Gente del oficio

Armando Scannone a sus 94 años: “Lo que sucede en Venezuela me tiene indignado”

Armando Scannone cumple 94 años y está atento a todo. Está actualizado en las noticias, sobre lo que sucede a su alrededor, es decir, está lúcido. Cuando se le pregunta qué opina sobre la situación de Venezuela, solo atina a responder con una palabra: “indignado”

don armando scannone
Foto por Marcel Cifuentes cortesía de Rosanna Di Turi
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Caraqueño nacido en la parroquia de Santa Teresa, entre las esquinas de Palmitas a Piedras un 22 de agosto de 1922, sus memorias son generosas en episodios sobre sus patinatas decembrinas en El Paraíso, su ida en tranvía a la escuela, los sembradíos de hortalizas que su padre Antonio tenía en las riberas del Guaire, los relatos cuando compartía la mesa con sus padres y sus ocho hermanos, esa que se cultivó como en toda familia de procedencia italiana.

Una Caracas inimaginable en estos momentos, pero igual de increíbles son los episodios previos a la aparición del libro Mi cocina a la manera de Caracas, cuando era estudiante de ingeniería civil y formó parte de la directiva del centro de estudiantes de la UCV. También decidió pasarse una larga temporada en Japón y en la India, además de viajes fantásticos por Europa y otros países de América Latina, todos con un objetivo común: comer y beber bien. Sí, se trata de un hedonista en todo el sentido de la palabra, que ha vivido las culinarias de otros países con la misma pasión que ha vivido la venezolana.

Aún vive en su casa del Country Club, está acompañado del personal que trabaja con él desde hace más de tres décadas y donde constantemente recibe la visita de sus amigos. En la casa está Magdalena Salavarría, responsable de que todo salga impecable de los fogones, mientras en las tardes se sienta en el patio posterior de su hogar a disfrutar sus “calillas” que le mandan desde su natal Güiria. Pablo, quien condujo su vehículo hasta que un día los vendió porque ya no los necesitaba, es quien abre la puerta. Casi a diario, lo visita y consiente Mercedes Oropeza, lo más cercano a una hija, además de sus entrañables amigos, entre los que destacan Antonio Pasquali y Germán Carrera Damas.
Don Armando nunca está solo y menos desde que en 1982 se publicó el famoso libro rojo. Tal vez por diferentes motivos, pero desde el primer momento se le consideró un experto, casi un “gurú” de la cocina criolla, en especial la caraqueña.

Escribió 100 columnas para el Diario El Universal, que por cierto fueron ilustradas por Rayma, también publicó semanalmente sus páginas en la Revista Pandora (acompañaba a El Nacional los sábados), condujo festines de cocina venezolana en varias embajadas de nuestro país, con la ayuda de Elvira Fernández Varela, una gallega procedente de Vigo que lo acompañó hasta que la fuerza de cuerpo se lo permitió a ella y su esposo José.

El año pasado Elvira murió, como ya había pasado con todos sus hermanos y entrañables amigos, como bien dijo en sus memorias publicadas por la Fundación Bigott en 2007, “La primera orfandad ocurre cuando mueren los padres, después cuando se van muriendo los hermanos, pero también pasa con los amigos. Mucha gente que tú conoces se va muriendo antes que tú”.

¡Menudo best seller!

don armando scannone

De Armando Scannone se ha escrito y dicho mucho sobre él, sus libros y sus recetas. Hasta el propio José Ignacio Cabrujas alabó su crema de auyama y mandarinas. Así como Jacqueline Goldberg, José Rafael Lovera, Rosanna Di Turi, incluso Miro Popic armó una polémica sobre el uso de la salsa inglesa en sus recetas, por solo mencionar algunas firmas. Luego llegaron otros reconocimientos, pero el mejor de todos es que después de 35 años, el famoso recetario llamado “el libro rojo” es el más vendido en Venezuela, después de la Biblia y los textos escolares, con un promedio de seis mil ejemplares al año.

Cocineros venezolanos de viejas y nuevas generaciones lo tienen como referencia así como sus libros rojo, azul, amarillo, verde, naranja además de ediciones especiales. Actualmente, prepara un libro dedicado a la alimentación de las embarazas, posiblemente sea el último, pero con Don Armando nunca se sabe.

Indudablemente, la edad ha dejado huellas en su cuerpo, como expresó alguna vez, “después de los setenta años, si hay un día en que uno amanezca sin dolor, es porque estás muerto”. Hasta hoy ha sobrevivido tres veces al cáncer, y tal vez su mayor problema es que su mente está intacta, corre a la velocidad del visionario que le llevó a instaurar una de las primeras webs de gastronomía en Venezuela, llamada “elplacerdecomer.com”. Pero el cuerpo le juega una mala pasada y tal vez de ahí sus molestias, porque Armando Scannone nunca será viejo.
Dicen que morimos cuando nos olvidan. Scannone seguramente pasará la centuria con la certeza de que su nombre estará ahí para siempre, sin necesidad que una calle o plaza lleve su nombre.

Asombra esa lucidez que muchos venezolanos, con la mitad de la edad quisieran exhibir, totalmente informado, peleando con la pantalla touch del celular, pidiéndole a Gladys, su asistente de muchos años, que siga enviando correos electrónicos. No está en redes sociales porque no quiere, pero las entiende y apoya a quienes bajo su tutela las publican. Incluso, es la palabra final para el premio que lleva su nombre que otorga la Academia Venezolana de Gastronomía.

Seguramente, en la celebración de su noventa y cinco cumpleaños, la gran mesa ovalada de su comedor se llenará con no menos de veinte postres que llevarán amigos, cocineros, familiares para celebrar una vida que desde el placer y deseo individual de preservar los sabores familiares, le dio soporte a la memoria de la cocina venezolana.

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