Ciudad

Cafetín de Arquitectura de la UCV cerrado... por ahora

El cafetín de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV ha bajado su santamaría. Pero de manera temporal y dando oportunidad a necesarias mejoras. No todo cierra para mal ni para siempre

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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Los días arrasan entre despedidas, locales que clausuran, escasez de alimentos y medicinas. No es exagerada la angustia colectiva, los nubarrones que vemos cernirse sobre una cotidianidad que a toda costa necesitamos certera, protectora, rutinaria. Pero no todo cuanto ocurre tiene que ver con las maromas de la crisis que atraviesa Venezuela. No todo habla de fracturas irreversibles.

La semana pasada los asiduos al cafetín de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela se encontraron con un panorama desolador: la barra cerrada y el mobiliario amontonado. De inmediato volaron por las redes sociales vocablos alusivos a quiebre, tristezas, nostalgia. Y no es para menos. Ese cafetín, ubicado en una de los más emblemáticas edificaciones diseñadas por Carlos Raúl Villanueva, es de los preferidos en la ciudad universitaria. Profesores y estudiantes caminan desde otras lejanas facultades para desayunar, almorzar o tomar café allí. Son ya parte de la memoria gastronómica de “la casa que vence las sombras” su torta de chocolate, su Toddy, sus batidos espesos y su té con mucho hielo. Sin embargo, lo que realmente fascina es el sitio: su espléndida luz, la vista franca al Avila, el cálido jardín interior —creatura de Villanueva junto a Víctor Valera— honrado con una escultura cinética de Jesús Soto; el anfiteatro y paneles de Víctor Valera, el muro calado que habla de una construcción cuidada en todos sus detalles.

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Por ese cafetín han pasado variopintos y relevantes personajes. ¡Si sus mesas hablaran! Incluso ha llegado a la narrativa contemporánea como espacio referencial del imaginario citadino.

Razones con razón
El cierre del cafetín de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo es temporal, lo asegura su decano encargado, Gustavo Izaguirre Luna. El concesionario decidió por motus propio entregar las llaves y rescindir su contrato con la UCV. El Vicerectorado Administrativo convocará en breve a una licitación que haga volver a la vida al añorado comedero.

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Izaguirre, que opta por el optimismo y la sonrisa, indica que este cierre es ante todo una oportunidad: “Lo bueno es que es momentáneo y nos ha permitido hacer una propuesta que incluye condiciones de sostenibilidad, recomendaciones de balance alimenticio y que se respete el mantenimiento de los espacios”.

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