron esta prohibición usando seudónimos.

En este contexto, en el otoño de 1953, el comité de la Cámara descubrió una solicitud de registro de votante de 1936. La solicitud era para “Miss Lucile D Ball” (sic), quien lo hizo como miembro del partido Comunista. Tal descubrimiento sucedió cuando estaba por comenzar la tercera temporada de «I Love Lucy » y el hecho obligó a un movimiento de relaciones públicas sin precedentes.

Los hechos pasaron, en líneas generales, como se ven en la película. Arnaz preparó a la audiencia durante la grabación en vivo del programa el viernes por la noche. Y dijo, que como cubano, nunca se habría casado con una comunista. Pero hay una línea que el actor dejó para la historia y Sorkin evitó: «Y ahora, quiero que conozcas a mi esposa favorita, mi pelirroja favorita. De hecho, eso es lo único rojo en ella, e incluso eso no es legítimo», haciendo referencia al famoso cabello teñido de Ball.

La audiencia respondió favorablemente y quedó claro que en 1953, Ball era la reina de los hogares estadounidenses. Luego, ambos dieron una rueda de prensa. Ella dijo que en ese tiempo, cuando realizó la solicitud, “era casi igual de terrible ser republicano”. De hecho aseguró que había votado por el presidente republicano Dwight D. Eisenhower en las elecciones anteriores de 1952.

En su autobiografía, Lucille se refirió a sí misma como una mujer con “una fuerte vena conservadora y puritana”, y proclamó: «Soy el miembro más conservador de mi familia». También detalló que fue por su abuelo, Fred Hunt, un hombre  “progresista y librepensador”, que se registró en aquella oportunidad como comunista. Sin embargo….

No, Hoover no defendió a Lucy públicamente

Este es el gran Deux ex Machina de la película. Arnaz, para finalizar su entrada para exculpar a su esposa, le ha pedido a su secretaria que llame a una persona y comparte el audio de la conversación con el público. En el diálogo con una persona que se intuye es de de un cargo importante en el FBI, se detalla que no hay una investigación abierta o algún tipo de delito que involucre a Lucy. Y la estocada final llega cuando la voz al otro lado del teléfono da su nombre, es John Edgar Hoover.

Hoover fue el primer director de la Oficina Federal de Investigación de los Estados Unidos, más conocida como FBI, y fue clave para limpiar el nombre de Ball durante todo este proceso. ¿Qué lo motivó? Era un gran fanático de «I Love Lucy» y amigo de Arnaz. Sin embargo, a diferencia de la cinta, nunca hubo una manifestación pública de Hoover ni una llamada durante el programa. El funcionario realizó sus movimientos de manera muy discreta.

Por demás, Sorkin toma elementos que en efecto sucedieron y los distribuye en el metraje. Un gran acierto es el famoso «no jodas con el cubano», en referencia al telegrama que envió Alfred Lyons, presidente de la junta directiva de Philip Morris, para que les permitieran grabar el embarazo de Lucy, como proponía Arnaz.

También es cierto que Lucille mantenía una relación muy estrecha con Vivian Vance, la otra actriz del show y que en la cinta interpreta Nina Arianda. Si bien eran amigas, Lucy temía verse opacada por la belleza de la mujer que le daba vida a Ethel Mertz. Sobre todo cuando la estrella iba a aumentar de peso en la temporada del embarazo.

Finalmente, en el guion se resalta mucho el alcoholismo del actor Bill Frawley (J. K. Simmons). Esto es cierto. De hecho el estudio no quería darle el papel a este actor de carácter, que consiguió una segunda vida en este programa. Pero fue Ball quien intercedió, poniendo una cláusula en el contrato del actor: si llegaba tarde o se ausentaba a una grabación, perdería el contrato.

Frawley, quien en la película invita a Ball a una copa porque «an algún lado ya son las 10:15», no solo fue un secundario querido del show, también fue un gran amigo de la actriz principal. Murió en 1966 y fue ella quien, según EW, pagó un anuncio de página completa que decía: «Buenas noches, amigo».

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