Vida sana

¿Vacaciones en dieta?

Las vacaciones suelen ser sinónimo de kilos de más. Entérese de cómo lidiar con las tentaciones que ofrecen las vacaciones sin privarse de gustos ni sentir remordimiento

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Por: Débora Ilovaca|Composición gráfica: Ligia Velásquez
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Hay palabras amigas y enemigas. Palabras que se llevan bien, que se sienten a gusto una al lado de la otra, que cuando están juntas crean y recrean la vida: sonidos, colores, olores, sabores. Como pan y mantequilla, por ejemplo. O sal y pimienta. Y hay también palabras que no se soportan, que se ven y siguen de largo en la oración, capaces de crear catástrofes cuando están una muy cerca de la otra. Como mayonesa y mermelada. O, peor aún, dieta y vacaciones.
Y, tal como ocurre con los miedos y desencuentros, lo mejor en estos casos es enfrentar al enemigo. Sobre todo cuando se trata de combinar una dieta (entendida como alimentación sana y balanceada) con las vacaciones. ¿Por qué? Sencillo: porque siempre se debe comer de forma sana y balanceada y porque en el calendario anual, es decir, todos los años, hay vacaciones.
Lo primero que se debe hacer es crear una estrategia. Así lo dice la nutricionista Sandra Suárez: “Hay que programarse para no engordar. Buscar un equilibrio entre lo que se consume y lo que se gasta. Si, por ejemplo, se planifica que se va a comer más de la cuenta, lo ideal es planear ejercitarse más para poder quemar esas calorías”.
Entender esto es importante porque, dice la nutricionista Cynthia Figuera, no vale la pena perder el esfuerzo de mantenerse en forma durante todo un año en apenas unos días: “Lo mejor es cuidarse para no ganar mucho peso. Y cuidarse no significa privarse de las cosas diferentes que se comen cuando se está en vacaciones”. Significa, como señaló Suárez, planificar qué se va a comer, cuándo se va a comer y dónde se va a comer.
“Omitir comidas no es el secreto para perder ni mantener el peso”, dice Figuera. Lo ideal, según ella, es tratar de realizar dos o tres comidas principales al día y dos meriendas, pues “comer frecuentemente activa el metabolismo”.
Por ejemplo: un desayuno que incluya proteínas, carbohidratos y frutas. “Puede ser una arepa o sándwich con queso, una taza de leche con café, o leche sola descremada, o un yogurt descremado y una fruta. Siempre se debe desayunar. De almuerzo pueden ser cosas prácticas como atún, ceviche o mariscos en vinagreta acompañados con casabe, pan ligero o galletas de soda”.
Para merendar, dice Suárez, se puede optar por una fruta o zanahorias o célery picado en tiritas con un dip de yogurt descremado con cebolla y perejil. También aconseja preparar el atún con yogurt descremado y un toque de mostaza, en lugar de con mayonesa, como se consume usualmente. “Hay que recodar que no es recomendable pasar muchas horas sin comer y los snacks son perfectos para evitar eso”.
Si se piensa hacer una comida fuerte al día es importante que incluya proteínas, carbohidratos y vegetales. “Si es un plato de pasta, por ejemplo, debe ser pasta con carne o atún y una ensalada. La opción no es no comerse la pasta sino incluir una porción de vegetales crudos porque éstos disminuyen la absorción de grasas”, explica Figuera. Lo mismo ocurre cuando la cita de la noche es una parrilla. “La estrategia es escoger un solo carbohidrato para acompañar la carne. Yuca sí, pero no pan ni arepitas, y una ensalada”.
Figuera también recomienda proponerse una metas diarias. Mejor dicho, unas condiciones: comerse una cosa, pero omitir otra. “Hay que llegar a un acuerdo con uno mismo. Almorzar algo ligero para darse un gusto en la noche. La palabra mágica para cuidarse es ser selectivo, no comer todo lo que se ofrece. Selección y moderación. Allí está el secreto”.
Otra recomendación útil, para quienes se van a la playa, es comer mucho pescado. “Cuando se cambia la carne roja por el pescado las calorías son más bajas. Lo ideal es comerlo a la brasa o a la plancha, acompañado con vegetales. Pues las cosas fritas, con salsas y sal tienen más calorías. Si sólo se consigue pescado frito, se le puede retirar la piel y comer la carne blanca”, dice Suárez.
Y, por último, no divorciarse del ejercicio. Sobre todo porque se goza de tiempo libre para hacerlo. Suárez aconseja que se realice al comenzar el día, porque en las tardes o noche siempre se está más cansado y suele dar flojera. “Si la persona se ejercita regularmente es importante que lo siga haciendo durante las vacaciones pues forma parte de su estilo y calidad de vida”. Y las palabras buena calidad de vida son mejores amigas del ejercicio y una alimentación sana y balanceada. Aunque se esté de vacaciones.
Lo que se toma
Las bebidas alcohólicas son un elemento importante de la dieta durante vacaciones porque tienen muchas calorías. Según las nutricionistas Figuera y Suárez lo ideal es moderar la ingesta de alcohol; es decir, consumir menos de lo que habitualmente se acostumbra en vacaciones, y optar por las opciones y combinaciones con menos calorías. Por ejemplo: si se toma cerveza, tomar una cerveza light; si se toma whisky, que se acompañe con agua; si se toma vodka mezclarlo con alguna agua saborizada en vez de con jugos; y si se toma vino tinto preparar un tinto de verano, es decir, combinarlo con refresco de limón light o soda.
También es importante mantenerse bien hidratado durante las vacaciones. Para ello, lo mejor es ingerir mucha agua y, también, comer frutas. ¿Cuáles? Cualquiera, dice Figuera. Pero, una vez más, con moderación.
Contactos

  • Cynthia Figuera. Nutricionista. Teléfonos: (0212) 9496215/6296 y (0212) 5737284/7153.
  • Sandra Suárez. Nutricionista. Teléfonos: (0212) 9880494 y (0212) 9851626.

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