Cine

Del buen periodismo a la gran pantalla

Un día más con vida ha ganado el Premio del Público en el Festival de Cine de San Sebastián, el pequeño de los grandes encuentros cinematográficos. Una cinta animada que convenció a los espectadores reunidos en Donostia. Clímax presenta la serie Hablemos de cine

TEXTO: ANDREÍNA MUJICA |FOTOGRAFÍAS: FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN Y EFE
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Un día más con vida es la excelente adaptación de la novela homónima de Ryszard Kapuscinski consolidada en 60 minutos de animación en 3D, una novela gráfica y 20 minutos de documental. Allí queda retratada un trozo de la historia de Angola (1975) a través de testimonios de algunos sobrevivientes que dan vida al gran periodista que fue el Kapu. «Ricardo», como le llamaban en Angola, aquí ha logrado una de sus metas: no dejar morir sin rostro, sin identidad, sin memoria a las víctimas de los conflictos bélicos.

Raúl de la Fuente, co-director

Se había estrenado en Cannes en la Sección Oficial (fuera de concurso) y ya se escuchaba entre pinchos y sidra por las angostas calles de Donostia que era una favorita del público. Y así fue. El navarro Raúl de la Fuente sigue cosechando premios, que van desde un Goya hasta llegar como finalista al Oscar.

Con un ritmo que galopa entre el cómic y testimonios reales, el relato de Kapuscinski deja al espectador reflexionando sobre la guerra y sus conspiraciones, entrega con honestidad la dulzura de los ideales y nos deja la tristeza de sabernos víctimas de los vampiros del poder; sea Siria, Nicaragua o Venezuela, en forma de terrorismo, narco o socialismo, todos enlodando la palabra libertad, bajo la mirada indiferente de muchos y la indolencia burocrÁtica de los organismos internacionales. Lamentablemente, ese tercer mundo sigue bajo el humo de la guerra, sea declarada o no por las naciones (unidas).

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Ryszard Kapuscinski (Premio Príncipe de Asturias 2003 en Comunicación y Humanidades) entra al periodismo desde la poesía, no fue el típico lector obsesivo de niño, de hecho, es de adolescente que comienza a interesarse por la lectura. Sin embargo, escribe un poema, lo envía a un periódico y esto marca su inicio en el mundo de las letras, pero, sobre todo, como buen poeta, su insaciable empatía con los desamparados, con las víctimas de la guerra, con un mundo que no había nacido, pero del cual él fue un testigo esencial.

La película describe el drama de la guerra de Angola en 1975 a través de los ojos de este periodista. La dirección artística fue realizada por completo en España. El engranaje en el séptimo arte se consolida en esta obra, que incluye una cierta mirada que corresponde con la actualidad.

Querámoslo o no, hay un mundo globalizado, hay una memoria en los pueblos y las guerras no acaban con un «The end» cinematográfico. Tan solo el conflicto de Siria desató la crisis de refugiados que fue usada para consolidar el Brexit, y es la muletilla para muchos políticos que pretender montarse en el poder escalando sobre las penurias de sus pueblos o de los países cercanos. Todo está, como dirían en Un día más con vida, en un estado de «confusao», es lo que buscan, sin importar que las consecuencias políticas y económicas se harán sentir en el seno de las sociedades.

Por más que quieran encerrarse, proponer muros, exigir pasaporte o poner límites para los emigrantes, no existe paz ni prosperidad sin una mayor cooperación de los gobiernos democráticos en los asuntos mundiales. Hacerse a un lado es sentarse a esperar «cuando el destino nos alcance», cosa que de forma irreductible siempre llega. Another day of life sirve para que se pongan por un rato en una sala oscura, en los zapatos de los otros, esos, que solo se ven cuando son proyectados en grandes festivales.

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