Lecturas sabrosas

El Salón del Chocolate parisino lleno de vitalidad

Foto: Isabel García Herrera @maruchinagarcia
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El Salón del Chocolate de París, alcanzó en esta edición sus veinte años y se mostró en plena forma a juzgar por las decenas de personas que cruzaban constantemente sus puertas. Casi 13 mil metros cuadrados estuvieron repletos de chocolate

Las marcas artesanales de barras con frutos secos que se venden al peso fueron una constante en los pasillos laterales. Figuras rústicas se mostraron con el mismo orgullo que la condición de ser “productores” de cacao; los chocolateros -desde el más pequeño hasta el de mayor renombre- se fotografiaron con el pecho inflado en plantaciones, algunas propias, en su mayoría ubicadas en África y con predilección en Madagascar.

SalonChocolate_Marcolini

La zona central estuvo reservada para los grandes como Pierre Marcolini que hace gala de sus barras con cacao de orígen como Venezuela, Sur del Lago & Ghana, Tien Gian, Vietnam y Sambirano en Madagascar. También dejó ver su bombonería fina e incluso para paladares fatigados dispuso de una zona de bar con cócteles frutales con toques de cacao. Francois Pralus mostró sus coloridas tabletas con orígenes, de hecho, destacó su edición limitada de Chuao y defendió su título de “mejor obrador de Francia” y dejando ver cómo hace su “Praluline” un brioche relleno y cubierto de nueces garrapiñadas y pintadas de rosa que es el bestseller de sus tiendas desde 1955.

También estuvieron los que se apoyan en sus reconocidos nombres, dentro de este mundo, dejando que sus bombones hablaran por ellos. Por ejemplo: JP-Hevin, Víctor y Hugo y Jeff de Brudges. Pero no sólo se lucen los franceses. El belga Benoit Nihant también llevó sus bombones de alta costura que se exhibió al lado de sacos de cacao en los que se lee “Cuyagua”.

Nihant tiene una línea de tabletas “From bean to bar” con orígenes Venezuela Chuao al 74 por ciento que vende en unos 7 euros y otras que rozan los 6 euros como la Cuba Baracoa, Ecuador Hacienda Peripa, Madagascar y Bali. Asimismo, tiene un “Grand Cru” para preparar chocolate caliente en el que repite Venezuela como origen. Lo mejor: el chocolatero estuvo en su local para vender, compartir sobre sus creaciones y fotografiarse con sus admiradores.

Bernachon , la llamada dinastía chocolatera, pionera en comenzar el trabajo desde las semillas, destacó el origen de su materia prima y de Venezuela exhibió Río Caribe, Carenero, Puerto Cabello y destacó su tableta 100% Chuao. Las multinacionales del chocolate como Godiva, Leonidas, Bonnat, Nestlé se hicieron escandalosamente visibles con lugares más dados al show.

Nestlé se presentó con demostraciones permanentes, Bonnat con una recreación de una fábrica de chocolates y Godiva presentó su colección navideña repleta de papel dorado. Domori, si bien no es una de las más grandes, creó un espacio permanente de cata a ciegas de los más interactivos.

Una tendencia, este año, fueron los “spread” o pastas para untar de chocolate con algunas vueltas de tuerca como las de sabor a coco, café, banana, mantequilla de caramelo de marcas como Real Chocolat. Así mismo, hay productores que vinculan estas pastas con otros productos con fama de saludables como el aceite de oliva, “Sin aceite de palma” era alguno de los lemas.

En los laterales estuvieron los chocolates hechos en otros países que acuden sin el respaldo de sus oficinas comerciales. El Ceibo de Bolivia tuvo un pequeño rincón con promesa de “cacao salvaje”.

No obstante, los países que acuden con el apoyo de sus instituciones se lucen. México llevó sus tabletas más tradicionales aunque acaparaba al público con su “Margarita de chocolate” en una alianza conseguida con el tequila José Cuervo. Brasil tuvo su stand gigante. Sin embargo, fue de uno de lo menos visitados aunque su tableta con empaque hecho con hoja de cacao seco llamó la atención. Perú arrasó en cuanto a variedad de chocolates, su apuesta: rellenos locales como quinoa y frutas como el aguaje, también barras hechas con una fruta poco conocida, amazónica: majambo. Asimismo, le dio un lugar a los recientes ganadores en los International Chocolate Awards (ICA): Cacaosuyo.

SalonChocolateMukayima

Los japoneses marcaron la vanguardia o lo que es lo mismo su lectura sobre el chocolate en ateliers ubicados en París o Japón. Mukaiyama Seisakusho, por ejemplo, mostró su línea de caramelos de leche saborizados que se asemejan a los bombones en versiones con mango, earl grey té, jengibre, sésamo negro y por su puesto matcha y repite la fórmula con cotufas caramelizadas.

Koyama, nombrado mejor bombonero extranjero, llevó su Chocology: una línea de cuatro bombones que sugiere deben ser degustados en el sentido de las agujas del reloj con mezclas de nibs de cacao, lychee, salsa de soya, parchita y matcha. Sadaharu Aoki con tiendas en Tokio y París jugó a la espectacularidad y mostró sus croissants, eclair y canelles rellenos de crema de matcha, incluyó tabletas completamente verdes y además in situ elaboraba su pastel en el que introduce un macarrons de frambuesa dentro de una pasta de doriyaki.

SalonChocolateKoyama

La tendencia “bean to bar” (de la semilla a la tableta) tuvo una presencia mínima. Los más llamativos los de Marou, franceses instalados en Vietnam, sus dueños con camisas de exploradores, atendían largas entrevistas y se fotografiaban con sus seguidores de las redes sociales. Sus tabletas especifican los orígenes del cacao y llevaron una que destaca por lo “sexy” pues el cacao viene de una pequeña isla a la que han llamado “treasure Island”. En esta zona también estuvieron los británicos Akesson presumiendo de su “single plantation chocolate” en Madagascar como de sus premios en los International Chocolate Awards, en los Chocolate Academy y en los Great Taste.

SalonChocolate_Naive

También lucieron poco visibles para el gran público chocolateros como los Lituanos de Naive orgullosos de su filosofía de comercio directo y que gozan de fama reciente a raíz de sus premios en los ICA con su tableta de chocolate negro con miel silvestre. También destacan para algunos visitantes, el trabajo de Rozsavolgi, húngaros con tabletas ganadoras de premios en los Great Taste y en los Chocolate Academy y de las pocas marcas mundiales con la mayor cantidad de sus “single origins” dedicados a cacaos venezolanos. Trincheras 70 por ciento les dio una medalla de bronce, así mismo les han dado buena suerte su Río Caribe al 70 por ciento y su Puerto Cabello al 74 por ciento. Las formas de las barras como los papeles que las envuelven hacen que sean un objeto de deseo para los coleccionistas.

SalonChocolatePacari

En esta misma línea está Pacari, la marca ecuatoriana que ha roto todos los récords posibles, no sólo se ha hecho con la mayor cantidad de premios en los ICA sino que además se ha convertido en sólo tres años, la marca líder en su país al tiempo que se ha hecho presente en otros 35 países. Sus tabletas se diferencian por sus orígenes (Manabí, Esmeraldas) y por sus sabores: cranberries, blueberris, goldenberries y la de lemongrass que su dueño, Santiago Peralta estuvo allí para apuntar que es una de las preferidas de Oprah Winfrey.

Las tabletas con frutos secos le ceden lugar a las que con sus empaques transparentes muestran combinaciones más novedosas: curry, jengibre y melón confitado, bayas de goyi, turrón, nibs de cacao y en su versión de chocolate blanco se tiñen con café en polvo, confit de rosas y hasta pimentón. No obstante, si hubiese que escoger la tableta más original sería la de Christophe Felder que defiende el mítico nombre de Henri Charpentier (inventor de la crepe suzette) con atelier en Japón con mitades de financiers hundidas. Todo parece caber en una tableta de chocolate, un alimento que está, como el veinteñero salón, lleno de vitalidad, cada vez más atractivo y muy lejos de pasar de moda.

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