Curiosidades

¿Hacer vida en una furgoneta? Sí se puede

La vida nómada está cobrando popularidad entre las generaciones más jóvenes, que demuestran que solo con una furgoneta bien equipada se puede llegar lejos

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La felicidad se halla en cinco ventanas, una cama con vista, una mesa, una pequeña cocina y una ducha-lavabo. Así viven los franceses Kevin y  Tifenn y su perro Bidule en su furgoneta acondicionada.

Hacer vida en una furgoneta es algo que a muchos les parecería limitante, sin embargo para Kevin y Tifenn la vida nómada y flexible les permite disfrutar de su «jardín infinito» refiriéndose a la oportunidad de conocer el mundo con el vehículo.

Kevin y Tifenn
Kevin y Tifenn en su furgoneta

Para los jóvenes, la idea de una carrera profesional es prehistórica, muchos rechazan esta idea. «La relación con el trabajo ha cambiado. Este no debe ocupar toda la vida», analiza Michael Fice, sociólogo experto en la juventud.

La furgoneta de Kevin y Tifenn se parece a un estudio, cuenta con dos paneles solares en el techo que les proporcionan autonomía eléctrica, cuentan con un depósito de agua de 170 litros e incluso con una «lavadora».

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«Utilizamos la técnica de los kayakistas: un bidón, piedras y agua. Cuando circulamos, las vibraciones lavan la ropa», explica Kevin Laurent, de 25 años, al borde del magnífico lago de Saint Guérin, en los Alpes franceses, donde estacionó.

«Nuestro alquiler es la gasolina», resume, refiriéndose al gasto que deben hacer en combustible. En su estantería, destaca un libro que lleva por título «Cero residuos» y una máxima de Séneca: «Apresúrate a vivir bien y piensa que cada día es por sí solo una vida».

La pareja se toma su tiempo, no viaja lejos, va de excursión, monta en bici. En invierno, trabajan como camareros en una estación de esquí, 70 horas por semana, para poder vivir de esta forma el resto del año.

«Se trata de gastar menos para trabajar menos», resume Kevin.

Hacer vida en una furgoneta
Hacer vida en una furgoneta

No tan jóvenes, Clémence Polge y Thomas tienen 35 y 34 años. Hace año y medio, lo abandonaron todo para vivir en su caravana bautizada «Teniente».

Clémence Polge
Clémence Polge en su furgoneta

«Solo tenemos un retrete seco, no hay gas ni agua». Su única necesidad indispensable: un abono mensual a internet de 80 gigas, puesto que ambos trabajan desde su pequeña morada. Él como traductor-redactor, ella como grafista y arquitecta de interior.

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nómadas digitales

La pareja integra los llamados «nómadas digitales», una categoría en pleno auge.

Ninguno de ellos cierra totalmente la puerta a un eventual retorno a su vida anterior.

Y es que este modo de vivir aparentemente idílico también tiene sus días de lluvia, duchas frías, promiscuidad en pocos metros cuadrados, muchas horas empleadas en buscar un sitio para aparcar, entre otros percances. Sin embargo, para estos jóvenes, las vistas variadas lo valen todo.

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Los paisajes que conocen valen todas las incomodidades

Y tú, ¿te atreverías a vivir así?

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