Chef Jacobo Astray acerca la cocina de vanguardia a los hogares de Bangkok

«Al principio la clientela eran extranjeros que conocían el concepto de experiencias previas, pero poco a poco la balanza se va inclinando hacia los tailandeses», apunta Astray, de 33 años y natural de Galicia.
Tras celebrar el primer aniversario de su servicio «Gula: chef privado», el cocinero gallego hace un balance positivo de su proyecto, que tuvo que afrontar el desconocimiento del público local.
«En Tailandia hay una fuerte costumbre de comer fuera de casa. He visitado hogares con las cocinas prácticamente nuevas, donde nunca había utilizado el horno. Yo les vendo una experiencia nueva y exclusiva, una ‘cena de lujo’ en la que se juntan los amigos y con la comodidad de estar en casa», argumenta.
El huésped y los invitados disfrutan observando al chef frente a los fogones y a la vez aprenden las artes de crear los guisos e incluso «meten la mano» con el permiso de maestro cocinero.
Con una innegable influencia mediterránea, Astray ingenia platos donde fusiona productos importados y locales con técnicas de cocina de vanguardia.
«Con la globalización, ahora se tiene acceso a todos los mercados y productos del mundo. Lo que beneficia la ampliación del repertorio de los menús», en los que el cliente y cocinero acuerdan los platos para las degustaciones de «Gula», anota.
Marisco del Atlántico, ternera australiana u olivas españolas son parte de la oferta y algunos de los platos más demandados en los banquetes.
«Lo que más le gusta es tener al chef en casa. La apariencia que dan a sus invitados al disponer de su cocinero privado en su propio hogar. Algo que también me sirve como promoción», reconoce el gallego.
Las redes sociales en las que se permite subir fotografías y vídeos es otra de las herramientas que le permiten al cocinero español darse a conocer a un mayor abanico de clientes.
Con «Gula», el cocinero buscaba «emanciparse» después de trabajar a lo largo de su carrera en numerosos restaurantes y hoteles de España y el extranjero.
Uno de sus pasos más importantes de su andadura fue ir a Barcelona donde trabajó con los hermanos Adrià; primero en el bar de tapas «Inopia», regentado por Albert, y después en el afamado «El Bulli», una de las «mejores experiencias» de su carrera, destaca Astray.
«Haber trabajado en ‘El Bulli’ es una de las razones que me han ayudado para aventurarme en solitario. Me permite tener una experiencia que es reconocida fácilmente y te ayuda a abrir puertas», apunta el chef, que pasó tres temporadas en el restaurante de Ferran Adrià.
«Siempre intento aportar un toque de ‘El Bulli’ a mis menús», remarca, antes de agregar que no dudaría en regresar al restaurante si reabriera a pesar de la «responsabilidad, exigencia y horas dedicadas».
Astray, quien también posee el pequeño restaurante «Broken Eggs» en la metrópoli tailandesa, ofrece además con «Gula» un servicio de asesoramiento para otros mesones abiertos o que piensan a abrir donde ayuda a crear nuevos conceptos para la clientela y diseñar la carta, entre otros quehaceres.
«En una ciudad como Bangkok, que crece tan rápido, no te puedes dormir. Siempre hay que seguir buscando nuevas ideas para evolucionar», sentencia.

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