Televisión

"El Comandante": un golpe en el alma del venezolano

La teleserie colombiana acaba de estrenarse en el canal RCN de Colombia y ya fue censurada en Venezuela. Sin embargo, ONG’s, como Espacio Público y otros entes promueven enlaces en Youtube para burlar la censura y ver el primer capítulo de la producción que desde ya, promete convertirse en una suerte de fruta prohibida exitosa

Texto: Ángel Ricardo Gómez
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Podría tener reservas con la interpretación del actor Andrés Parra, con la falta de precisión en la investigación histórica del libreto, con algunos acentos colombianos que hacen ruido en una historia ocurrida en Venezuela y protagonizada —padecida— por venezolanos, pero sin duda alguna, el primer capítulo de la teleserie El Comandante es literalmente un golpe en el alma de cualquier venezolano. Quizás de allí el intento absurdo del Gobierno chavista, de censurar la producción colombiana.
Para todo aquel espectador nacido antes de 1992 El Comandante significa refrescar la memoria con una cruda dosis de verdad: 4 de febrero, un grupo de militares rebeldes liderado por Hugo Chávez intenta derrocar al gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez, con saldo de civiles y militares muertos y heridos en ambos bandos. Un tanque de guerra intentando derribar la puerta del palacio de Miraflores, dos de las principales ciudades del país convertidas en campos de batalla. Terror, ansias de poder, traición, sangre… Así irrumpe aquel personaje y su grupo en la historia de Venezuela, aunque quieran pintarlo de otra manera. Y así inicia la teleserie producida por Sony y transmitida por el canal RCN de Colombia, que ya ha sido prohibida por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).
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El primer capítulo del seriado se vale de la anécdota de un Chávez paracaidista cuya cinta de seguridad se queda atascada en el avión del que saltaría para caer en algún lugar de los llanos venezolanos. Bien construido el montaje entre el soldado que salta al vacío y un país que hace lo propio —el entrevistado de un programa de televisión que vaticina una “salida descabellada” a la crisis—, amén de la metáfora de un personaje que desciende literalmente del cielo para ser percibido por algunos como el mesías, y por otros como el advenedizo que se valió de su carisma para asaltar el poder.
El Comandante muestra al Chávez frío y calculador capaz de llevar a la batalla a algunos soldados bajo el engaño de un “ejercicio militar”, y al ser humano que vacila, duda y teme; al Chávez que se vale de su carisma para envolver a sus semejantes, y al hombre que tiene a la madre de sus hijos, pero también a la amante que espera su señal para movilizar civiles a la calle; al Chávez adulto líder de tropas y al Chávez niño que le teme a los truenos y que es sacado por su abuela al aguacero para “pelear con el miedo”.
El primer episodio de la teleserie colombiana ofrece abrebocas de otros personajes que se irán desarrollando en el transcurso de la historia como el del periodista —el actor venezolano César Manzano— con fuentes tan cercanas al poder que le sueltan el dato de la intentona golpista, lo que le permite transmitir incluso desde el lugar de los hechos; la de Venturini , el empresario aliado con los golpistas; la del personaje interpretado por el actor venezolano Albi de Abreu, quien ha adelantado que representa a la viveza criolla; la del militar de alto rango aliado con Chávez o la del oficial interpretado por Francisco Denis, que desenmascara al protagonista.

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La actuación del protagonista Andrés Parra, sin embargo, no es convincente, pues luce más centrado en la apariencia, gestos e inflexiones de voz de Chávez, que en su verdad interior. Hasta en los momentos más íntimos luce impostado, con un tono grandilocuente, como dando un discurso a alguna multitud en la avenida Bolívar.
Cuestionable también ciertas imprecisiones como la de “Alcalde mayor” de Valencia, figura inexistente para 1992. Aunque la teleserie advierte de entrada que, si bien el personaje central se llama Hugo Chávez, es ficción basada en hechos reales. No es un documental. Se entiende que es una producción mayoritaria de Colombia, pero es inevitable para un venezolano que cause ruido la presencia de algunos acentos colombianos; desconecta eso con la historia y la verdad.
El Comandante, dirigida por el venezolano Henry Rivero, también director de Puras Joyitas, y el colombiano Felpe Cano, tiene altos valores de producción incluyendo la caracterización del personaje central, la dirección de fotografía y los efectos especiales, sin contar las exitosas secuencias de acción aderezadas por música estremecedora y temas entrañables como el del niño bajo el aguacero, o el de la hija que recibe la noticia de la inminente muerte de su padre por la bala perdida.

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Grandes aciertos de este primer capítulo: la subtrama del soldado que le cuenta a Chávez que será padre por primera vez y que luego es abatido sin conocer a su hijo, o la del civil que cae en su propia casa, cerca de la residencia presidencial de La Casona, tras ser alcanzado por una bala perdida. Definitivamente, la imagen más contundente es la de un Chávez solo en lo alto del Museo Histórico Militar viendo a lo lejos cómo sucumbe su pequeño ejército ante las fuerzas leales a la Constitución. ¿Duda? ¿miedo? ¿fracaso?…
El primer capítulo de El Comandante deja un sabor amargo, muchas preguntas e inquietudes, y allí radica su éxito. La censura resulta inútil. Será el más vendido de los “quemaítos”, la más descargada en las redes, la más buscada… y más con la censura impuesta desde el alto Gobierno. Ojalá pronto podamos ver la versión de otra gran producción hecha en una Venezuela libre, y que sea en la ficción, no más en la realidad.]]>

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