Opinión

El año terrible de Nicolás Maduro, ni Dios le proveyó

Aquí un Memoria y Cuenta que hace Toto Aguerrevere del terrible año que acaba de sortear malherido el Presidente Nicolás Maduro. Ni los santicos los ayudaron

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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El 2015 ha sido un año terrible”. Esta fue una de las frases que el Presidente Nicolás Maduro reveló en el acto del 17 de diciembre de 2015 a propósito de la conmemoración de los 185 años de la muerte del Libertador, Simón Bolívar. Algo inusual en él, por cierto. Acostumbrado a decir que Venezuela está mejor que Suiza y que la Revolución Bolivariana es toda una potencia socio-económica. Es bueno que por lo menos tenga conciencia de que fue un annus horribilis para la totalidad del país.

Sobre todo, fue un año terrible para él. No todos los años se derrumba de un solo golpe el apoyo político que le costó a su sucesor catorce años y un cáncer. Los números demuestran que el 40,8 % de los votantes —que se decantaron por la opción del PSUV en las elecciones parlamentarias— se traduce en una pérdida de casi dos millones de electores que otrora elegirían a Maduro en las presidenciales del 2013. Nefasta noticia para él y sus ministros. Como todos saben desde bachillerato, es doloroso no ser popular. Asunto cantado si se considera que comenzó el 2015 con solo 22% de aprobación popular.

Hasta el mango que le lanzaron en la cabeza a finales de abril no fue casualidad. El 2015 vio colas en todos los supermercados y abastos del país. No es para menos, el precio paralelo, que comenzó en enero a 173 Bolívares por un billete, terminó en diciembre en 833,33 Bs. Esta cachetada de la economía dejó a todos los venezolanos volteando la cartera. ¿La solución? Entablar una demanda contra la página web Dólar Today.

La verdad es que Nicolás Maduro jamás estuvo compaginado con la realidad del país. Los gastos de sus múltiples viajes con comitivas de más de 70 personas fueron exorbitantes. Se ausentó en 35 oportunidades incluyendo un viaje a Cuba para participar en la marcha de los trabajadores antillanos. Tan solo en enero de 2015 visitó 10 países. “Pidiendo cacao” fue la excusa no oficial de sus múltiples giras. En más de una ocasión, sobre todo en su gira por Rusia, China, Irán y Catar, manifestó: “He conseguido los recursos necesarios para el país”. ¿Dónde están esos beneficios se pregunta la población?

Las frases de su gobierno sobre la escasez no escaparon de ser comentadas por la ciudadanía. “El que quiera comer importado que lo haga con sus dólares”, dijo Dante Rivas, olvidando que el pueblo tiene sus dólares secuestrados desde el 2003. Ernesto Villegas recomendó a pintarle una paloma a la cola, cosa todo el mundo hizo. El pueblo volvió a esas largas filas por pollo o leche hasta que Aristóbulo dijo: “todo el que haga cola es porque tiene real”. Ahí nos miramos los unos a los otros para ver quién era el millonario. Ya en octubre, por mucho que Jacqueline Faría asegurara que las colas eran “sabrosas”, ya no había nada más que decir.

Además, Maduro siempre contó con la canciller Delcy Rodríguez. España, Colombia y Guyana tuvieron que sacar su manual de cómo lidiar con una funcionaria que no es de carrera y que cree que las relaciones internacionales se negocian con la frase “Venezuela se respeta”. En más de una oportunidad se vieron tensas las relaciones con países hermanos —salvo aquella risible campaña de firmas contra el decreto de Obama y por las sanciones a funcionarios venezolanos que se amontonaron en cajas y que nadie hasta el día de hoy sabe donde están.

Es irónico que la frase más memorable dicha por Nicolás Maduro en su Memoria y Cuenta del 2015 ante la Asamblea Nacional fue: “Dios proveerá”. Pues Dios no intervino tanto como lo hizo el Gobierno nacional. Más de 150 detenidos en los primeros 60 días del año así lo confirmaron y la solución a las colas fue vilipendiar a una comediante y arrestar a la junta directiva de las cadenas de farmacias. Antonio Ledezma fue arrestado sin que se sepa realmente la causa de su juicio y la juez Susana Barreiros, en probable cumplimiento de lealtad, dejó podrir a Leopoldo López en la cárcel por casi 14 años.

Sí fue un año terrible para Nicolás Maduro, considerando que se le fue el talento necesario para sacar adelante a Venezuela. Muy a pesar de que su Ministro de Salud saliera con una irresponsable declaración al decir que solo 320 médicos se habían ido de Venezuela en los últimos seis años, lo cierto es que las 4000 solicitudes semanales en la Universidad Central de Venezuela (UCV) por certificados de notas para el exterior es, por donde se vea, una estampida.

Para más colmo, Nicolás Maduro se enfrentó a una Memoria y Cuenta en una Asamblea Nacional que lo adversa en sus soluciones de cambio y solo ofreció cuentos chinos. No habló sobre cómo la Organización de Naciones Unidas (ONU) le dio un año al defensor del pueblo para que probara su independencia del Gobierno. No le dio explicación a la situación de los presos políticos. No criticó que la fiscal general de la República dijera en 2015 que “La Tumba” es una exageración que busca causar horror.

Nada de eso se refirió Nicolás. No dio la razón del porqué la ONU afirma que Venezuela es el país con más muerte por granadas. No reveló cuántos homicidios hubo el año pasado y por qué todavía no se ha implementado una política frontal contra el hampa. Tampoco se refirió a sus sobrinos como recientemente lo hizo la primera dama. Ni un fracaso admitió. Solo dijo que había sido un año terrible.

Cierto Presidente, fue un año absolutamente terrible en el cual ni Dios le proveyó.

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