Entrevista

Ciprina Ramos: la primera dama de Consecomercio

Ante la crisis institucional que vive el país, las organizaciones gremiales enfrentan mayores exigencias. Las de Cipriana Ramos son las de renovar y reestructurar una asociación empresarial en medio de una crisis económica, sin perder la confianza de quienes la eligieron para asumir el reto

Fotografía: Andrea Hernandez
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Un salón repleto aplaudió de pie el nombramiento de Cipriana Ramos como presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio). Su victoria estaba cantada incluso antes de que Elías Aponte, su contrincante, retirara su candidatura en las elecciones, las primeras que se hacen en el gremio desde hace 18 años.

Los miembros de la organización llevaban un tiempo pidiendo cambios, y en Ramos se ve ahora la personificación de esa transformación. “Debemos darle a Consecomecio la proyección de un país que necesita que las instituciones interpreten los tiempos en los que vivimos”, pronunció durante su primer discurso como la máxima representante del sector terciario del país.

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Con una mirada que no titubea, ni siquiera ante las preguntas más acuciosas o acuosas, y una actitud frontal y directa, Ramos no es de esas personas que dejan escapar sonrisas tan fácilmente. Su exterior muestra a una mujer fuerte y que sabe que lleva el peso de uno de los gremios más afectados por el entorno económico. Y no es que tenga mal carácter, todo lo contrario. Quienes la conocen y ovacionan ese el día de su investidura saben que detrás de su dura fachada guarda una persona generosa, con vocación de servicio y siempre dispuesta a ayudar.

Así lo aseguró el presidente de la Cámara de Comercio de La Guaira, Eduardo Quintana, su colega y amigo de más de 20 años. “Es una excelente persona, muy dada a colaborar. Aquí en el litoral se le conoce por dar todo lo que está a su alcance para resolver los problemas. Muy batalladora. Es frontal pero siempre con un fundamento lógico, cuando hace sus planteamientos es porque está muy segura de lo que dice”, dijo.

Sin embargo, la responsabilidad de dar un vuelco total a la estructura gremial de un sector indefenso ante la escasez, la falta de divisas, los problemas laborales y las fiscalizaciones hostiles por parte de funcionarios públicos puede flaquear al más fuerte. Las expectativas son altas. Confían en que Ramos sacudirá los esquemas tradicionales y refrescará la imagen de un grupo empresarial acusado de ladrón por parte del gobierno.

Hay quienes se muestran escépticos. “Todavía le falta pulirse”, dijo uno de los consultados, quien afirmó que la representación gremial es un trabajo que exige habilidades diplomáticas. No obstante, el secreto de la propuesta de Ramos se basa en la interconexión de todos los subsectores que hacen vida en Consecomercio: más de 200 cámaras afiliadas, a todo lo largo del país, cada una con exigencias y problemas diferentes buscando ser incluidas en la agenda de la capital, la que marca la pauta.

“El problema es que las cámaras regionales no se sentían representadas por la directiva actual, y a veces veía su postura como poco contundente”, expresó una fuente del sector que pidió no revelar su identidad. Quintana explicó que no se trata de que la anterior junta directiva no lo hubiese hecho bien, sino que más bien el gremio está atravesando por una especie de estancamiento, que ocurre con todos los sectores.

Ramos sabe muy bien en lo que se metió. Afirma que, con su equipo, fortalecerá la institución y realizará ruedas de negocios intergremiales. “Necesitamos coordinar un Consecomercio nacional con uno regional”, sostuvo en declaraciones a los medios presentes durante el acto de aclamación.

Ya en confianza, confesó a un grupo pequeño de periodistas que nunca estuvo en sus planes lanzarse a la presidencia de Consecomercio, pero que sus compañeros aduaneros insistieron en postularla. Sobre su cambio de opinión, afirmó: “Hay que asumir los retos”.

Sacudón gremialista

La selección de Ramos fue la primera señal de vientos nuevos. Consecomercio tenía casi dos décadas sin elecciones y sustituyendo a sus presidentes con el primer vicepresidente. Eso cambió cuando un equipo de empresarios pensó en que había que hacer las cosas de forma distinta, desde el protocolo.

“Empezamos a recorrer el país buscando ideas. Yo personalmente acompañé a Cipriana a algunos viajes”, reveló Quintana. El nombre de la abogada se repetía como una posibilidad desde que se tomó la decisión de cambiar de los estatutos para la elección de la directiva. También resaltó el de Diana Mayoral, otra gremialista con amplia experiencia.

Pero la firmeza de Ramos a la hora de asumir las exigencias propias del cargo privó a la hora de decidir quién estaría al frente de la plancha, a la que llamó “Alianza Gremial”. La acompañaron en el proyecto Alfonso Riera, director de la Cámara Venezolana de Franquicias; Teodoro Bellorín, presidente de la Cámara de Comercio del estado Nueva Esparta; María Carolina Uzcátegui, presidenta de Fedecámaras Trujillo; y Mayoral, la primera mujer presidenta de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Caracas. “Es un equipo de primera línea”, expresó uno de los empresarios consultados.

Ramos, oriunda del estado Vargas, se formó en las aduanas. Se capacitó en el área en la Universidad Simón Bolívar, para 14 años después graduarse de abogada en la Universidad Santa María. Incursionó en la actividad gremial como miembro de la Comisión de Aduanas de la Cámara de Comercio de La Guaria, de la que posteriormente fue directora y presidenta. Hasta el año pasado dirigió Fedecámaras Vargas, al mismo tiempo que ejercía como asesora jurídica del sistema aduanero.

Es madre soltera de un único hijo, Efraín, quien la acompañó el pasado 1 de mayo en su nombramiento, al que también asistieron una hermana y una sobrina. Fue juramentada por el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, al que observó con una sonrisa de medio lado mientras levantaba la mano derecha.

“Fue una asamblea muy emotiva e importante. El salón estuvo todo el tiempo lleno”, recuerda Quintana. Él, al igual que muchos de los presentes, está invadido por una necesidad de optimismo. Y tal como Cipriana Ramos, se esperanza. Algo bueno se vislumbra en lejanía… Ojalá.

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