Por ello, la revista Bienmesabe y la Asociación de Comunicadores Gastronómicos (ACOGAVE), decidieron realizar una «gastrotertulia literaria» y celebrar, con amigos del medio gastronómico y emprendedores aliados, la confluencia de tanta sabrosura junta.
Fue el 21 de marzo en el restaurante El Asador, que dirige el chef Daniel Torrealba. Tres relatos de «Bienmesabes» fueron leídos y comentados por los investigadores gastronómicos Adriana Gibbs, Miro Popic e Ivanova Decán Gambús, en presencia de la autora quien también conversó sobre ellos, su inspiración y significado. El maestro de ceremonias fue el periodista gastronómico Alberto Veloz.
«Bienmesabes» (Editorial Gravitaciones, 2018) contiene 40 relatos de «gastroficciòn» con diferentes matices, como el erotismo y el humor negro, donde siempre está presente la comida. Está dividido en cuatro partes: Eros Poché, Jung Food, A la plancha vuelta y vuelta y Chupitos.
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(Foto de portada: Miguel Vallinas)
Adriana Gibbs, periodista gastronómica, profesora de Enología y poeta, leyó «Adiós, Desiderio», un relato en voz femenina que revela distintas visiones sobre una misma realidad, donde se habla de sardinas, pomodoros, vino, harapos y abusos.
Miro Popic, investigador y autor de varios libros gastronómicos, leyó «A Dieta», un relato que Lena dedicó precisamente a Miro y a su esposa, Yolanda. Habla del talento de poder leer a través de todo, inclusive de la comida, un don que a veces puede traer tantos problemas que prefieren ponerse «a dieta»), mientras que Ivanova Decán deleitó con «Romántico», una cena literalmente «a ciegas» que terminó en tragedia, aunque rodeada de amor.
Un helado cautivante
La heladería artesanal Fragolate endulzó de manera magistral la tarde al presentar un nuevo sabor: de Bienmesabe, presentado por Ramón y Pedro Dahdah, líderes de Fragolate, por el maestro de ceremonia de la marca, el periodista gastronómico Rubén Rojas (quien también actuó como maestro de armonías de la gastrotertulia) y por la editora de la revista digital Bienmesabe, Giuliana Chiappe.
Se elabora a partir de la torta de Bienmesabe realizada según antiguas recetas caraqueñas, y luego se deconstruye para transformarla en helado. Cremoso, permite que conjuguen perfectamente sus sabores, que se sienta el coco y el ponqué, sin que ninguno arrope al otro. Los tropezones son muy delicados, y le aportan textura a la experiencia.
Según explicó Rubén Rojas, el bienmesabe original nació en España y se elaboraba con leche de almendras. Al llegar las monjas católicas a Latinoamérica, buscaron la manera de continuar realizando sus dulces y, al no encontrar almendra, probaron hacerla con leche de coco. Así, nuestro bienmesabe es distinto al español, aunque se llame igual.
Sabores que dan que hablar
Además del helado de bienmesabe, la gastrotertulia literaria contó con aliados importantísimos que saborizaron la velada con productos de muy alta calidad. Todos contaban con referencias en algún relato del libro de Lena Yau.
Los asistentes fueron recibidos, en la antesala al evento, con un café de Carbone Espresso, realizado al instante por un equipo barista, con técnica de Aeropress.
Uno de ellos fue el pan con tomate que elaboró especialmente para la ocasión los panaderos de Four Hands Cookin, Nestor Cárdenas y María Belén Fagúndez. Se armonizaron con variados sabores de Ají Montemayor.
Pasapalos como delicadas minireinas pepiadas fueron aportados de forma generosa por Juan Miguel Rodríguez, del Grupo Express.
Y por último, el brindis cerró con vinos tintos y blancos de Corporación Askar, y tequeños de hojaldre de Tequeños Las Tías.
La tarde completa fue un homenaje a la resiliencia que caracteriza al sector gastronómico venezolano que, pese a la adversidad, se mantiene firme y decidido a seguir creciendo y haciendo cosas buenas en los cuatro puntos cardinales del país.
(De izquierda a derecha: Lena Yau, autora de Bienmesabes; Giuliana Chiappe, editora de Bienmesabe, revista digital y María Mercedes Nouel Paul, presidenta de Acogave)]]>
