Las drogas de esta generación

Frenéticas, apabullantes y devastadoras son las drogas del siglo XXI. Sus efectos son tan inmediatos como la nueva era, y las consecuencias parecen ser apenas ensayos de nuevos problemas de salud pública en el mundo

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Canibalismo, pérdida de piel y dientes, perforación de huesos y pronósticos de vida que van de dos a tres años, son parte de los efectos de las nuevas drogas del siglo XXI. Sustancias químicas que han hecho ruborizar tanto a la opinión pública como asiduos de drogas “clásicas”como la marihuana. Sus efectos nada tienen que ver con estéticas románticas como la del ficticio Johnny Carter de El perseguidor de Cortázar o la irreverencia del contestatario Bret Easton Ellis.

Ni siquiera la máxima enciclopedia de Harry Shapiro, Historia del rock y las drogas – La influencia de las drogas en la música popular, una exhaustiva investigación que va desde el jazz y la marihuana hasta la música dance y el éxtasis, se acerca a la preparación, consumo y consecuencias de estas drogas de diseño que deja como niños de pecho hasta al club de los 27.

Entre caníbales

Una escena digna de película de terror fue captada por una cámara de vigilancia. Ocurrió al sur de Florida, Miami, en 2012 y desde entonces, se volvió comidilla en redes sociales: Rudy Eugene, de 35 años, se comió los ojos, nariz y orejas del indigente Ronald Poppo, de 65. Los intentos de la policía por detener el ataque fueron en vano. Eugene fue baleado a muerte por las autoridades y Poppo, ciego, no puede ver la fama de su desgracia. Rudy es conocido como “el caníbal de Miami” y Poppo la primera víctima conocida de una película de zombies hecha realidad.

El suceso ocupó los titulares de prensa de los medios más serios y amarillistas de Estados Unidos y el mundo y las investigaciones policiales y forenses dieron con el nombre de una nueva droga, derivada del LSD, que justifica el arranque antropófago de Rudy. Se llama Ivory wave —Ola de marfil— y también se le conoce como ‘sales de baño’. Este último nombre parece ser el más aplicable por su fabricación y apariencia, ya que en efectos es similar a la cocaína y puede venir en presentación de sales de baño.

En declaraciones hechas a InfoBae, Mark Ryan, experto en drogas sintéticas del Louisiana Poison Center, explica que el Ivory wave puede fumarse, inyectarse o aspirarse, pero que su presentación más común es la de “sales de baño”. “Que incluso son distribuidas en pequeños paquetes, tabletas o cápsulas”, dijo. De 2010 a 2011 ya registra 1060 casos de intoxicación y que hasta la fecha, ha cobrado popularidad en Estados Unidos.

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Un cocodrilo nada dandy

Bautizada como krokodil por sus efectos que carcomen piel y huesos, pero su nombre formal es desomorfina. Esta sustancia empezó a usarse en 1930 como analgésico en Estados Unidos y en dos años desapareció del mercado por sus propiedades adictivas. Tuvo un nuevo apogeo ante la escasez de heroína en Rusia por las bajas cosechas de opio en Afganistán, y actualmente es consumida en países ex soviéticos cuyos decomisos de la sustancia entre 2009 y 2011 incrementaron en 2.300%.

Heroína de los pobres

También se inyecta. Cuesta cinco veces menos que la heroína. Se prepara en menor tiempo y su efecto también es corto. Está hecha a base de codeína —alcaloide presente en el opio y jarabes para la tos— para luego mezclarse con químicos como aceite industrial, tiner, gasolina, yodo y el raspador de cajas de fósforos. “Se estima que en 2011, fue consumida por 100 mil personas en Rusia y 20 mil en Ucrania”, según el International Journal of Drug Policy. En octubre del mismo año se encontraron indicios de krokodil en Alemania; en marzo de 2013 en Argentina y en enero de 2014 se confirmó el primer uso en Sonora, México.

Nada heroica

La página Pijamasurf México publicó el pasado 9 de enero una síntesis titulada ‘Radiografía del Krokodil: origen, antecedentes, precio, efectos y estadísticas alrededor de esta sustancia’, que entre la información recopilada contiene un video de trece minutos de usuarios afectados por la nada heroica heroína de los pobres.

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Entre siglas te veas

MDMA y 2C-B son las nuevas drogas más populares entre los jóvenes. Ambas son drogas psicodélicas y la primera, a pesar de conocerse como “Éxtasis”—por su presentación en pastillas— contiene otras sustancias, puras o mezcladas como metanfetaminas, efedrina —fármaco utilizado para bajar de peso— y cocaína. Por su parte, el 2C-B viene en polvo, a veces rosado o verde, cuyo efecto, parecido al de la cocaína, raya en lo psicotrópico.

Greta es venezolana, estudia publicidad y en sus ratos libres dibuja “bajo efectos de lo que me llame la atención”. Hace un año probó el 2C-B. “Fue la vaina más de pinga del universo para lo que dura el high y por esa misma época el MDMA que te pone muy activa y quesúa. El problema es que tomé muchas y mandibuleé tanto que terminé con la boca jodida”, cuenta para después darle una calada al cigarro.

¿Es muy distinto del LSD?

—El LSD es arrechísimo la primera vez. Dura demasiado y literalmente todo lo relacionas con cosas cool.

¿Por ejemplo?

—No sé, estar en una piscina y cuando tocas el agua sientes que es un tambor.

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De esto con aquello

En Venezuela la escasez también afectó la presencia de marihuana en las calles. Para los eruditos del acto de fumar, lo que se encuentra ahora es bastante malo. “Tanto así, que desde hace año y medio dejé de fumar”, cuenta Jorge quien explica en tono casi académico que la marihuana que llega a Venezuela “probablemente venga de Colombia y así como el resto de los productos básicos, se ve afectada por la devaluación: hay menos, peor cantidad y mucho más cara. De hecho, se rumora que varios fabricantes y distribuidores en Venezuela han optado por rociar la marihuana con una mezcla de agua y cocaína para atribuirle adicción física”.

¿Fue por las mezclas que dejaste de consumir marihuana?

—Básicamente. Pero no es miedo, es respeto.

¿Cuál es la diferencia?

—Mira, por ejemplo, fumar marihuana en Ámsterdam es otra cosa. La variedad y calidad probablemente sean únicas, dado que es legal. De hecho se me hizo increíblemente sencillo trasladarme de Holanda a Inglaterra, pasando por Francia, donde agarré ferry, con marihuana y hongos. Son sustancias legales y por ende no alteradas en modo negativo.

¿Hay modos positivos?

—Rociar marihuana con cocaína sin que el consumidor sepa, con el fin de provocarle una adicción física, lo es. En Europa las tiendas te dicen qué efecto te causa cada porro u hongo que decidas probar.

Jorge es tajante cuando habla de drogas. Recuerda una experiencia —con hongos— en las que caminando por una playa de Londres tuvo un momento de introspección que nunca olvida: tenía dos o tres epifanías por minuto, casi todas sobre temas antropológicos, filosóficos, sociológicos, astrológicos, que ampliaban notablemente mi concepción de la realidad, dice.

¿Tenía lógica todo aquello?

—Pues si yo te digo que sí, suena muy pegado. Estaba con un amigo, médico egresado de la Universidad de Los Andes, que no consumía nada, y fue analizando todos mis procesos y debatiendo conmigo sobre las hipótesis que formulaba en base a estas revelaciones. Curiosamente, todas le parecían lógicas.

Sea en Europa, Estados Unidos o América Latina, las drogas de diseño parecen ser no solo producto de la exacerbada creatividad para elaborar sustancias que generen nuevas sensaciones, sino producto de la escasez, difícil acceso o prohibición de las comúnmente conocidas drogas clásicas. Así, se empieza a dibujar una era en el mundo de las drogas en las que al parecer, aquello del monte y la coca son cosas de viejos.

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