Vida sana

El proyecto de la calabaza aguamarina para este Halloween

Las familias sujetas a régimen especial de alimentación no dejan de sorprenderme y para esta celebración de Noche de Brujas o Halloween, conocí una hermosa iniciativa digna de replicar: The Teal Pumpkin Project o El Proyecto de la Calabaza Aguamarina: un movimiento integrador que brinda seguridad a las familias de chicos con alergias e intolerancias alimentarias Navegando por las redes encontré una interesante iniciativa impulsada por FARE (Food Allergy Research & Education) llamada Teal Pumpkin Project®, una propuesta para sensibilizar a la población sobre las alergias alimentarias y promoción de la inclusión de todos los chicos durante la temporada de Halloween.

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La propuesta es sencilla pero muy poderosa y poco a poco ha ganado seguidores en todo el mundo, especialmente en aquellos donde la noche de brujas puede ser realmente una pesadilla para los padres con niños alérgicos a uno o varios alimentos o ingredientes.

El Teal Pumpkin Project® es una idea original de Becky Basalone, madre de un niño cuyas graves alergias alimentarias hicieron que cada noche de Halloween se convirtiera literalmente en una noche de terror donde las pesadillas más espantosas se hacían realidad. Para permitir que su hijo y su hermano mayor participaran con seguridad en la diversión de Halloween, Basalone cambió el cuenco de dulces por un cubo con pequeños juguetes y tarjetas de información acerca de las alergias alimentarias.

Asimismo y para alertar a las familias de su vecindario de Tennessee, ella pintó una de las calabazas de la familia de color aguamarina, el color representativo de las alergias alimentarias. El empeño de esta mamá captó la atención de FARE, quienes decidieron promover la campaña a escala nacional.

Desde entonces, la iniciativa se hizo viral: En palabras de Lois Witkop directora de promoción de FARE “Había 1,500 participantes registrados en el mapa de FARE en 2014 y ese número creció a 10.000 en 2015″

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Este año esperan convertir la iniciativa en algo más grande, pues a la campaña se unieron varias tiendas minoristas que comparten en sus establecimientos los carteles promocionales para que las personas tengan la información adecuada en el punto de venta y puedan llevar a casa opciones para compartir con estos chicos.

¿Cómo funciona esta iniciativa?

La idea consiste en colocar una calabaza color aguamarina (teal en inglés) en la puerta de cada casa, como una señal que le indica a los chicos que tienen disponibles obsequios que no son comida, como palitos de luces o juguetes pequeños. Este acto simple promueve la inclusión de los chicos con alergias a los alimentos y otras condiciones.

Como pude constatar en el sitio web del proyecto, la iniciativa se ha extrapolado a las escuelas y oficinas, de manera que en todos los espacios no solo se incluyan a las personas diagnosticadas con alergias alimentarias, sino también a otras condiciones que requieren atención como las intolerancias alimentarias y la diabetes.

En nuestro país, esta costumbre no está muy arraigada, no obstante, con la globalización de la información, veo cómo hay cada vez más intentos por ponerla en práctica en los espacios como los colegios y sin hacer juicios sobre la conveniencia o no de incorporarla.

Creo que estamos en un momento crucial para poner algunas reglas, pues en tiempos de malnutrición, diabetes y sobrepeso/obesidad, promover una costumbre que invita a recolectar “chucherías” dista mucho de ser congruente con nuestra realidad, así que si me acompañó hasta aquí, lo invito a incentivar una celebración de Halloween con consciencia, atendiendo las necesidades clave de los chicos de hoy, brindar opciones más saludables si decide compartir obsequios comestibles o brindar alternativas no comestibles.

Si necesita acompañamiento para diseñar estrategias comunicacionales para sensibilizar en materia de alergias e intolerancias alimentarias, estoy a su orden a través de [email protected].

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