Vida sana

¿Cómo hago para que en casa coman más vegetales y frutas?

En medio de las tentaciones de la calle y el colegio, la tarea de inculcar hábitos de alimentación saludables a los niños es cada vez más compleja. Aún con tantas tentaciones “dulces” a nuestro alrededor, es posible y aquí compartimos algunas ideasPara muchos padres la inclusión de frutas y/o vegetales en el menú de los pequeños de la casa puede representar una tarea titánica. Muchos terminan en el piso o se los come la mascota y es entonces cuando salta la duda: ¿Estará bien alimentado? Hemos heredado la premisa que las frutas y los vegetales son buenos para la salud, entonces si son tan buenos… ¿por qué nos cuesta tanto comerlos?

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Un altísimo porcentaje de niños manifiesta un rechazo innato por probar alimentos nuevos, un fenómeno denominado neofobia alimentaria. Se trata de un mecanismo de supervivencia heredado de nuestros antepasados que, inconscientemente, disuade a los seres humanos a edades tempranas de probar alimentos que podrían ser tóxicos.
Los expertos aseguran que explicarle a los niños que una comida nueva es «buena para ellos» no reduce la neofobia, mientras que sí se reduce cuando se les dice que «sabe bien». Los niños empiezan a mostrar neofobia alimentaria a partir de los dos años de edad y, en los casos más graves, puede mantenerse hasta la edad adulta. Así que resulta importante no forzarles a que coman un nuevo alimento y en su lugar, incorporarlos uno a uno en pequeñas cantidades y de manera repetida.
La actitud de los padres es muy importante, ya que hay estudios que señalan que la neofobia es hereditaria. A partir de los dos años resulta más difícil introducir cosas con las que no ha existido experiencia gustativa (intrauterina o a través de la leche materna), de manera que las madres que siguen una dieta monótona durante el embarazo y la lactancia en cierta manera predisponen a sus hijos a la neofobia.
Las preferencias alimentarias de los niños están fuertemente influenciadas por las veces que los padres presentan la comida a la mesa y por su perseverancia en volver a enseñar la comida que los niños rechazan. Si los niños ven de nuevo la comida, llegará un momento en que terminarán probándolo. Es posible que tengamos que ponérselas de 10 a 15 veces antes de que se acostumbre a comerlas y lo recomendable es presentarlas de distintas maneras (crudas, cocidas, en puré, en sopa) evitando en la medida de lo posible que el sabor se enmascare con el de otro alimento, pues si bien es cierto que con eso lograremos que lo coma una vez, en cuanto descubra “el truco” lo rechazará de inmediato.
El hambre, que es la normal demanda del alimento, es diferente al apetito que es el normal deseo de satisfacer el gusto. La conducta alimentaria de los niños necesita una guía desde que son pequeños y nadie mejor que la madre o el padre para guiar este proceso. Utiliza los momentos de hambre para incorporar esos alimentos menos populares en casa.
Se recomienda crear un ambiente agradable y evitar llenar el plato con mucha comida, eso en lugar de ayudar le creará un estrés innecesario por la presión de terminar cuanto antes para hacer sus actividades favoritas. Por otra parte, intenta planificar para que la hora de comer sea solo para eso, evita los elementos distractores como TV, dispositivos móviles y juegos y haz tu parte, evitando los distractores de los “adultos” como tabletas, periódicos y dispositivos móviles.
Regálate ese momento con la familia y dale este tiempo de “valor” que muy pronto dará sus frutos. Evita desesperarte y convertir la hora de la comida en una batalla campal. Eso solo alimentará un vínculo negativo con la comida que si no se canaliza de forma apropiada tendrá consecuencias incluso en la edad adulta.
Los vegetales tienen un sabor fuerte y en ocasiones amargo. Algunos estudios afirman que el gusto dulce es innato, por esta razón los niños lo aceptan sin problemas; en cambio los gustos ácido, salado y amargo se aprenden y, en el momento de conocerlos serán mejor o peor aceptados por el niño.
Predicar con el ejemplo es otro factor clave en la incorporación de frutas y vegetales en las comidas de sus hijos. Vale la pena preguntarse entonces ¿Estoy comiendo suficientes porciones de estos alimentos? Disfrutar de estos alimentos frente a los pequeños puede estimularlos a probar más rápido. Incorporarlos a la hora de comprar y preparar estos alimentos contribuye de manera positiva.
Permíteles involucrarse en el proceso y la curiosidad podrá más y de seguro querrán probar. Dale opciones a la hora de comer, ofrece dos tipos de frutas o dos tipos de vegetales cada vez y permíteles “tomar el control” en ese momento. Presenta en el plato estos alimentos menos populares de una manera agradable a la vista.
Debemos ser conscientes de que cuando vemos imágenes de comida, los procesos físicos que controlan nuestra percepción del apetito son estimulados involuntariamente y basta con ver un plato de comida de aspecto delicioso para que se estimule el apetito. Desde los famosos cortadores de galletas para estilizar a los vegetales, pasando por pizzas coloridas con muchos vegetales, hasta simplemente presentar los alimentos en porciones más pequeñas, son ideas que pueden contribuir a mejorar la hora de la comida.
Si en casa es una “lucha” para que los adultos consuman vegetales… ¿cómo espero que a mis hijos les gusten? Recuerda que los padres son el modelo a seguir y si ellos están bien y comen saludable, ellos por imitación también lo harán.
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