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Calbuco erupciona el miedo del sur

Sin mayor problema, el gobierno chileno controla la situación de emergencia tras la erupción del volcán Calbuco, ubicado en el sur del país. Distintos operativos de resguardo se han puesto en funcionamiento durante los últimos días, protegiendo con éxito a los habitantes de la región. Mientras tanto: la gran nube de ceniza arropa las esperanzas de supervivencia y causa estragos en la zona

Fotografía: EFE
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Tras 43 años de inactividad, el volcán Calbuco, ubicado a 2.015 metros de altitud al sureste del lago Llanquihue –en la región de los lagos−, sorprendió con una violenta erupción que provocó una enorme columna de humo, ceniza y rocas que se elevó por más de 10 kilómetros.

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El gigante gris estalló alrededor de las 6:05 p.m. hora local, lo que asombró a los vecinos de las ciudades de Puerto Varas, Puerto Octay y Puerto Montt. Con una duración de casi 3 horas y media, el Servicio Nacional de Geología y Minería –Sernageomin– anunció a las 09:23 p.m., hora local, que el pulso eruptivo había terminado.

Medidas preventivas

Debido a la fuerte amenaza que representaba este fenómeno natural, la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior –Onemi–, en conjunto con el gobierno de Chile, declararon una alerta roja para el área circundante, fijando una zona de exclusión en un radio de 20 kilómetros. El peligro latente obligó a evacuar a más de 4.000 personas. Todas las actividades han sido suspendidas, entre ellas las clases, el uso de carreteras y la aviación civil del aeropuerto de Puerto Montt.

La operación fue realizada con éxito y, hasta ahora, no existen cifras de decesos ni heridos.

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Una segunda erupción, mucho más fuerte que la anterior, se registró en la madrugada del jueves, lo que alertó nuevamente a las autoridades. Horas después de su inicio, su energía se vio reducida significativamente. Aun así, Sernageomin advirtió que los niveles de peligro permanecían presentes. En tanto, las autoridades de salud informaron que se han entregado al menos 70.000 mascarillas en la región de Los Lagos para evitar cualquier complicación respiratoria.

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Consecuencias

Por otro lado, se detectó la presencia de un flujo de sedimento y agua desde la ladera del volcán hacia el río Correntoso, lo cual podría provocar su desbordamiento y la inundación de áreas pobladas aledañas. Sin embargo, militares y carabineros que recorrieron la zona señalaron que no había peligro de algún aluvión o crecida del río.

Tras las erupciones se han formado diversos cráteres en el macizo, por los cuales se expulsa humo, cenizas y material piroclástico –gases propios de la actividad volcánica capaces de quemar vegetación y humanos. Además, en las últimas horas se han producido más de un millar de sismos como consecuencia de la actividad volcánica.

Los miles de evacuados de las zonas cercanas al Calbuco permanecerán alejados de sus hogares indeterminadamente ya que el proceso eruptivo podría extenderse por semanas o meses, dejando a los poblados aledaños abandonados y ocultos bajo la ceniza.

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El peor caso se presenta en la Ensenada, a 15 kilómetros del volcán, que quedó cubierto por una gruesa capa grisácea, y piedras arrojadas por el macizo. Los animales domésticos quedaron encerrados y caballos y vacunos están sin alimentos porque las restos de la erupción cubrieron los pastos con acumulaciones de entre 30 y 100 centímetros, que también derribaron techos de casas y comercios.

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Las cenizas del Calbuco han sobrevolado las zonas aledañas al volcán y han seguido avanzando en dirección al norte hacia las regiones del Biobío, Maule, O’Higgins y Valparaíso, esta última a menos de 200 kilómetros de Santiago. Además, la nube polvorienta aterrizó en países de la región como Argentina –en Bariloche–, el sur de Brasil y Uruguay.

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La situación actual se mantiene relativamente “tranquila”. Sernageomin explica a través de su cuenta de Twitter @sernageomin que ha disminuido la sismicidad del volcán. Poco a poco la situación se solventa, pero los daños causados –y los futuros por presentarse− son impredecibles.

El Calbuco es uno de los tres volcanes más peligrosos de los 90 activos que tiene Chile. Su última erupción se registró en 1972, aunque fue de baja intensidad. La región donde se halla es conocida por ser uno de los principales focos turísticos nacionales, visitado por chilenos y extranjeros justamente por estar rodeado de montañas y lagos.

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