Lecturas sabrosas

En Japón se enamoraron del cacao de Chuao

En Japón se enamoraron de Chuao y su cacao. De esa pasión nació la tableta de Chocolate Chuao. Así lo contó la chef y chocolatier María Fernanda Di Giacobbe en las charlas de los jueves de @cacaodeorigen en la Hacienda la Trinidad.

Texto y fotos: Jamila Briceño / @saberycomer
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Desde su compromiso de ser cicerone a distancia, María Fernanda Di Giacobbe contó de la elaboración de la tableta de chocolate Chuao en Japón. Fue una charla con historias emotivas, no solo de cómo hacen chocolate con nuestro cacao, sino cómo logró que la cultura japonesa, un tanto rígida, se impregnara de nuestro espíritu. El cacao de nuestras haciendas está en Japón.

“No hay cómo comprimir tanta celebración, tanta alegría en esta charla de hoy”, dijo María Fernanda.

La tarea de María Fernanda Di Giacobbe no es nada fácil. Es lograr que la mente y el corazón de un japonés hayan entrado a un pueblo en medio de la ferocidad del mar y la selva, que perciba los árboles de cacao sencillamente ahí, salvajes bajo la sombra de bucares y samanes milenarios. Así, María Fernanda le explica a Japón que «más allá de todo lo que tenemos que aprender, científicamente, culturalmente, hay una cosa que nace aquí y es esa pasión con que se cultiva o se cosecha el cacao de Chuao. El trabajo que esas mujeres ponen, que no tienen horario ni fecha en el calendario, es lo que hace que cada vez que hacemos Chuao se me salgan las lágrimas”.

Y ¿cómo el cacao de Chuao no va a ser el más famoso del mundo con una embajadora que contagia a los japoneses de la pasión desmedida de los tambores africanos en cada fiesta de cosecha?

“Los hombres cosechan de la mar y las mujeres de la tierra”, se dice allá. El patio de secado cae rendido ante la iglesia azul y blanca. Y ahí las mujeres extienden las semillas de cacao en formas de círculos y cuadros. Chuao es cacao, y viceversa.

“Los diablos bailan en el patio de cacao. San Juan baila en el patio de cacao. Los pastores bailan en el patio de cacao. Semana Santa es en el patio de cacao. La iglesia está al frente del patio de cacao. Todo Chuao gira en torno al cacao. Todo”, describe.

El realismo mágico del cacao de Chuao está en Japón.

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Chocolate de Chuao: ¡Chocoreto de «Venezuera»!

Todo a la vez: En Japón, mientras “batían el chocolate”, decoraban la tienda Theobroma en Tokio y diseñaban el empaque de la tableta Chuao que se presentó en el salón del chocolate París.

El empaque es simple. Tiene los colores crema y azul de la iglesia. “Chuao es Chuao, no hay que poner más nada”.

Los verdaderos fuegos artificiales se encuentran dentro del empaque al degustar la tableta. Dentro de la tienda el color si vibra por todas partes. Fotos de la iglesia, del patio de secado.

“Y a cada persona que entraba a la tienda las muchachas le decían ‘Buenos días, bienvenido a Chuao, chocoreto Venezuera”, como la pronuncian en japonés. Les enseñaban la tienda, le daban una postal de los diablitos danzantes, probaban chocolate y compraban la tableta. Y cuando los clientes se iban las muchachas lo invitan a volver con una reverencia diciendo “Chuao pescao” y los venezolanos pegaban del techo de la alegría.

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María Fernanda te enseña, María Fernanda entretiene…

María Fernanda Di Giacobbe le explica a Japón y al mundo que el cacao “es enamorado” y por ende tiene la diversidad genética que hay en Venezuela. Las plantaciones son mixtas, las maracas son rojas, verdes, azules, amarillas. Tal cual como nosotros. Sin embargo, María Fernanda en sus clases tiene una curiosa manera de explicar a los japoneses las características de los cacaos criollos perfectos.

Estira sus dedos y describe: “Son alargados». Frunce la cara y dice: «¡Muy arrugados!». Y sigue: «Son largos, tienen una nariz y cuello de botella. Y generalmente, pero sin que eso quede como una regla, van del amarillo al verde, con un velo blanco que como decían los franceses les recuerda la porcelana china». Todo el mundo se ríe.

«Eso me costó como tres años, que alguien (en Japón) se riera. Porque reírse es un poco falta de respeto. Y yo echo chistes pero la gente no lo traduce, porque o estudias o echas chistes. Entonces, los japoneses ahora se han venezolanizado. Trabajan, echan vaina, bailan, hacen chocolate, empacan, comen. Todos en Green son venezolanos y ellos nos han vuelto japoneses”.

El equipo de @cacaodeorigen tiene 12 años dando clases en Japón y ellos aprenden rápido. A la pregunta «¿dónde nació el cacao por primera vez en el planeta?» responden: «en Venezuera«. Escribieron en el empaque Venezuera, así como todos los bombones que venden en Theobroma, la tienda en Tokio.

“Están todos los bombones en el orden geográfico de este país que tienen aquí, donde nosotros nacimos. Y entonces dice Zulia, Malacaibo, Puelto Cabello, Calenelo, Palapala. Y dice, trabajamos con cacao de Venezuera

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¿Por qué Chuao en Japón?

Porque así es Chuao. Los conocimientos técnicos hacen falta y en Japón los conjugan valorando la fuerza de las mujeres de Chuao. Ellas cosechan la tierra y el chocolate sabe a la experiencia de las tradiciones que llevan en la sangre.

“Imagínense cómo serían los japoneses que no pueden llorar en público, llorando cuando probaron la tableta de Chuao”, recuerda la chocolatier.

Cada bocado de tableta es un pedazo de Chuao. Del patio de secado y de los tambores. Cada pieza de chocolate recrea en la mente de un japonés las semillas de cacao secándose en círculos y en cuadrados perfectos. Ese orden ortogonal y repetitivo se funde con una carga erótica, cinética, de música africana de procesos indígenas y de los hijos de África.

Así es Chuao en Japón.

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