Opinión

El 23 de Enero tributó un estruendoso cacerolazo a la GNB

El 17 de abril de 2017 un evento pasó inadvertido. Pocos medios de comunicación se enteraron: el regimiento Guardia de Honor, encabezado por el general Padrino López, fue caceroleado por vecinos del 23 de Enero. La idea de aquella exhibición era demostrar cohesión de las fuerzas armadas, capacidad para moverse y unidad. Sin embargo, la respuesta del pueblo espichó el ánimo y orgullo de los oficiales

Fotografía: AP
Publicidad

La confiscación de los medios de comunicación, especialmente los audiovisuales, ha sido un duro golpe al derecho de las audiencias a estar informadas. Asimismo, le ha dificultado tremendamente a la oposición la tarea de comunicar su mensaje a las masas —lo que, de paso, ha obligado a las fuerzas democráticas a fortalecer sus vínculos directos con la gente, a la que ya no pueden llegarle por la radio ni por la televisión. Pero ya está afectando también a sectores del régimen, que quieren difundir una idea y topan con el hecho de que los canales del Estado, así como los confiscados por el régimen, carecen de credibilidad y de público: pocos lo ven, poquísimos les creen.
Ha debido ser este contexto de debacle comunicacional el que llevó al ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, a concebir un proyecto que a él debió parecerle de perlas. Ya que no tiene ningún sentido apelar a Venezolana de Televisión (VTV) para difundir un contenido, seguiría la senda de la oposición: se tiraría a la calle a hacer su actividad; y que fuera la gente, los testigos, las redes sociales, quienes se hicieran eco de lo que quería comunicar.
Fue así como el 16 de abril envió una instrucción a los miembros del Regimiento Guardia de Honor. Tendrían que reunirse en la madrugada del día siguiente para hacer una actividad que causaría gran impacto en la comunidad. Nadie podía faltar. Era una orden.
Ese día el país, o buena parte de él, supo con indignación las declaraciones del general Padrino López en las que aseguraba que en las manifestaciones de la oposición en todo el país, que ya para entonces habían cobrado más de 40 muertes, principalmente de estudiantes, no había represión. “Aquí lo que se ha hecho es contener a los manifestantes para mantener el orden público”, mintió el funcionario, en entrevista en VTV.
No tardaría, por cierto, en contestarle el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien afirmó que Padrino López “ha apartado a las fuerzas armadas de sus compromisos fundamentales: respetar la Constitución, las leyes y la propia institución, a la que ha transformado en un elemento fundamental de la ruptura del orden institucional del país”. Y lo acusó de ser “plenamente responsable de adherir la conducta criminal de asesinar a decenas de manifestantes pacíficos, y  de aplicar la justicia militar a civiles que se manifiestan pacíficamente».
Cita-1-23-de-enero-milagros
Al día siguiente, el 17 de abril de 2017, a las 5:30 de la mañana, en cumplimiento de la orden del ministro, más de mil hombres estaban congregados en la antigua sede del Museo Militar, lugar conocido popularmente con la sigla de CDLM, en Monte Piedad, 23 de Enero.
Tal como les habían mandado, todos los integrantes del Regimiento Guardia de Honor acudieron en uniforme de «rajucho», es decir, pantalón y botas de campaña y franela verde. La actividad consistiría en ir desde la tumba de Chávez hasta la sede del Regimiento Guardia de Honor, ubicado en la avenida Urdaneta, frente al Palacio de Miraflores. Se trata, por cierto, de un trayecto en bajada, dato no desdeñable, puesto que en el origen del plan Maduro estaba incluido; de manera que, debía que buscarse una ruta por zona populosa que, a la vez, no le supusiera al obeso dictador un esfuerzo muy por encima de sus posibilidades.
Antes de iniciar la carrera, los presentes fueron sometidos a una arenga de Padrino López, quien, entre otras cosas, les dijo que aquella actividad era “una idea del Presidente”, quien estaba muy entusiasmado con la perspectiva de estar ahí e ir al frente de aquellos oficiales en el trote hasta el palacio de gobierno, pero “lamentablemente, asuntos de Estado que debe atender, le impidieron acompañarlos”.
Y añadió que esa actividad sería “una oportunidad de estar cerca del pueblo para demostrar que su fuerza armada está para protegerlo”; y que, al mismo tiempo, ese pueblo tuviera “la oportunidad de demostrar el respeto y el cariño que siente hacia la FANB”.
Si en algún momento se consideró seriamente que Maduro trotara por las calles, eso no lo sabemos. Tendemos a pensar que no. No solo por la cuestión del sobrepeso, sino por las “muestras de amor” que ha recibido el impopular mandón las últimas veces que se ha expuesto a las multitudes. Estaba claro que la idea de aquella exhibición era demostrar cohesión de las fuerzas armadas, capacidad para moverse, presencia en las calles y unidad detrás de Padrino López. Ahora faltaba que el pueblo demostrara el cariño y el respeto que siente por los militares.
Transcurridos unos minutos de iniciada la carrera, cuando los oficiales y la tropa, 1.100 hombres en total, se paseaban a la vista de la ciudadanía, para recoger guirnaldas de flores, hurras y aplausos, lo que tronó fue un sonoro cacerolazo proveniente de las viviendas ubicadas en las calles del 23 de Enero. En minutos, el cacerolazo ensordeció a los militares.
La expresión de los encargados de la seguridad, cuenta uno de los uniformados trotadores, era de evidente angustia. Los oficiales murmuraban entre dientes: «¡Vaina! Menos mal que nos respetan y nos tienen cariño». Alguno mascullaba: “Trágame, tierra”. Y los barrigones, que se habían rezagado y venían jadeando, aprovecharon para montarse en los vehículos que se acercaron, como respuesta a la novedad, y terminaron de llegar al punto de destino. Sin trote y sin aplausos.
“La cosa fue tan desagradable que, al llegar a la sede del Regimiento Guardia de Honor, no hubo discurso, no hubo felicitaciones, ni cantos patrióticos. Nada de ‘Viva la revolución’, ‘Viva Maduro’. Nada. Solo: ‘Retirarse, retirarse’”.
En vez de la llegada triunfal del Regimiento Guardia de Honor, se hizo un mustio, a las afueras del Palacio de Miraflores, por el séptimo aniversario de la creación de la Milicia Nacional Bolivariana (MNB). Fue allí donde Padrino López, imaginamos que abochornado por el cacerolazo que acababa de cosechar, dijo que “la FAN ratifica su lealtad al Presidente Nicolás Maduro”.
Y aludió a las “afrentas contra los integrantes de la FAN”, atribuyéndolas a “un plan cuidadosamente concebido para golpear el honor militar y minar sus mandos orgánicos”.
La protesta del 23 de Enero, que no apareció en ningún noticiero, expresó muy claramente la tesitura del ánimo nacional y llegó al público indicado.]]>

Publicidad
Publicidad