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Así se hace el Flaquito más dulce de Venezuela

Visitamos la fábrica de St. Moritz para conocer cómo se hace el Flaquito, esa chuchería que ya cumple 20 años acompañando a los venezolanos. 

Fotos: Betania Ibarra / @bibarris
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Desde hace casi 20 años, un Flaquito ha estado al lado de los venezolanos: Es ese tubito de barquilla siempre crujiente rellena y cubierta de chocolate.

Es la chuchería más vendida de la marca St. Moritz que es, a su vez, la tercera empresa líder del mercado venezolano de golosinas. Ahora es también el primer producto de la marca que se exporta: Ya está en Colombia y pronto llegará a Perú.  St. Moritz acaba de cumplir 30 años y Flaquito celebrará 20 el año que viene.

Cada día, se fabrican entre 30 mil y 35 mil Flaquito en la fábrica de St. Moritz, en Caracas. Bienmesabe la visitó para observar de cerca ese mágico proceso que comienza desde la elaboración de la masa de la galleta y termina con la barquilla llena de chocolate por dentro y por fuera, ya empaquetada.

El blackstage del Flaquito

En la fábrica de St. Moritz huele a chocolate por todas partes. Hay tanques gigantes llenos de chocolate, y chucherías -con chocolate, claro- en plena fabricación, como el Flaquito, la crema Dunka, los chocolates Stadium, los frutos secos cubiertos de chocolate, las gotas de chocolate y muchísimos más.

Nestor Noguera, gerente de Manufactura, pasea por todos los pisos de la fábrica de St. Moritz supervisando los procesos. Fue Nestor quien nos enseñó cómo se hace el Flaquito y contó con el apoyo, en el área de producción de barquilla, de Dangielly Tovar, jefe de producción.

Una batidora industrial prepara la mezcla de la barquilla, que se vierte en alguna de las dos máquinas horneadoras que está al lado. Allí, la masa se hace una especie de oblea, que se enrolla rápidamente con dos vueltas. Ambos hornos, juntos, pueden hacer 50 barquillas por minuto.

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A los tubitos de barquilla se le cortan los lados, para que se vean más bonitas y que sean del tamaño exacto, y se dejan enfriar al natural.

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Cada día se hacen entre 30 mil y 35 mil barquillas que serán un futuro Flaquito.

Foto: Nos dejaron probar una barquilla tibia, recién salida de la máquina
Foto: Nos dejaron probar una barquilla tibia, recién salida de la máquina

En una mezcladora cercana, se va elaborando el relleno de chocolate y avellanas, que se deja reposando en un enorme tanque de 1.500 kilos, desde donde se inyecta directamente a las barquillitas, durante la segunda fase del proceso.

Para rellenarlas y cubrirlas con chocolate, las barquillas se acomodan en un canal y se les inyecta el relleno con una rápida operación robotizada. El relleno llega por una tubería a la máquina directamente desde el tanque de 1.500 kilos. El relleno es igual para todos los Flaquito, pero inmediatamente se separan según vayan a cubrirse con chocolate negro para los Flaquito tradicionales o si van a ser Nevado, cubiertos de chocolate blanco.

Las barquillas se cubren con la cobertura de chocolate fundida mientras avanzan lentamente por un canal. Inmediatamente se les vierte el chocolate, la misma máquina les sopla levemente aire, para formarles las onditas características que tiene el Flaquito.

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Estas barquillas ya cubiertas continúan avanzando por la misma banda que las lleva a un túnel a una temperatura de 12 grados centígrados, donde las barquillas -siempre en movimiento- se secan durante 18 minutos.

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Cuando salen del túnel ya están listas para ser empacadas, por lo que se colocan ordenadamente en bandejas de 220 unidades y se trasladan, en un carrito, a la máquina de empaquetado.

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La máquina las toma una a una y las introduce en las bolsas metalizadas ya impresas, y de inmediato las cierra. Van cayendo uno a uno en grandes cestas para hacerles la «trazabilidad», que es el chequeo de impresión, de lote y de fecha de vencimiento. Luego, manualmente, se colocan en cajas de 12 unidades con las que se despachan a las tiendas.

El Flaquito, con sus casi 20 años, se ha convertido en la chuchería de toda una generación que creció con ella. Fue idea de Howard Epelbaum, hijo del fundador de St, Moritz y quien actualmente lleva las riendas de la empresa. Howard probó, en Chile, una barquilla rellena de dulce de leche y sin ninguna cobertura y decidió hacer una aquí, pero con mucho de uno de los mejores productos venezolanos: su chocolate.

Cuenta Cristóbal Suárez, gerente general de St. Moritz, que durante los primeros años le compraban las barquillas a un proveedor, pero luego decidieron fabricarlas ellos mismos. Con el tiempo, se modernizó el empaque, se creó el Flaquito Nevado y se experimentó con un tamaño «mini», que era muy vendido pero que reportaba mucha merma de insumos a la empresa.

Foto: Cristóbal Suárez y Howard Epelbaum, directivos de St. Moritz
Foto: Cristóbal Suárez y Howard Epelbaum, directivos de St. Moritz / Crédito: Cortesía St. Moritz

«Flaquito es emblema de St. Moritz. Entre 40 y 45% de las ventas de esta empresa son para el mercado industrial, y entre 55 y 60% para el mercado de consumo masivo, del que Flaquito es el producto más vendido. En los últimos 15 años se ha posicionado y ahora se está exportando a Colombia y estamos en conversaciones con Perú. Pronto esperamos llevar, también, Dunga y Stadium», cuenta Cristóbal.

Después de enfrentar una época de escasez de insumos que les obligó a detener la producción, 2019 ha sido un año de recuperación. Es la segunda marca líder del mercado de chocolates y la tercera de golosinas, por detrás de Danibisk que usa, en sus galletones, el chocolate y la lluvia de chocolate de St. Moritz. Con el repunte de la producción también han llegado novedades, como el lanzamiento del chocolate Stadium.

«Es una tableta de chocolate de solo 25 gramos, que busca abaratar costos para hacerla accesible. Eso es algo en que los chocolateros venezolanos nos hemos puesto de acuerdo: Debemos esforzarnos porque nunca falte el chocolate en los venezolanos, por más difícil que pueda estar la situación», comenta.

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El cacao que usa St. Moritz es siempre venezolano. La mayoría proviene de cultivos del estado Miranda, aunque también se suman de otras regiones. Para celebrar sus 30 años de fundado sacaron una tableta Edición Especial 30 Aniversario, hecha con cacao certificado Sur del Lago y Ocumare, al 72,5% de pureza. Es muy aromática, untuosa y en sus notas gustativas se siente primero la suavidad de las cepas Sur del Lago y, en el retrogusto, la fuerza del Ocumare.

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En Navidad presentarán sus turrones de la época, de chocolates blanco y negro, sus panetones y sus pandoros, además de bombones en cajitas de 8 y 4 chocolates, este año con un motivo especial decorativo. También Flaquito y las chupetas Chocozoo saldrán en empaques navideños. Las tiendas St. Moritz en los centros comerciales, que fueron la primera expresión comercial de la marca hace 30 años y que aún se mantienen, también ofrecerán chocolates con formas alusivas a las fiestas.

Como parte de su responsabilidad social, St. Moritz le entrega a Fundana el chocolate que necesitan para sus galletas Tiki ticas  y además las distribuyen en los mismos puntos donde se venden los productos St. Moritz, sin costo para la organización social.

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