Vida sana

Volvamos a lo básico: agua y jabón

Desde 2008 cada 15 de octubre nos reunimos en torno a un tema clave para la prevención de enfermedades: el lavado de manos con agua y jabón, una práctica que ha perdido adeptos por costumbre o por falta de recursos, pero que sigue siendo la medida más costo-efectiva para evitar que cientos de personas se enfermen Tengo una especial afición por los temas huérfanos, esos que son clave para garantizar el bienestar, prevenir enfermedades pero que por alguna razón, están en el abandono de las conversaciones del colectivo. El lavado de manos con agua y jabón es uno de mis favoritos, pues aún en medio de tanta tecnología, todavía es la medida más eficiente para prevenir una de las principales causas de muerte en el mundo después de las enfermedades cardiovasculares: las enfermedades entero diarreicas, tema del que a la mayoría no le gusta hablar pues ¿quién quiere hablar de algo tan desagradable?

Foto portada: topntp26 / Freepik |internas cortesía Cocina Segura
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Lo cierto es, que las enfermedades diarreicas se cobran anualmente la vida de 525.000 vidas de niños menores de cinco años según las más recientes cifras de la Organización Mundial de la Salud.

La mayoría, por no decir que todas estas enfermedades son prevenibles y tratables y los niños malnutridos o inmunodeprimidos son los que presentan mayor riesgo de enfermedades diarreicas potencialmente mortales, es una situación que se agudiza por el círculo de la pobreza, donde la falta de servicios básicos para la higiene escasean o simplemente son inexistentes.

Entre las principales acciones orientadas a reducir el número de víctimas fatales por este tipo de enfermedades está el acceso a agua de buena calidad para el aseo personal y la elaboración de los alimentos así como el lavado de manos con agua y jabón; y es en este último en el que quiero hacer hincapié pues, más allá de la disponibilidad de los dos recursos esenciales para que esta acción se materialice, hay un asunto cultural que dificulta aún más la tarea, no solo en Venezuela, este es un fenómeno que ha sido reportado por la Global Handwashing Asociation (GHA) en todos los países en los que se ha intervenido con el tema: “La mejora del conocimiento del lavado de manos por sí sola es normalmente insuficiente para cambiar el comportamiento de lavado de manos.

En la India, una campaña de sensibilización llamada Gran WASH Yatra, aportó un mayor conocimiento sobre los beneficios de lavarse las manos, pero tuvo poco efecto en el cambio de intención de lavarse las manos con agua y jabón”.

Lo que sí generó un cambio de comportamiento estadísticamente significativo fue la práctica continua y supervisada. Por ello, resulta de vital importancia que en edades tempranas, cuando los niños están en el proceso de anclaje de hábitos, el proceso de formación se construya con rutinas que los adultos puedan guiar constantemente, establecer horarios, lugares fijos, secuencias de pasos para la ejecución, así como el reforzamiento de la importancia para la salud de esta rutina oportuna y constante.

Paradójicamente, con los adultos y el hábito del lavado de manos oportuno, sucede el mismo fenómeno. Es necesario el establecimiento de rutinas supervisadas que garanticen la calidad en la ejecución del procedimiento y una campaña permanente que refuerce el valor en términos de prevención de enfermedades.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer en este momento de coyuntura en el que los dos ingredientes básicos están casi extintos en la mayoría de los hogares venezolanos? Me quedaré con el “casi” y sobre eso quiero construir una posibilidad que podría resultar favorecedora desde muchos perfiles.

¿Conoces el Tippy Tap?

Esta es una historia bien interesante que nació de la misma razón que me ocupa el escribir estas líneas. Es un sencillo instrumento que le permitió a una pequeña comunidad en Zimbawe incorporar a las rutinas diarias el lavado de manos en los momentos clave de mayor riesgo: después de ir al baño, antes de preparar los alimentos y al atender a las personas enfermas. Poco a poco la comunidad se sumó porque tenían un equipo en el lugar apropiado y en el momento justo. Hoy en día miles de versiones del Tippy Tap se reproducen en el mundo para vencer la adversidad y prevenir enfermedades.

Sí, sabemos que es fuerte tomar ejemplos de Zimbawe y que debería haber soluciones más contundentes así como ciertos organismos que tomaran acciones más responsables. Sin embargo, estas ideas hacen su aporte y nos ayudan a no esperar que otros tomen cartas en el asunto y nosotros prevengamos.

tippy tap

Para ello solo se necesita una barra de jabón, así que muchas personas se podrían beneficiar. Por ejemplo, en un colegio o en un comedor, un dispositivo como este podría ser de mucha utilidad. Si le asusta la idea de una sola barra de jabón, despreocúpese, la evidencia científica asegura que la contaminación de una barra de jabón no es significativa como sí lo es dejar de usarlo para lavarse las manos.

Este dispositivo nos da la oportunidad de innovar y construir soluciones a pequeños problemas, si en regiones menos afortunadas pueden implementar el lavado de manos como técnica de prevención de enfermedades, nosotros también podemos hacerlo y así aliviaremos la carga que genera una enfermedad tras otra, que no se termina de curar por la ausencia de medicamentos.

¿Usted qué opina? Escríbame a  y déjeme saber si es viable en su entorno incluir un sistema como este para incentivar el lavado de manos con agua y jabón. Le abrazo con esperanza de mirar el vaso lleno con agua fresca!

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