Piensa en el sonido que se produce cuando mordemos una manzana. ¿Lo tienes? Ahora piensa en el sonido que genera morder un trozo de pan tostado.
Dos alimentos diferentes, dos sonidos diferentes.
Aunque la tendencia inicial sea calificar el sonido generado por ambos alimentos indistintamente como crujiente o crocante dependiendo de lo primero que se nos atraviese en la mente. Existe una diferencia marcada entre ambos:
Agua
El porcentaje de agua en un alimento es lo que puede definir si algo es crujiente o crocante. La textura que recibe un alimento depende en gran parte de su composición de agua.
De acuerdo a Charles Spence, catedrático de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, Los alimentos crujientes no suelen tener agua en sus propiedades, en cambio los alimentos crocantes pueden contener agua.
Esto va a influir en la textura y el sonido producido al momento de morder los alimentos. De acuerdo a Spence, lo crujiente será percibido por el oído externo y lo crocante a través del oído interno, dientes y encías. La sensación la otorgará la cantidad de agua que componga cada alimento.
En palabras más simples, un alimento crujiente se define porque solo suena al masticarlo, no implica más. Un alimento crocante involucra una textura que va más allá del sonido.
Los snacks en bolsa, son un ejemplo de alimentos crujientes, una zanahoria es un alimento crocante.
En principio suele ser difícil hallar estas distinciones, pero de ahora en adelante, puedes hacer la prueba de sonido y tratar de distinguir entre un alimento crujiente y uno crocante.
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