Entrevista

Álvaro Benavides: con las palabras justas

Luego de muchos años en el ejercicio periodístico, Álvaro Benavides La Grecca, otrora jefe de redacción de El Nacional, salta a la ficción. Esclavo de las voces y grafías, porque en ellas se encuentra, su propuesta literaria es decir mucho con poco. Su propósito no es otro más que: “exaltar el significado casi infinito de la palabra misma”

Fotografía: Oriana Lozada
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¿Es tu primer libro de cuentos?

Sí. En el año 2011 publiqué Comunicación persuasiva, un libro sobre la comunicación en el ámbito de la vida empresarial. Fue editado por Los Libros de El Nacional.

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¿Es una decisión saltar del periodismo a la narrativa? ¿O más bien la segunda llega como una necesidad de decir, contar desde la belleza?

Escribir cuentos es otra forma de narrar. Es escribir con más libertad, entre límites más anchos que los que marca el rigor del periodismo, en el cual describes lo que ocurre en el mundo que te rodea y procuras una fotografía lo más fidedigna que se pueda de los hechos. En la ficción se mezcla una realidad que podría ser constatada por otros con lo que el escritor imagina, que quizás nadie sino él mismo pueda corroborar en su más profunda intimidad.

Luego una lectura, Sus últimas palabras se trata de relatos no cortos sino muy cortos. ¿Cómo crees que recibirá la crítica el libro? ¿Te preocupa la crítica?

La extensión de estos relatos trasciende la cantidad de sus palabras. Su longitud es deliberada porque busco exaltar el significado casi infinito de la palabra misma y que cada lector la interprete según su historia, de acuerdo con su marco de referencia propio y se sienta protagonista. Yo espero que la crítica de los lectores reciba bien a este libro, desde luego. Por otro lado, creo que lo mejor que puede hacer un escritor al que le preocupe la crítica negativa es dejar de escribir. Yo escribo porque me da placer, y ese placer se incrementa con la ilusión que tengo de que sean muchas las personas que me lean.

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Si tuvieras que exponer tu libro a una audiencia ávida ¿Cómo lo presentarías? ¿Cómo lo describes?

Sus últimas palabras estalla en la mente de los lectores, quienes crean nuevos paisajes a través de lo que encuentran detrás de las palabras de cada relato. Es una invitación a que el lector sea también un narrador.

Siente que hay un hilo invisible que entrevera, como a las lentejuelas, cada una de las historias del libro. ¿Cuál es? ¿La cotidianidad?

Sí, lo cotidiano está allí. ¿Quién no ha llegado tarde alguna vez a algo? ¿Quién no ha vivido una decepción? ¿A quién en este país no han intentado robarle el teléfono móvil? Todos esos relatos responden a experiencias propias, a experiencias ajenas, a imaginar situaciones conflictivas, felices, trágicas, humorísticas.

¿Qué opinas de los concursos literarios? ¿Son importantes? ¿Un escritor se hace escritor por los premios?

Me parece muy bien que haya concursos literarios. Creo que son un acicate para que mucha gente escriba y se atreva a lanzar sus historias al teatro de la vida. Mientras más se escriba, mejor. Los escritores son escritores, a secas, con o sin premios.

¿No temes que estos relatos se confundan con reflexión o poema estrecho?

No me produce ningún temor el calificativo que los lectores usen para describir lo que escribo. Tanto es así, que en el diálogo imaginario que es la presentación del libro, escribí: ¿Qué es lo que escribes? Corresponderá al lector responder a esa pregunta.

Si tuvieras que resumir aún más Sus últimas palabras ¿Cómo lo harías?

Llevé cada relato a la síntesis de la historia que quiero contar porque busco decir mucho con poco.

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