Gente del oficio

Así se hacen las cervezas Caleta

En Venezuela las opciones de cervezas artesanales cada día crecen más, es el boom de los maestros y siempre hay más personas que se suman a esta agraciada ocupación como Gustavo Izarra y su fiel compañero, Germán Tomás que, sin perder tiempo, se adentran al mundo de la espuma en un lugar “encaletao”

Foto: Alejandro Cremades
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Las cervezas Caleta tienen mucha personalidad, tanto en sabor como por las personas que la hacen. Dos caballeros se encargan de producir una de las cervezas artesanales más soñadas de Caracas: apenas elaboran entre 80 y 90 cervezas por semana y con eso deleitan a los más privilegiados. El lugar donde se produce la magia; una casa caraqueña de lo más pintoresca con unos añitos encima y unas plantas que adornan la entrada, ahí, Gustavo y Germán quien colabora perseverante en este oficio y que para Gustavo, ha sido indispensable:

A Germán le dicen «el tuco» y él es simplemente mi gran colaborador, quien cocina, limpia, carga los sacos de 30 kilos ¡porque bueno, ya yo estoy de 60 años y el de 30!

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Este dúo pasa todo el día cual hechiceros en la creación de un producto de calidad, pero sobre todo, con mucho carácter, comenta Gustavo:

Se llama Caleta porque lo hago encaletado en este espacio, donde se dieron las cosas y bueno aquí estoy sin nada que esconder, como dice el dicho.

Así como muchos otros maestros cerveceros, este oficio comenzó como un placer más para Gustavo y terminó por abarcar una gran parte de su vida y ahora, no puede parar de hacer cervezas.

Todo comenzó con el entusiasmo de Gustavo por las cervezas, que aunque es arquitecto tiene tres años en el quehacer cervecero y recuerda como si hubiese sido ayer la primera vez que probó una cerveza, por allá en el 76’ recién graduado de bachiller, con carro nuevo y sueños por cumplir:

Con el carro eras un caballo de libertad y yo apenas tenía 19 años. Y me acuerdo un día que me fui a Adícora por allá en Paraguaná con unos amigos y llegamos a un puesto de cervezas y pedimos frescolita y los panas nos chalequeraron horrible y bueno, nos tomamos las cervezas más frías, extraordinarias y todo cambio a partir de ahí.

Las cervezas se habían convertido en un pasatiempo celestial para él y aunque Gustavo es egresado de arquitectura de la Simón Bolívar, ha decidido encomendar todo su tiempo (o casi todo) en hacer cervezas. De eso ya han pasado tres años elaborándolas. Ha aprendido de sus amigos de la Asociación de Cerveceros Artesanales de Venezuela una que otra página repleta de tutoriales y otros secretos de la preparación artesanal. Al principio hacía cervezas para sus amigos y familiares, toda la magia sucedía en un solo rincón de la casa, desde temprano se levantaba y preparaba sus cervezas todo el día, amor al arte que le dicen, cuando te gusta lo que haces, lo demás viene fácil.

Y así fue, de birra en birra, de amigo en amigo, de familiar en familiar, hasta que llegaron a las manos de su amigo y chef del restaurante galipanero Granja Natalia, Ángel Sánchez, comenta Gustavo:

Él y mi hermana son compadres de hecho y cuando prueba mi cerveza, me dice ‘yo necesito esa cerveza’ y yo le digo; bueno vente a mi casa ¡y te la tomas! Así de sencillo. Y así fue que empecé a vender la cerveza en su local.

Después de esta propuesta, Caleta ya tenía un cliente establecido y aunque la producción era mínima, pronto crecieron las ganas de ampliar el terreno de su venta y gracias a sus habilidades como arquitecto, pudo poner en práctica sus conocimientos en cuanto a los sistemas y las permisologías sanitarias además de todo lo que implica la apertura de estas diligencias, por lo que puso manos a la obra y logró introducir todos los permisos en su nuevo espacio, encaletado, pero con todas las de la ley, comenta el equipo de Caleta.

«Ya teníamos unas ideas de los estilos que queríamos realizar y así concentrarnos inicialmente en cuatro estilos y no inventar mucho».

Dicen que las cosas tienen su propia ánima, así es el sabor de la Caleta, un robusto pero amigable aroma que te hace sentir como en la montaña, aunque hecha en la movida ciudad de Caracas. Los estilos en los que se enfocaron este par de cerveceros están cargados de valores históricos y del lugar que representan. Gustavo siempre explora la web y busca en la medida en que sea posible, realizar una interpretación fiel de los sabores y aromas a transmitir en sus productos, por lo que probar sus productos se convierte en un llamado al viaje de los sentidos desde el origen de la cerveza, hasta los que la prueban.

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Los estilos que ofrecen en Caleta comienzan con una American Pale Ale, un estilo bastante convencional pero de gran frescura y que por su cuerpo intenta salirse de los límites de lo normal, se llama “la catira quitapesares” es una cerveza clara, tal como hace referencia su nombre y medianamente lupulada. El segundo estilo es la cerveza “quién ha visto negra como yo”, es una Porter, una cerveza negra con un malteado oloroso y de lúpulo amargo. La “tremebunda” una India Pale Ale, muy espumosa pero más oscura que la catira quitapesares, una cerveza que según Gustavo te transporta a Inglaterra. Y finalmente, ofrecen la “carrubia” una Irish Red Ale, más roja que el resto, de un color ámbar y con sabores menos amargos.

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Aunque lleva la fórmula de sus cervezas de una forma muy estricta, tanto Gustavo como Germán,  saben que hacer cervezas de forma artesanal siempre tendrá un costo a pagar, y es que lo más difícil es que el mismo producto o el mismo estilo sean exactos cada vez que los elaboran:

«Con estas cosas artesanales uno tiene que fajarse para que a la larga sea la misma cerveza que hiciste hace un mes, y que sea la misma. Eso sí, la idea siempre es servir de guía turístico tanto de aromas como de sabores, esa es nuestra realidad».

La intención de Gustavo es traer siempre un producto con historia, con intención y que sea de esas cervezas que te recuerden a un lugar y tiempo determinado. En este caso, Inglaterra, país que inspira el cuerpo de sus cervezas. Esa que en algún pub probó en algún rincón de Londres, o quizás en Irlanda (con la Irish Ale), para traerla finalmente a tu mesa, para que no tengas que viajar para probar estos sabores.

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Cuando Gustavo habla de las cervezas, lo hace con pasión. Para él , hablar del carácter de cada una de estas, no es una coincidencia de fórmula, de hecho sabe muy bien de lo que habla cuando relata que la American Pale Ale es una cerveza muy interesante, ya que con ella comienza realmente la revolución de las cervecerías artesanales en los Estados Unidos y luego en el mundo. Cuenta con mucho entusiasmo, que aquel que comenzó con esto de hacer cervezas artesanales fue John A. “Jack” McAuliffe, nacido en 1945 y quien se conoce por ser el fundador de New Albion Brewing Company, la primera compañía de cervezas artesanales en Sonoma, California, cuenta Gustavo:

«Él se empeñó en hacer una cerveza que probó en una cervecería de Escocia. Entonces él se va a los Estados Unidos y ahí hace la primera American Pale Ale. Eso fue en el 76’. Pero lo más divertido de este señor es que nació en Caracas, tu sabes, por casualidades de la vida».

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Gustavo también cuenta la historia de este primer hacedor de cervezas en una sección que tiene en el blog de Arte Espumante, donde explica con detalle una de las historias más curiosas que ha recorrido la cerveza en Venezuela, casualidades interesantes que muestra con mucho arrebato.

De alguna u otra forma, Gustavo tiene mucho en común con este hombre que hace cervezas artesanales, y es que intenta perpetuar esos sabores que ha probado en recorridos extranjeros y traerlos a su país para reproducir esa misma sensación, tal como lo haría años antes Jack, con el sabor de la cerveza que probó en un viaje:

Fuimos a visitar a mi hija que vive en Bélgica y llegamos a un bar que hay dentro del campus de la universidad donde ella estudiaba y en ese bar tenían un fermentador de dos pisos de altura. Probé cinco tipos de cervezas que preparaban ellos mismos. Pues yo quedé herido de muerte y quise volver a hacer lo mismo pero acá en Venezuela.

Luego de este encuentro, invirtió todo su tiempo en aprender a través de talleres dictados por el equipo de la cervezas Norte del Sur, con Alexander Jiménez, quien por cierto es presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales. De taller en taller y curso en curso, ya estaba listo en la reproducción de aquellas cervezas que él quería retratar y presentar a los que hoy serían sus clientes exclusivos. Lo que fue un hobbie al principio, hoy para Gustavo y Germán, se ha transformado en el regocijo de este par, que pasan noche y día seducidos por los encantos que trae la espuma:

«Los cerveceros artesanales gozamos, esa es una realidad. Cada vez que hacemos una cata, o un evento o lo que sea, siempre disfrutamos un puyero».

Para conseguir sus productos, puedes encontrarlos en:

Coordenadas encaletadas

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