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Tocamos fondo en el fútbol venezolano: llegó la hora de entenderse

La muerte de Jesús Berardineli obliga a una profunda reflexión en el fútbol venezolano. Hay responsabilidad de todos, hasta de la misma FVF al no emitir un parte médico oficial sobre el estado de salud de su presidente

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Es la guerra. No se necesita una declaración, no se necesita una puja por un territorio, una diferencia racial, una diferencia étnica. Se necesitan, al menos, dos bandos y una disputa. La disputa por el poder, en este caso. La disputa por ser el más “arrecho”. Estábamos mal, pero hemos tocado fondo. Estamos en el abismo.

Recomendamos leer: «El presidente de la Federación Venezolana de Fútbol murió por coronavirus, según la policía».

Ha muerto Jesús Berardinelli, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol. Aquí no vengo a valorar lo que hizo en vida al frente del ente o lo que hizo con su vida privada. No. Berardinelli era parte del fútbol venezolano. Parte por demás importante al ser la máxima autoridad del deporte que usted y yo amamos, pero por sobre todo, era un ser humano. Era una persona que en medio de una andanada (justificada o no) que quería apartarlo del camino, recibió un trato que terminó por condenarlo no a un calabozo o al pago de cualquier deuda, sino a la muerte.

A la muerte, sí. El único episodio irreversible para alguien que respira y del que no hay vuelta atrás. Tantas dudas, tan incertidumbre. Nunca se conoció de forma oficial del traslado que hicieran las autoridades policiales desde su casa en San Felipe a Caracas. Todo lo que se conocía era por terceros que manejaban información, periodistas que en su labor de investigar hacían el trabajo que nadie se dignaba a oficializar.

Hay responsabilidad de todos, hasta de la misma FVF en no emitir un parte médico oficial sobre el estado de salud de Berardinelli, lo que más dudas generaba sobre lo que estaba ocurriendo con él. La Organización No Gubernamental “Una Ventana a la Libertad”, que se encarga de velar de los Derechos Humanos de las personas privadas de libertad, levantó el informe final partiendo de una minuta elaborada por el CICPC en el que se confirma que estaba internado en el Hospital de Clínicas Caracas con diagnóstico de COVID-19 (nunca se oficializó esto, siempre fue un rumor) y que la causa de la muerte fue una complicación respiratoria agravada por motivo de este virus.

¿Por qué tanta imprecisión? ¿Por qué tantas dudas? Toca esperar que se haga público (si es que eso llega a pasar) un informe oficial de la División de Investigaciones Penales de la Policía Nacional Bolivariana, organismo que tenía la custodia de Berardinelli, para saber con certeza qué ocurrió con él.

Independientemente de todas estas dudas, no puedo concebir que las pugnas por detentar el mayor peso de decisión, por hacer lo que más les interese a cualquiera de las partes, esté cobrando vidas humanas. Usted podrá decir que Berardinelli casualmente estaba contagiado de COVID-19 y se complicó con las patologías que ya detentaba, pero todo, todo esto, justamente ocurrió mientras contra él se efectuaban investigaciones por varios cargos.

¿Hasta dónde vamos a llegar? Ya han dejado a Berardinelli fuera de carrera, de la manera más oprobiosa posible. ¿Qué vendrá ahora? Pues es momento de reflexionar. Estamos en el “llegadero”. Hemos caído lo más bajo. No hay autoridad federativa y es el momento para quienes pretendan acercarse a esa pugna por el cargo, encuentren puntos en común, busquen con sensatez llegar a acuerdos reales que beneficien al fútbol con la transparencia que todo esto amerite.

No hay que revelar secretos: todos sabemos que desde hace ya tiempo existía una batalla campal en el seno de la FVF entre clubes, seleccionador, entes gubernamentales. Contradicciones que no han dejado ningún beneficio y que hoy se manchan porque hay una persona que murió. ¿Que es casualidad? En las batallas por el poder nada es casual. Es un momento de emergencia, las alarmas están encendidas desde hace tiempo

Entendimiento. Encontrar puntos en común que los debe haber. Ya basta de luchas inexplicables. En la reflexión se debe encontrar la razón para determinar hacia dónde se debe llegar. Abandonar el pensamiento individual y fortalecer el colectivo. ¿Será esto posible o le damos la razón a aquellos que piensan (con muchos elementos comprobatorios) que estamos en un fútbol gangsteriano?

Que la lamentable muerte de Berardinelli no pase como un evento aislado, porque es consecuencia de la presión y no del infortunio, que sea un llamado al encuentro, al diálogo, a la lucha por el bien común. Todos nos beneficiaremos de un fútbol organizado y lo que hemos visto hasta ahora es cuando menos indignante.

Es la hora del cambio. Escuchen a todas las partes involucradas. Abran las bases, permitan la participación de todos

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