Gente del oficio

Conoce uno de los barrancos más orgánicos de San Antonio de los Altos

Mi Barranco es un proyecto auténtico, especial, modesto pero muy apreciado entre las propuestas de compra de productos orgánicos, verdes y frescos en Venezuela. Incluso, sin pecar de exagerados, podríamos decir que es una de las ofertas más justas entre sus semejantes, ya que en cuanto a calidad y precio siempre tendrás garantía de un producto único desde su cosecha hasta tu casa

Fotos: Alejandro Cremades
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Mi Barranco es un negocio familiar que ofrece productos orgánicos, naturales y nacionales basado en tres aspectos fundamentales: calidad, selección y origen. Desde espinacas recién cosechadas hasta polvos de vegetales hechos en casa, todos son productos con historia y trascendencia, ya que vienen de la mano de productores de pequeñas empresas que enfocan toda la atención en la importancia de cada elaboración y el proceso está determinado por las manos que la cosechan y empaquetan. La familia que hace posible este fresco proyecto está conformada por Alonso Gil, su señora Beatriz Gil, quien lleva casi todas las experticias del comercio y sus hijos: Carolina – licenciada en idiomas y graduada en cocina del ICC y Carlos -diseñador industrial.

La idea de Mi Barranco surgió hace dos años por una pasión que tenía Alonso Gil quien comerciante venezolano y que desde joven cultivaba en casa de su mamá, recuerdos que según su hija Carolina, están colmados de verdes intensos que lo incentivaron a seguir con este increíble esbozo convertido en realidad.

«Nosotros vivíamos en Maracay frente al Henry Pittier y mi papá cada vez que llegaba del trabajo, subía para la montaña a sembrar y así toda la montaña llena de matas».

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Para Carolina, su padre ha ganado lo mejor de los dos mundos. En primer lugar, porque logró unificar una de sus pasiones más genuinas junto con su profesión de comerciante. En el pasado, Alonso fue dueño de tiendas de ropa y hasta de productos dulces pero nunca se había planteado la siembra como un modo de vida y así ganar provecho a nivel comercial. Sin embargo, el tiempo pasó y la dinámica familiar terminó por encaminar a este hacedor de la tierra a emprender nuevas cosechas y a “lanzarse por ese barranco”.

«Nos vinimos a Caracas porque mi hermano y yo empezábamos la universidad, así que mis padres vendieron la casa y comenzaron a buscar un terreno en San Antonio. Lo cómico del asunto es que  el terreno que eligió era tal cual un barranco y cuando se lo muestra a mi tío éste le dice: ¿y tu estás seguro de lanzarte en este barranco? Y así comenzó todo», Comparte Carolina

Primero empezaron por sembrar espinacas, luego una amiga de la familia les trajo unas semillas de col rizado, lo que resultó todo un éxito ya que según Beatriz Gil (esposa de Alonso), se le daba de maravilla y decidió llevar sus cosechas a sus amigos y familiares, encantando a todos con el sabor único de un producto hecho en casa.

«Hacía las lechugas, las espinacas que le salen deliciosas, la rúgula, entre otros verdes y las regalaba en bolsitas de automercado», comentan madre e hija.

Convencidos de la gran satisfacción que sentían todos los que probaban las cosechas de Alonso, no dudaron un minuto más, pusieron manos a la obra y armaron un equipo compuesto por un núcleo familiar diverso en disciplinas y rico en experiencias que aplicaban muy bien a lo que hoy es Mi Barranco.

Carolina, quien lleva la parte de la cocina y el desarrollo de productos nuevos para la marca, ya tiene en su haber alrededor de seis artículos creados por ella lo que le aporta un nivel de carácter mucho más íntimo en su diversidad.

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Además de los productos que seleccionan de forma delicada y minuciosa, esta familia ofrece una variedad de productos realizados in house. Desde los tomates pelados recogidos de la granja en Club de Campo, jaleas, waffles de plátano, champiñones deshidratados, los polvos de espinaca, de kale y de zanahoria y los frups que son unas láminas de frutas y productos deshidratados sin azúcar añadida ni conservantes y jugos, que le encantan a los niños, entre otros productos elaborados a través de ingredientes cosechados en San Antonio 100% orgánicos y con un cuidado especial, así lo afirman Beatriz y Carolina:

«Nuestras tierras no son tratadas, simplemente el vegetal está sembrado y no le ponemos ningún tipo de químico ni de pesticidas ni nada y lo más importante de nuestros verdes es que solo pasan por un reducido equipo de tres personas en conjunto con mi papá, que son oriundos de Club de Campo; ‘el Catire’ y ‘Félix'».

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El señor Gil se levanta todas las mañanas a cosechar pedidos exclusivos para los clientes de la tienda y que llegan directamente a las manos del consumidor ya que al encargar con un día de anticipación los verdes, estos son admitidos y recogidos el mismo día que se va a entregar al cliente, lo que representa sin duda alguna, una marca diferencial entre muchos locales que ofrecen el mismo producto, pero con una historia totalmente distinta.

Esto por supuesto significa una producción controlada y petit de todo lo que salga de Club de Campo y aunque pueda parecer un obstáculo para otros competidores, para esta familia es uno de los estandartes que con más orgullo llevan ya que no se trata de cantidad, sino de calidad.

«Los vegetales nunca están esperando aquí a ver quien los compra sino que nosotros lo cosechamos para entregártelo. La única tienda que hasta ahora ha entendido estas condiciones han sido los de Frescados y solo les llevamos los verdes tres veces a la semana, lo que garantiza su frescura».

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La misma dinámica funciona para los jugos, ya que los preparan al momento de hacer el pedido y los exprimen especialmente para ti. Incluso para aquellos que no puedan ir a comprar al establecimiento, pueden hacerlo por la página web y realizar a través de esta plataforma, todas tus compras y recibirlas por servicio delivery, lo que genera mucha más comodidad, además de la posibilidad de adquirirlos a través de 10 tiendas de la capital y en otras partes del país como Margarita, Falcón, Valencia y Maracay.

Los productos que deciden ofrecer en Mi Barranco trascienden gustos particulares. De hecho, tienen lo mejor de los dos mundos, desde artículos para celíacos hasta jabones artesanales hechos 100% en Venezuela. Carolina cuenta que al principio solo deseaban vender productos propios pero que abrieron sus opciones al vender aceite de coco ya que muchos de sus clientes así lo pedían y que luego, les fue tan bien que agregaron a su listado otros artículos.

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«Nosotros investigamos sobre los productos, los proveedores a elegir y cuáles son los mejores, probamos todo antes de venderlo. No existe ni un producto aquí que no nos guste».

La selección de productos que no elaboran en la granja es variada. Al entrar a la tienda principal (una casita de lo más escondida en Chacao) puedes conseguir cafés de altura provenientes de Lara, Portuguesa y Boconó. Naranjas traídas de Nirgua –Edo. Carabobo, aceite de coco de Falcón, casabe de los esteros de Camaguán- Edo. Guarico, harina de coco, caraotas de Nirgua y quesos de La Guanota en Monagas.

«Tenemos un proveedor súper bueno que tiene maravillas de quesos artesanales y unos salchichones artesanales venezolanos pero parecen italianos. La semana pasada nos trajeron unos raviolis artesanales también, vamos probando con los productos a ver que tal y así vamos seleccionando».

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Otra de las ventajas provechosas que tienen es que los pedidos son de acuerdo a la persona que lo solicita, y Beatriz comenta que si al llamar desean un regalo para una señora de una edad en particular – por ejemplo, lo realizan en base a esas descripciones con una selección de productos:

«Le mandamos una foto al cliente, le decimos el precio y si desea agregar algo. Luego lo arreglamos todo en los totes diseñados por Carlos, y mandamos el pedido con dos flores».

Coordenadas Mi Barranco:

*Por ahora el servicio delivery solo se ofrece en los municipios Chacao, Sucre, Hatillo y Baruta.

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