Humor

A jugar “PALITO MANTEQUILLERO” para vivir

El gobierno tiene a todo un país en juegos perversos. Para sortear los miles de problemas y cuitas del día, los venezolanos se ingenian mil y un estrategias para saltar la cuerda y no caer  Uno de mis juegos favoritos cuando yo era chamo se llamaba “Palito Mantequillero”. Consistía en nombrar a un capitán para que escondiese la ramita de un árbol en un lugar sin que el resto de los niños lo vieran. Cuando ya estaba escondida, todos salían en su búsqueda y el capitán señalaba con la palabra “frío” si el tropel estaba muy lejos del lugar donde escondió el palito o “caliente” si estaba cerca del sitio. Cuando alguien encontraba el palito mantequillero, le tocaba el turno de ser capitán y el juego volvía a comenzar. Lo que jamás imaginé es que en mi vida adulta tendría que jugar a lo mismo para conseguir productos de primera necesidad. Todos los días debo someterme a esta modalidad de juego para comprar detergente, afeitadoras o harina. Solo que ahora al capitán se le conoce como “bachaquero” y el palito ahora es un pote de leche o champú. Las palabras del juego también cambiaron. “Caliente” ahora es “pitazo” y “frío” es “No, mijo”. Hasta el nombre varió. Principalmente porque la mantequilla es difícil de conseguir.

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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A falta de políticas serias, los venezolanos estamos sometidos día a día a todo tipo de juegos infantiles. Para evadir los huecos en las calles debemos saltar en un solo pie como lo hacíamos en “El Avioncito”. Con el hampa —quién tiene 17 años invicto en el juego “Policías y Ladrones”— debemos jugar a “La Ere”. Si ocurre una protesta e interviene la Guardia Nacional Bolivariana nos toca jugar “Quemado”. A menos que llegue el SEBIN a nuestras casas, en cuyo caso es mejor optar por el “Escondite”. Suena ridículo, pero no es mentira que el Gobierno de Nicolás Maduro nos trata a todos como si Venezuela fuera una guardería. Adivina, adivinador ¿a qué juega el Tribunal Supremo de Justicia? A “La Gallinita Ciega”. ¿A qué juega Ricardo Sánchez? A saltar la cuerda. ¿A qué juega Diosdado Cabello? Diosdado no juega. Tomemos las elecciones parlamentarias. No importa que la Mesa de la Unidad Democrática sienta predilección por el pasatiempo de “halar la cuerda”, todas las semanas el Consejo Nacional Electoral dice que está más cerca de anunciar la fecha de la elección. “Falta poco”, sugiere.  “En dos o tres semanas la damos”, evade… Nos acercan pero nos mantienen alejados, lo cual es la premisa completa del juego “1, 2, 3 Pollito Inglés”.

Y así es con todo. ¿Nadie jugó a “Cero Contra Por Cero”? Este era un juego donde uno de los competidores se ponía inclinado hacia adelante con las manos en las rodillas y la barbilla recogida. Luego el resto de los participantes saltaba por encima de este jugador. Llámenme loco, pero ¿eso no es lo mismo que hacen los bolienchufados con todos los que debemos pedir cita para nuestros trámites? El problema, como aprendimos desde pequeños, es que con mucho juego y poca educación nadie se beneficia. Lamentable que el Gobierno ignore esta premisa. Si por cada vez que Nicolás Maduro culpase a la oposición, a los Estados Unidos o a la otitis por los problemas del país, tendría suficientes “papas calientes” como para alimentar a miles de niños en los colegios. Tremendo lío estamos entonces, cuando el máximo líder siempre es el más acuseta. Pues así estamos en Venezuela. Todos metidos en una carrera de sacos, intentando ganar “Paz y Guerra”.

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