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La mágica experiencia de preparar helado con Fragolate

El equipo de Bienmesabe visitó el laboratorio de la heladería Fragolate para vivir en primera persona, la experiencia de preparar un helado artesanal, untuoso, fresco y, por supuesto, sabroso

Foto: Sara Rada.
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A la mayoría de las personas alrededor de todo el mundo les encanta el helado. Sin embargo, muy pocos han tenido la oportunidad de ver de cerca el proceso mágico de prepararlo y solo algunos pudieron preparar “helados de verdad” con la heladería Kreisel . Por esta razón y para cumplir uno de sus sueños de “cuando eran pequeñas”, el equipo de Bienmesabe visitó Fragolate, donde se convirtieron en heladeras y tuvieron la oportunidad de elaborar sabores tradicionales y otros más exóticos.
El laboratorio de Fragolate se encuentra ubicado en un antiguo edificio en el centro de Caracas. Aunque el ascensor es un poco oscuro, al entrar por la puerta del lugar un aroma sabroso y natural de helado de mantecado da la bienvenida y  traslada a los mejores momentos de la infancia.
En la primera habitación se encontraba Rubén Darío Rojas, embajador de la marca, quien contó la historia de Fragolate, los obstáculos que ha tenido, sus logros y algunas anécdotas graciosas que inflan el pecho de orgullo de cualquiera de sus oyentes. Adicionalmente, se encargó de proporcionar cuatros gorros para asegurar la higiene durante la elaboración del helado.
 “Fragolate nació entre 2012 y 2013. El nombre viene de la descomposición y unión de dos palabras. Fragola que es fresa en italiano y Late de chocolate en español, que son los sabores de helado más vendidos a escala internacional”.
En la siguiente sala estaban dos integrantes del equipo de Fragolate, Rigoberto Caicedo y Carlos Terán, quienes se encontraban alrededor de una máquina italiana, ni muy grande ni muy pequeña, cuyo tamaño se asemeja al de una dispensadora de chucherías. En ella sucede toda la magia, desde pasteurizar algunos ingredientes hasta congelar y expulsar el producto final ¡Esta máquina lo hace todo!
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No obstante, la máquina no es la encargada de inventar los nuevos sabores que evitan que el paladar de los clientes se aburra. Para ello están Rigoberto Caicedo y Carlos Terán, quienes trabajan en Fragolate desde hace 14 y cuatro años respectivamente, y los hermanos propietarios de la heladería, Pedro y Ramón Dahdah, quienes se han dado cuenta de que el ingrediente principal de cualquiera de sus recetas es la imaginación.
Rigoberto y Carlos llegan al laboratorio bien temprano para escoger los ingredientes que se utilizarán. Usualmente, al final del día, producen entre 120 y 200 litros de helado de acuerdo a la demanda.
Antes de comenzar, se debe saber con certeza cuáles son los sabores que se van a preparar durante el día. Al ser Fragolate  una heladería artesanal por no utilizar conservantes sino solo estabilizantes, la marca se esfuerza por asegurar la frescura de sus helados.
“Al ser artesanales las opciones que se ofrecen dependen de la temporada. Así, se logra utilizar la fruta en su punto óptimo y más sabroso”, dice Rubén Rojas.
Además, como se utiliza una sola máquina, es necesario preparar primero aquellos sabores “claros” y, luego, los más oscuros. De esta manera, se evita la invasión de colores y sabores durante todo el proceso.
 “En Fragolate se prepara tanto helados como sorbetes. La diferencia entre ellos radica en que el helado necesita algún ingrediente graso como la leche o la yema de huevo; mientras que el sorbete es como un jugo de frutas, sólo lleva agua”.
Posteriormente, se deben pesar los ingredientes como la leche, el azúcar, el estabilizante y hacer las mezclas respectivas. Aunque pareciera mentira, esta parte del proceso es muy similar a la de cualquier otro postre. Lo que cambia es la escala de los implementos ¡Todo es mucho más grande!
Cuando la mezcla está lista, se vierte dentro de la máquina, se pasteuriza y, después de cinco minutos, un producto espeso, frío y suave comienza a salir por una ranura similar a la de un cajero automático. Rápidamente, con un “dedo” o una espátula de goma, Carlos comienza a verter la marea de helado en un envase de plástico circular. En el caso de preparar un sabor que necesite alguna capa crujiente o topping como es el caso de la stracciatella, Rigoberto agrega, de forma simultánea, una especie de sirope de chocolate elaborado con 500 gramos de chocolate y 300 gramos de aceite que se comienza a solidificar a los pocos segundos de tener contacto con el helado.
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Al finalizar, se coloca el envase en el congelador y se repite el mismo proceso o se prepara otra mezcla para comenzar con un nuevo sabor. A pesar de que la máquina hace casi todo el trabajo técnico, es muy emocionante ver cómo en pocos minutos una mezcla líquida se transforma en helado.
La textura del helado recién salido de la máquina es diferente a la que obtiene después de congelarse, y tampoco tiene nada que ver con la de un helado derretido. Es sumamente suave y untuosa. Se disuelve perfectamente en la boca sin dejar de tener la contextura suficiente para apreciar todos los sabores. Mucho de esto se debe al cuidado en la selección de ingredientes de calidad, al esfuerzo por elaborar helados artesanales y a la pasión por ofrecer una experiencia diferente más allá del simple hecho de comer helados.
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En Fragolate, los sabores se agrupan en tres categorías: los tradicionales, los sabores nuestros y los sabores amazónicos. El primer grupo se caracteriza por estar conformado por opciones comerciales y tradicionales como el chocolate, mantecado, stracciatella o fresa. Por su parte, el segundo busca recordar aquellos sabores que forman parte de la cultura de Venezuela y que cualquier venezolano identifica con facilidad mientras se le arruga el corazón de la felicidad. Entre los sabores nuestros se pueden mencionar chicha criolla, RikoMalt y Miramar.
Por último, sabores amazónicos busca rescatar y dar a conocer aquellos ingredientes que forman parte de la selva de Venezuela pero que no se encuentran presentes en la cotidianidad de las cocinas venezolanas. Chocoazú, arazá, copoazú, manaca, tupiro y chocoazú blanco con yubia son algunos de los sabores del Amazonas que se pueden encontrar en Fragolate; los cuales a pesar de no ser comunes han tenido gran receptividad y se han convertido en un must de la heladería. Esto lo realizan gracias a una alianza con la fundación Sabores Aborígenes que dirige Lucy Quero.
Durante la aventura, el equipo de Bienmesabe preparó helado de stracciatella, coco y menta. Además de pesar y batir, las visitantes se sentaron en la silla de Carlos y comenzaron a extraer el helado de la máquina. Al principio, puede parecer un poco complicado pero, simplemente, hay que tener coordinación y colocar la máquina en velocidad mínima.
Definitivamente, no solo es emocionante vivir en carne propia este acto de magia, sino que también es entretenido participar o intervenir en cualquier paso en la cocina de Fragolate. Sin importar lo simple que sea, con tan solo pesar azúcar o harina, en un abrir y cerrar de ojos, te conviertes un pequeño niño que prepara helado y que impregna el ambiente de sonrisas y de felicidad.
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 Más allá de otra heladería venezolana
Con más de 10 años de experiencia, entre el 2012 y el 2013, Pedro y Ramón Dahdah decidieron emprender un nuevo camino y montar una heladería artesanal en el centro de Caracas. Este nuevo reto no solo significaba una serie de desafíos sino que también implicaba la flexibilidad necesaria para no encasillarse dentro de los sabores tradicionales. Es así como, mediante el uso de frutos producidos en tierra venezolana, la marca logró rescatar aquellos sabores que no eran  tan conocidos o que estaban perdidos en el pasado.
De esta manera, Fragolate ofrece helados de frutos amazónicos o de “sabores nuestros” como lo es el de chicha criolla y Miramar. De igual forma, la heladería logra encontrar sabores especiales para épocas específicas del año. Por ejemplo, en diciembre sus clientes pueden disfrutar de un helado de torta negra o de dulce de lechosa para celebrar la navidad.
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A su vez, la heladería ha colaborado junto con marcas venezolanas como Café Carbone y Franceschi Chocolate y ha logrado elaborar helados con esos sabores. El de café forma parte del menú frecuente de la heladería. Con ello, se evidencia que Fragolate logra transmitir lo que representa Venezuela e invita diariamente a sus clientes a ser curiosos y a no conformarse con los tradicionales sabores de chocolate y fresa. Sin duda, atreverse en Fragolate significa conocer un poco más sobre de Venezuela.
Y, sin pinchas aqui, podrás ver el video de fabricación de los helados.
 Coordenadas:
– Dirección: Avenida Universidad con Baralt, Centro Comercial Metrocenter, nivel Avenidas, PB. Al lado de la estación Capitolio del Metro.
– Horario: de lunes a sábado de 9:00 A.M a 7:00 P.M. Domingo de 12:00 M a 6:00 P.M.
–  Tienen servicio Delivery a toda Caracas. Teléfono: 0212.325.27.29
–   Instagram: @fragolatehelados
–   fragolate.com]]>

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