Entrevista

Florencia Rondón, siempre merienda

Existe la leyenda urbana de que quienes se encargan de elaborar dulces no son precisamente quienes más los consumen. Ese no es el caso de la chef pastelera Florencia Rondón

florencia rondon
fotos: patrick dolande
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Desmiente esa teoría y afirma que tiene una gran debilidad, principalmente por los helados. Además, se regodea en la hora de la merienda y el chocolate la hace suspirar en cualquiera de sus expresiones.

Los que conocen el arte de la pastelería, saben que para destacar, este oficio requiere de organización y medidas exactas en los ingredientes. Es por eso que este oficio es perfecto para Florencia, quien se define como una persona estructurada y organizada, que se siente cómoda con el paso a paso de una receta y que terminará complaciendo al sentido del gusto a través de la disciplina.

Por eso, al hablar de dulces, a Florencia definitivamente “le ronca el mambo” a la hora de cocinar y fe de ello, lo pueden dar los cuatro locales, que cual galerías, exponen sus obras: Mokambo, Antigua, Madame Blac y en Colombia, Nolita. Discípulo de Pierre Blanchart, comparte: “él tenía la capacidad de hacer con todo maravillas”. También trabajó con el pastelero belga que hacía la fresier de la pastelería Mirage, ubicada en El Rosal. Para terminar de formalizar su carrera, estudió en la escuela americana The Culinary Institute of America, ubicada en la ciudad de Nueva York, espacio donde también Edgar Leal y David Posner cursaron estudios.

Los dulces de Florencia son de la escuela francesa pero, dentro de su oferta, hace algunos guiños a la pastelería venezolana. De los más vendidos están el bienmesabe y la torta de queso criolla que constantemente piden los clientes. No conforme con eso, busca marcar la diferencia: “así como nuestros macarons cambian de color, hacemos un eclair morado relleno de chocolate. Me gusta que la gente nos recuerde, dentro de la competencia, porque además de la calidad que ofrecemos, tenemos algo que nos distingue que es el color”.

Si bien el azúcar es su preciado tesoro, en algún momento, le gustaría trabajar con algunos ingredientes que sean aptos para celíacos o que por lo menos sean más sanos. También sueña con poder ofrecer en los espacios de Madame Blac, los scones ingleses, ya que forman parte de una hora importante para Florencia: la merienda. Y comparte: “para mí las meriendas están dentro de mis recuerdos de infancia donde mi mamá invitaba a sus amigos a la casa”.

En medio de tanto trabajo y triunfos, se acercan dos eventos importantes para esta pastelera: el primero es una publicación de una editorial inglesa que recopila varios pasteleros alrededor del mundo, y ella está incluida. Por otra parte, y frente a la escasez de producto a la que se enfrenta, acaba de crear un nuevo postre que, para esta edición, ya está en la carta de sus locales: un bizcocho de chocolate negro, con cremoso de chocolate y una jalea de mango. La combinación de sabores será la protagonista de esta maravilla que encantará a varios “chocohólicos” de la ciudad. Mientras tanto agrega: “en Colombia tengo la facilidad de elaborar mi torta ‘Tres texturas con chocolate Valrhona’ y aquí con lo que consigo, trabajo con las mejores marcas nacionales”.

Se podrían decir muchísimas más cosas de Florencia. Sobre todo que está enamorada de su hijo Mateo. Tanto así que de los dos tatuajes que tiene, uno dice “Mateo, hombre de Dios” y cuando se le pregunta por él, la sonrisa no le cabe en la cara. De hecho, durante la sesión de fotos, todas las sonrisas brindadas a la cámara, fueron inspiradas en él. Al preguntarle que quién era Madame Blac, con una sonrisa pícara contestó: “Madame Blac somos todos. Este sitio refleja lo que cada uno de nosotros somos como grupo. Es una figura que nos acobija. Me he tomado para mí ese nombre, y a veces, Ana Belén o Paul dicen que soy yo”.

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