Íconos

Britney Spears lo volvió a hacer

Sus pegajosas melodías marcaron un antes y después de toda una generación. Con colitas de pelo y uniforme de colegio, hizo de sí misma un fenómeno musical. Britney Spears, quien recién acaba de cumplir 33 años, ha logrado conservar su puesto entre las favoritas del mundo pop, pese a los escándalos que la manchan

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El 2 de diciembre de 1981 en McComb, Misisipi, nace la polémica cantante Britney Jean Spears. Desde los tres años, su madre la introdujo en clases de baile, gimnasia y canto. Su talento era nato. A partir de esto, la pequeña Britney asistió a recitales estatales donde salió victoriosa. Sin mucho que pensar, ella misma conoció su pasión: «yo estaba en mi propio mundo, […] me enteraba de lo que debía hacer a una edad temprana».

Sus primeros pasos fueron en 1992 en el Mickey Mouse Club junto a Cristina Aguilera y Justin Timberlake. Con tan solo once años, la pequeña demostraba soltura y confianza bajo los reflectores. No la intimidaban los escenarios mientras presentaba sketches de comedia y diversas presentaciones musicales. En 1998, Jive Records decidió darle la oportunidad de su vida.

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El sello discográfico lanzó su sencillo debut «Baby One More Time» colocándola entre los pesos pesados del mundo de la música. Con una atrevida coreografía entre los pasillos de algún high school vistiendo un diminuto uniforme, típico de colegio de monjas caraqueño, meneó sus pubertas curvas a sus 16 años de edad. El single se convirtió en el un éxito Nº 1 en más de 20 países, incluyendo Estados Unidos. Continuó conquistando a su fanaticada en el año 2000 con su segundo álbum de estudio, Oops!… I Did It Again, el que siguió la misma línea de su antecesor, con baladas sentimentales pegadizas y canciones dance-pop.

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El éxito fue instantáneo. Tras consolidarse en la industria musical, a finales del año 2001, la cantante lanzó su tercer álbum de estudio titulado Britney. La supuesta joven puritana había desaparecido y había botado sus trapos por unos aún más pequeños, incluso mojados. Sencillos como «I’m a Slave 4 U» dejaron al mundo con la quijada en el piso.

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Luego de tanto trabajo, decidió apartarse de las giras y los estudios. Pero no tardó en anunciar su regreso. En 2003, su presentación junto a Madonna y Cristina Aguilera causó shock  con un besuqueo espontáneo en plena tarima de los MTV Video Music Awards ̶ todo menos sutil.

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Su estampa empezó a oscurecer desde que contrajera matrimonio con el rapero, bailarín y modelo Kevin Federline en 2004. Juntos tuvieron dos hijos, y pronto la ruptura se hizo saber. En noviembre de 2006, Britney exigió el divorcio y la custodia de sus retoños debido a las diferencias irremediables que presentaban. Rumores sobre drogas y alcohol abordaron los tabloides y su imagen descuidada parecía confirmarlos.

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Un año después, presentó otro disco llamado Blackout, el cual fue elogiado por la crítica. Pese a la controversia, debutó en las primeras posiciones de numerosos rankings de ventas. Se convirtió en un éxito Nº 1 en Europa y, en solo dos meses, en el 32° álbum más vendido en todo el mundo en el año 2007.

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En un nuevo y definitivo intento por recuperar su apogeo, a finales de 2008, en fechas cercanas al día de su vigésimo séptimo cumpleaños, Spears lanzó su sexto trabajo de estudio: Circus. La cantante parecía estar por mejores andanzas. El disco fue aplaudido y tuvo grandes ganancias gracias a su gira The Circus Starring: Britney Spears en 2009. Recaudó 131,8 millones de dólares con noventa y siete espectáculos.

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Luego de volver al negocio musical, se mantuvo en un bajo perfil en 2010. Aun así, la revista Forbes la ubicó en la posición Nº 13 de su ranking con $64 millones, siendo la segunda artista musical con mayores ingresos anuales después de Beyoncé. En 2011, su séptima producción Femme Fatale vio luz. De corte dance-pop contemporáneo con influencias de géneros de música electrónica como el dubstep, fue catalogado por expertos y melómanos como uno de los mejores de su discografía.

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Justo antes de que acabara 2012, Spears comenzó a grabar su octavo material, Britney Jean, correspondiente al último que acordó por contrato con Jive Records. Para esta grabación, Will.I.Am confirmó que sería el productor ejecutivo. Especificó que intentaría ser el «vehículo» entre la cantante y sus seguidores.

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Ahora su música retumba en radios, iPods y discotecas. Parece que, a pesar de los golpes que zurraron los highlights de su vida, Britney no pretende irse a ningún lado.

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