Íconos

Héctor Lavoe: "Soy el cantante"

Su voz, su mejor instrumento, marcó un antes y un después en el mundo de la salsa. Aclamado por su estilo irreverente, se convirtió en el cantante principal de la banda de Willie Colón, de quién se separaría años más tarde. La historia de Héctor Juan Pérez Martínez, mejor conocido como Héctor Lavoe, estuvo repleta de éxitos, decepciones y excesos, que lo llevaron a su muerte

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Nació un 30 de septiembre de 1946 en el seno de una familia humilde en el barrio Machuelo, ubicado en el sector de Ponce, Puerto Rico. Perdió a su madre con tan solo ocho años. Fue el primero de muchos episodios trágicos en su vida. Su padre, quien tocaba guitarra con tríos y orquestas locales, lo inscribe en la Escuela de Música Juan Morel Campos, con el sueño de ver a Héctor convertido en un gran saxofonista. Aunque supo aprovechar sus estudios, desde sus inicios, “el cantante de los cantantes” estaba claro: lo suyo no era tocar, sino cantar.

Inspirado por trovadores como Chuito El de Bayamón, Cheo Feliciano e Ismael Rivera, coleccionó lo mejor de cada uno de ellos para armar su estilo propio y particular. La limpieza y chispa de su voz, sumada a su impecable dicción y la facilidad para cantar con rapidez los fraseos, lo llevaron a formar parte de una banda en 1960. Tenía 14 años.

Partió a la Gran Manzana para perseguir el idealizado “sueño americano”. La ciudad que nunca duerme lo recibió en mayo de 1963 cuando ya tenía 16 años. Pintor, maletero, mensajero y conserje fueron algunos de los trabajos en los que se desempeñó en las tierras del Tío Sam. Es ahí donde logra reunirse con su amigo de la infancia, Roberto García, quien lo invitó al ensayo de un sexteto que se estaba formando. Con ánimos de colaborar con el grupo, cautivó a sus integrantes con su talento. Inmediatamente se convirtió en el cantante principal.

La banda de Willie Colón

En 1965 graba su primer sencillo junto a la New York Band, llamado “Está de bala”. Comienza a tocar en distintas agrupaciones hasta conocer a su padrino artístico, Johnny Pacheco, que inmediatamente vio su potencial de estrella, razón por la que poco después es recomendado a Willie Colón. Entre 1967 y 1973, Lavoe se alzó como la voz principal  de la Orquesta de Colón, con quien grabó un total de nueve discos.

En el verano de 1967 salió al mercado su primer trabajo discográfico llamado El malo y en 1968 se edita The Hustler, el segundo álbum de Lavoe. Héctor no cantaba en inglés, por lo que Colón decidió aprovechar el potencial del cantante para decantarse por completo hacia la música latina afroantillana. La banda tuvo grandes éxitos como “No me den candela” del disco Guisando  ̶1968̶ , “Che Che Colé” del disco Cosa nuestra  ̶1969̶ , “Panameña” del disco La Gran Fuga  ̶1971̶ , entre otros.

Durante 1968 Lavoe inició una relación sentimental con Carmen Castro. Ella quedó embarazada, pero se negó a casarse con él ya que lo consideraba un mujeriego. Cuando su primer hijo, José Alberto, fue bautizado, Lavoe recibió una llamada sumamente importante. Nilda Puchi Román ̶con quien también tuvo una relación̶ estaba embarazada. Nace su segundo hijo, Héctor Jr. en 1969. Después de esto, la pareja se casó, y tras una petición de su esposa, Lavoe decidió de mantenerse alejado de su primer hijo y la madre de éste.

El éxito llegó a sus vidas fugazmente. Por fin, “el cantante de los cantantes”, se pudo dar el estilo de vida que merecía, estabilidad, dinero y todas las comodidades que podía comprar. Todo fue tan rápido que Lavoe, al parecer, no supo lidiar con ello. Las ventas no se detuvieron. Los discos se vendían como pan caliente, la fanaticada crecía y la fama también. Las drogas y los excesos tocaron su puerta, controlándolo como una marioneta, impidiéndole cumplir con algunos de sus compromisos artísticos. Fue tal el descontrol del cantante que tuvo someterse a varias rehabilitaciones. Su reputación quedó manchada para siempre.

“Es chévere ser grande, pero es más grande ser chévere”, una de las frases célebres de Lavoe.

Sus últimos años

Con la separación de la dupla Colón-Lavoe en 1973, el cantante y su banda tuvieron el apoyo del sello Fania para la producción de su disco La voz en 1975. Con éxitos como “El Todopoderoso” y el famoso bolero de los setenta “Tus ojos”, rápidamente escaló sus ventas llegando a ser disco de oro. En 1976 sacó su segundo disco como solista titulado Depende de ti y un año después, su tercero llamado Comedia.

Aunque continuó creando éxitos seguros, sus presentaciones en vivo no fueron lucidas. Su problema con las drogas y lo extenuante de cada uno de los temas bailables desgastaron al artista, llevándolo a una profunda depresión. A fines de los años ochenta los problemas de Héctor Lavoe comenzaron a agravarse cuando, en 1987, su apartamento en Queens se incendió. Lavoe tuvo que saltar por la ventana de su habitación. La caída le causó múltiples fracturas afectando su salud. La pérdida de su madre, los problemas con su esposa, la muerte de uno de sus  hijos, que jugaba con un arma y se disparó, y el agotamiento lo llevaron a ahogarse en el alcohol y la heroína. Fue justamente en esta época cuando contrajo Sida. Una enfermedad de la que él nunca habló en público, pero que lo consumía día a día.

En 1993, Héctor Juan Pérez Martínez, “La Voz”, falleció en Nueva York, la misma ciudad que lo vio triunfar y crecer. Un paro al corazón silenció su voz, el 29 de junio, Con su muerte se cerró uno de los ciclos más dolorosos de su vida: tristeza, depresión y la sensación de abandono.

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