Opinión

Cambiar para seguir en lo mismo

Los promotores del "cambio" en el futbol venezolano no toleran opiniones en contrario y califican a quienes ejercen la crítica de mezquinos o subestiman sus razonamientos por ser "prensa de la capital", sin discutir una sola idea. Esto parece el más puro "Esquivelismo", por ello no puedo sino preguntarme, ¿cuál es el cambio?

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(deportivotachira.com.ve)

Enumeraré algunos ítems que me llevan a ceer que todo esto es parte del más puro y duro Gatopardismo, o una versión más del más criollo «quítate tu para ponerme yo»:

Llamar y condicionar a periodistas. Si lo que plantean es tan positivo, y es de conocimiento público que la gran mayoría de la prensa ha cuestionado a Rafael Esquivel, ¿no bastaría con presentar sus propuestas para ganarse la adhesión automática de aquellos quienes no queremos poder sino un fútbol mejor? ¿Por qué les molesta la crítica?

Ausencia de una contundente exposición de motivos. Por ahora no han existido mayores argumentos que los expuestos en la red social Twitter o en una carta llena de lugares comunes y medias verdades. No ideas sino medias verdades, en las que se habla de dinero pero nadie muestra una planificación seria de cómo cambiaría este golpeado balompié si se aprobasen sus proposiciones.

¿Dónde están las propuestas? Por ahora no han mostrado un solo proyecto que mejore la calidad formativa en divisiones infantiles y juveniles. ¿Cuáles son los cambios en el pensum de estudios para entrenadores? ¿Dónde están los acuerdos con otras asociaciones para que nuestros técnicos juveniles viajen a instruirse en otras culturas futbolísticas? Ni la FVF ni esta asociación de clubes parece comprender que esta materia no es cualquier cosa, ya que de ella dependerá realmente el futuro competitivo de este fútbol.

¿Existen planes para la construcción de estadios y sedes sociales? Porque hasta dónde uno sabe, es el gobierno central el único que tiene la competencia de decidir qué y cómo en cuanto a las instalaciones deportivas públicas, que al fin y al cabo son las que albergan los partidos de equipos profesionales.

¿Quien asegura que el dinero servirá para evitar episodios de deudas e incumplimientos? Ya un directivo de un club muy importante, promotor de esta modernidad, lo dijo claramente: «A veces criticamos que tal club debe un par de meses… Y realmente es que ese club no tiene como pagar! En vez de ayudarles los desprestigiamos«. ¿Ese es el cambio? Mantener a directivos que no tienen la capacidad de sostener una empresa no es cambiar, ¡es más de lo mismo!

Seguridad. Visto lo visto en el encuentro entre Aragua y Carabobo, ¿cuáles serían las medidas para que el espectáculo sea uno digno de observar y no un campo de batallas? ¿Los propulsores del cambio son los mismos que creen que todo vale en pos de una victoria, y que sólo el ganador tiene la razón? ¿No se han dado cuenta que ese discurso es el que nos ha llevado a esta caricatura de sociedad?

Claro que así como este grupo de dirigentes se equivoca cuando señala a la crítica como los enemigos a vencer, no puede uno caer en su juego de indios y vaqueros, y meter a todos en el mismo saco a la hora de evaluar sus intenciones. Por ejemplo, Yaracuyanos y Deportivo La Guaira cuentan con una junta directiva enfocada en su permanencia en el tiempo, esto quiere decir que trabajan en la construcción de campos y el mejoramientos de la capacitación de sus entrenadores. De Mineros, luego del bochorno Mathías, cuentan que hay vientos de cambio, pero también están los que sólo piensan en el negocio, el dinero, y en alguna que otra meta personal.

El mayor argumento de los jinetes del cambio es la retransmisión de partidos de nuestra liga en el extranjero y el dinero que esta idealmente aportaría a los clubes, lo que realmente es una muy buena noticia, sólo que obvian un pequeño detalle: según FIFA, es la FVF y no esta asociación de clubes –que fue idea de Adelis Chávez, Ender Luzardo y otros directivos en los que no figuraba el oportunista de turno– quien decidirá cuál de las dos ofertas aceptar. Y me permito agregar un detalle más: Inter, la operadora de TV por cable que tuvo los derechos del fútbol criollo bajo la figura de Sport Plus, ya había logrado un acuerdo con ESPN para llevar un encuentro semanal a la audiencia internacional, algo que fue rechazado en 2010 por algunos de estos propulsores del cambio dado a que en la mesa había otra oferta más jugosa, en dinero, claro está.

Y aquí llegamos al quid de la cuestión: Dinero y Poder. Los que hace dos atardeceres comulgaban con la gestión de Rafael Esquivel, hoy se muestran como sus más feroces enemigos. Aquellos que defendían a capa y espada cada mamarracho, ahora lo condenan. Los que se escondían detrás de la figura presidencial para perseguir, silenciar y mandar a despedir periodistas, hoy piden el apoyo de estos para destronar a quien antes les sirvió de escudo. A estas alturas se hace necesario recordar a Tolstoi y aquella enorme verdad:

“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.

Visto el panorama, no queda sino preguntarse si estos comandantes del cambio realmente quieren discutir sobre las ventajas y desventajas de sus propuestas o si, como buenos hijos de lo que ahora les parece dañino, seguirán viendo el mundo como una batalla entre buenos y malos. Buenos los que están con ellos y malos los que dudan. En fin, que el modernismo propuesto es idéntico al pasado del que tanto quieren desligarse.

«La palabra no ha sido inventada para no decir lo que pasa y lo que pensamos. Para callar y ocultar se inventó antes el silencio. Somos fiscales, no jueces. La imparcialidad es una ficción. Un vestuario de elegancia indecente. Debemos ser parciales, especialmente a favor del bien y en contra del mal. Imparcialidad admite desapasionamiento». Dante Panzeri

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