Entrevista

Chucho Rojas

FOTOS: PATRICK DOLANDE
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En los albores de los años ochenta, del pasado siglo, Jenny, una morena fina y trinitaria, quien no solo fuera chef del Hotel Hilton de Trinidad y Tobago, sino que también se inició y formó en las artes de los sabores en la escuela Cordon Blue de Londres, llegó a Tucupita en busca de una nueva oportunidad laboral

Por esa época la capital del estado Delta Amacuro no era un rimero de chances. Al contrario, barría la desolación. Sin embargo, después de tanto hurgar, entró a casa de una familia, de un matrimonio, cuyo señor era de Clarines y ella de Monagas. Seis hijos había. Y a este batallón, la cocinera le coció banquetes increíbles.

Jesús, el menor de los seis hermanos, contaba con nueve años cuando llegó la nueva cocinera y en ese momento, oficialmente, empezó su formación culinaria. Ella por ser practicante de la religión adventista, no podía manipular carnes rojas. Por ello, el pequeño, se encargaba de toda la preparación del condumio.

La vida fue pasando, el benjamín de la casa creció, hizo estudios de comunicador audiovisual y, al final, entendió que su felicidad estaba en la cocina. Por eso, en los noventa, Jesús, mejor conocido como “Chucho” Rojas, emprendió estudios en Estrasburgo, luego Alsacia. Estuvo en la honorable escuela Ferrandi y después de un notable desempeño, se especializó en el restaurante de Pierre Gagnaire —donde la experiencia fue bastante interesante ya que todos los conocimientos aprendidos hasta ese día habían sido clásicos y rígidos. Ahí, en el restaurante, se soltó, valoró el color y el equilibrio y se atrevió a hacer.

Así es Chucho Rojas. Uno de los pocos cocineros venezolanos que se ha especializado en la presentación de todos sus platos en pequeñas proporciones. Ejemplo de ello es su Amuse Bouche, espacio francés, ubicado en el centro comercial Los Naranjos. Es socio y creó la carta de todos los pequeños bocados que sirven.

En cada mordisco, se pueden sentir los sabores venezolanos bajo técnicas aprendidas en Francia, lo que le ha dado un resultado satisfactorio en sus propuestas.“Cuando regresé a Venezuela, fue para hacer una asesoría y volver a Francia y, al llegar, me encontré con un país fantástico con ganas de echarle pichón a la vida y con mucha actividad gastronómica. Así que tomé una decisión importante: quedarme. De las mejores cosas que me pasaron cuando volví, fue que mi amigo Federico Tischler me facilitó un listado de proveedores ‘sin ton ni son.’ Eso es algo que no tengo cómo agradecer”, comparte Rojas.

Comentando sus proyectos para el 2013, suelta: “Aquí tengo cuatro años como socio y creador de la carta de Amuse Bouche. Por otro lado estoy en proyectos privados y para este 2013 planeo estar en Psi-Cocina, emprendido por mi esposa Anabella Barrios, quien trabaja con niños mientras aplica psicología a través de la cocina”.

Chucho apuesta por Venezuela, por sus productos y confía en que en el momento en que los proveedores se especialicen en cada elemento que cosechen, empezará una mejora notable en nuestra culinaria.

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