Porque los hombres nos importan, celebramos la semana de la salud masculina

De acuerdo con algunos equipos de investigación, los hombres son menos propensos a visitar al médico en comparación con las mujeres de la misma edad.

Los expertos sugieren que la razón por la que los hombres dejan de consultar al médico va más allá de tiempo o dinero, esta muy arraigada en la cultura y se cultiva desde muy pequeños. Parece que desde el momento en el que un varón recién nacido llega al mundo, comienza a aprender el «código del varón».

El código del varón

Este es un término acuñado por el Dr. William Pollack, director del Centro para los hombres y los jóvenes en el Hospital McLean en Belmont, Massachusetts, y profesor clínico asistente en el departamento de psiquiatría, enseña a los hombres jóvenes a ser duros y esconder sus emociones.

«La investigación también muestra que cuando los chicos se animan a buscar ayuda a menudo son castigados cuando lo hacen» así lo afirma el Dr. Will Courtenay, director del Men’s Health Consulting in Berkeley, California, a lecturer at Harvard Medical School y editor del International Journal of Men’s Health. Con este “estímulo” los chicos llegan a creer que deben desprenderse de dolor y transitar su vida silenciando sus emociones, una idea que además es reforzada por padres, entrenadores, y las figuras influyentes del medio.

La Semana de la Salud Masculina fue creada por el Congreso de los Estados Unidos en 1994 para aumentar la conciencia de los problemas de salud que pueden prevenirse y promover la detección temprana y el tratamiento de la enfermedad entre los hombres y los niños. Se celebra anualmente durante la semana que finaliza con el Día del Padre, aprovechando la atención especial que le prestamos a los miembros masculinos de nuestras familia durante estos días.

Un estilo de vida saludable conlleva muchas decisiones

Entre ellas, la elección de una dieta o un plan de alimentación equilibrado. Pero cuando culturalmente no estamos acostumbrados a “atendernos” el proceso comienza por un verdadero reconocimiento de la necesidad. En general, nuestros varones están acostumbrados a comer en exceso, fundamentados en los requerimientos energéticos asociados a sus actividades cotidianas. Sin embargo, no porque se necesite más energía, las fuentes deben ser de calidad deficiente.

Entonces, ¿cómo se elige un plan de alimentación saludable?

Lo primero que necesitas evaluar es qué tan activo/sedentario eres actualmente. Los más jóvenes tienden a ser muy activos, por lo que compensan casi perfectamente el equilibrio “tanto comes, tango gastas” pero a medida que pasan los años, las responsabilidades laborales y familiares merman la actividad física, pero la alimentación tiende a mantenerse igual, así que con toda certeza se ganarán algunos kilos de más casi de forma inadvertida.

A partir de los 30 los especialistas recomiendan activar o aumentar el nivel de actividad física para compensar la desaceleración del metabolismo. Dado que culturalmente los caballeros tienen la tendencia a comer abundantemente, les recomiendo trabajar en la elección de las opciones que colocan en el plato.

Como los problemas cardiovasculares comienzan a temprana edad, es muy útil incorporar más pescados como fuente de proteínas y disminuir el consumo de grasas saturadas provenientes de las carnes rojas. Asimismo, es una magnifica alternativa elegir más vegetales para acompañar sus comidas e incorporar más frutas a su plan de alimentación.

La evidencia científica muestra que la actividad física puede ayudar a mantener su peso con el tiempo. Para mantener su peso, los expertos recomiendan al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada, 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente de los dos cada semana.

Inicie su rutina de forma progresiva y poco a poco suba el nivel de intensidad, chequeando siempre cómo le hace sentir. Otras medidas que pueden ser necesarias son disminuir el consumo de sal, especialmente la añadida durante la cocción, así como controlar la cantidad de azúcar que ingiere a partir de comidas y bebidas.

La OMS recomienda reducir a 25 g/día de azúcar y 1500 mg/día de sodio, pero con tan sólo un snack salado y una bebida gaseosa puedes triplicar esta cantidad, por lo que vale la pena aprender a leer las etiquetas de los productos que consumes y evitar los alimentos procesados que abundan en la calle.

El alcohol y el tabaco pueden poner en riesgo inmediato a nuestros varones, si algún integrante de la familia está luchando por abandonar el hábito, consulta a un especialista de inmediato. Los hombres tienen más tendencia que las mujeres a beber en exceso.

El consumo excesivo de alcohol aumenta su riesgo de lesiones y de cáncer, puede interferir con la producción de hormonas masculinas, la función sexual, puede llevar a hospitalizaciones e incluso puede causar la muerte prematura. Cuando las bebidas alcohólicas se mezclan con bebidas energéticas, una práctica popular entre los jóvenes, la cafeína en estas bebidas puede enmascarar los efectos depresivos del alcohol y como la percepción de ebriedad se enmascara, los asiduos consumidores de alcohol mezclado con bebidas energéticas son tres veces más propensos a beber en exceso.

El tabaquismo es una de las causas principales de enfermedades cardiacas. Si es fumador, sepa que fumar puede aumentar sus niveles de triglicéridos en sangre así como disminuir el colesterol «bueno» (HDL). De igual forma, daña las células que cubren los vasos sanguíneos y causan el engrosamiento y estrechez de los vasos sanguíneos, lo que acelera la aparición de la hipertensión, una enfermedad no transmisible responsable de un importante número de malestares a muy temprana edad y acelera el bloqueo del flujo sanguíneo al corazón, lo que se traduce en cardiopatías, infartos y muerte prematura.

Estimados varones, desde esta vitrina los invito, con todo mi amor, a encargarse de su salud para administrar muchos años de vida saludable y bienestar junto a sus seres queridos. Estimadas mujeres, las invito a promover hábitos más saludables, prestando especial atención en los hábitos que desarrollan sus compañeros de vida e hijos.