Ambiente

El calor derrite la Antártida

Para nadie es un secreto que la contaminación ha causado estragos en todo el mundo. Como consecuencia, el creciente calentamiento global ha logrado colarse en los lugares más recónditos del planeta, donde el frío “reina” y lo desconocido prevalece. Este es el caso del Totten

Texto: Eduardo Puyana
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¿Reina? Se puede decir que aun esta afirmación podría seguir siendo válida. Pese al daño diario que causa la humanidad al medio ambiente gracias a la emisión de gases contaminantes, el planeta ha logrado mantenerse relativamente firme.

Es cierto que una minoría intenta abanderar la ecología como fuente de vida para próximas generaciones, aun así este esfuerzo no ha conseguido los frutos esperados. La problemática se mantiene latente y no se ha logrado contener, lo que lleva a la siguiente interrogante: ¿hasta cuándo el ecosistema resistirá ante tanta agresión?

Uno de los glaciares más grandes del planeta, Totten, es víctima del calentamiento global. Día a día, el calor brota desde su interior y derrite su hielo sin clemencia, lo que pone al descubierto la vulnerabilidad de la Antártida Oriental y su papel en el aumento del nivel de los océanos.

Totten1

Con sus 120 kilómetros de largo y sus 30 kilómetros de ancho, este gigante antártico «es uno de los más grandes glaciares del planeta y uno de los sistemas glaciares menos comprendidos», dijo a Efe Steven Rintoul, jefe de una expedición científica que midió las aguas por debajo de su capa de hielo.

El científico australiano aclaró que se trata de las primeras mediciones de las temperaturas de las aguas que rodean al Totten, que está situado a unos 3.200 kilómetros al sur de la isla de Tasmania, y por tanto es prematuro imaginar un vínculo con el cambio climático.

A pesar de ello, Rintoul reflexionó que «la Antártida Oriental es más vulnerable de lo que se pensaba y puede contribuir al aumento del nivel de las aguas», en una medida que aún se desconoce.

El Totten se desagua a 538.000 kilómetros cuadrados de la Antártida Oriental -un poco más grande que el territorio español- y de él fluyen unas 70.000 millones de toneladas de hielo cada año, una cantidad que podría llenar cada dos días y medio la Bahía de Sidney, pero hasta el momento esta descarga se ha considerado como normal.

Australia

Pero este inmenso glaciar, una de las dos grandes regiones del continente blanco, se está derritiendo debido a las aguas calientes que lo rodean, tal y como lo comprobó la investigación conformada por 23 científicos y técnicos que viajaron a bordo del rompehielos australiano Aurora Australis. Incluso hay imágenes satelitales.

«Antes se solía pensar que esta parte de la Antártida Oriental estaba protegida y era menos susceptible a los cambios como lo es la Occidental y por primera vez se ha podido tener evidencias de que las aguas calientes están llegando hasta el Totten», enfatizó Rintoul, al referirse a esta expedición que logró por primera vez llegar hasta la parte frontal del glaciar para medir las aguas submarinas.

A su derretimiento contribuye el hecho de que el glaciar se asienta sobre un lecho de rocas que está muy por debajo del nivel del mar, lo que lo expone más a las aguas calientes, en un proceso parecido al que sucede en las zonas antárticas al sur de Sudamérica y que no se puede revertir.

Las temperaturas de las aguas frente al Totten al momento de las mediciones era de unos cuatro grados bajo cero, pero mucho más cerca de la base el agua es «tres grados más caliente que el punto de congelación», que depende de la profundidad del océano, explicó el científico.

Rintoul, jefe de la expedición de la División Australiana Antártica, aclaró que el Totten no se derretirá completamente.

«Al menos no en muchos milenios», subrayó Rintoul al subrayar que no debe esperarse que los niveles del mar en el planeta aumenten en seis veces, que es lo que podría suceder en el remoto caso de que se desintegre completamente el Totten.

Con las muestras camino al laboratorio y nuevos estudios por delante y proyectos para desarrollar nuevas técnicas de medición, Rintoul espera poder determinar en un futuro cuánta agua glacial está presente en los mares y hallar la «firma química» del Totten.

También intenta averiguar cuánto tiempo más las aguas antárticas pueden contribuir a sumir el CO2 de la atmósfera.

«Los mares antárticos como sumideros nos hacen un servicio, pero éste viene con un coste, que es la acidificación de los océanos. Los cambios en la química de los océanos tienen implicaciones, como en la vida marina», alertó el experto.

Verdades hediondas

Calentamiento

Según un informe realizado en 2012 por la Administración de Información Energética (EIA) en la que se revela la cantidad de emisiones de dióxido de carbono en millones de toneladas anuales por país, se indica que Asia y Oceanía junto a Norteamérica encabezan la lista de  contaminantes.

Los datos hablan por sí solos y la realidad es devastadora. Durante ese año, los países de Asia y Oceanía generaron un total de 14,882.184 emisiones. Este gran grupo es liderado por China: 8,547.746.

Si se compara con Norte América, causante de 6,276.454 emisiones, la distancia con el país asiático es muy pequeña. Estados Unidos es en el encargado de abarcar la mayor cantidad de gases de la región: 5,270.422.

Centro América y Latinoamérica: otra zona cochina

Se dice que los países desarrollados son los principales agentes dañinos del medio ambiente debido a su cantidad de industrias y el manejo de energías no renovables. ¿Pero qué pasa en este lado del mundo?

El estudio también señala que el total de emisiones en Centro América y Latinoamérica es de 1,399.469, lo que parece una cifra insignificante ante los gigantes asiáticos. Aun así, cada emisión es un granito más para el montón y esto debe ser evitado a toda costa.

Brasil encabeza ambas regiones −500.228−, seguido de Argentina −195.999− y en tercer lugar, sin mucha sorpresa, Venezuela −184.793.
El planeta se desborona, se derrite, se calienta, colapsa.

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