Crónica

El diciembre que el Niño Jesús no llegó

El recorrido por los juguetes en la víspera navideña no va atado a un trineo, pero sí se extiende a otros confines, internet incluido. La carta que va al polo norte, escrita con ilusión, puede convertirse en un martirio. Hasta Santa Claus sufre los embates de la escasez y la inflación. Suda la gota gorda, como él, pues, para mantener vivo el misterio del Niño Jesús

Fotografía de portada: AP | infografías: Andrea Tosta
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Los venezolanos reciben la Navidad del 2015 con estanterías a medio llenar. En ellas, los juguetes ostentan precios que, en la mayoría de los casos, sobrepasan los 9.648,18 bolívares de sueldo mínimo. Un estudio de mercado parece ser justo y necesario ante la escasa mercancía y precios cambiantes. Mantener tradiciones, como “el amigo secreto” o los “estrenos”, supone recorrer de arriba abajo centros comerciales y navegar en internet en portales como Mercado Libre o Amazon. Ni hablar del Niño Jesús. Francis Vilar, madre de tres, debe dividir sus ahorros y llevar sus tarjetas de crédito al límite para regalar equitativamente. “Uno siempre busca darles cosas que valgan lo mismo, para tratar de mantener el hecho de que todos los hijos son iguales y que los queremos igual, pero la disparidad de precios es muy grande”, denuncia. Vilar debería contar con aproximadamente 90 mil bolívares para costear la camisa floreada para su hijo de 15 años, los audífonos o el mp4 para su hija de nueve y el carro Serpentor de Kreisel para su hijo de tres. El qué regalar como homenaje a la llegada de El Niño Jesús o Santa Claus se complica cuando los más pequeños escogen sus potenciales regalos a través de las pantallas de la televisión. ¡Ay los comerciales! “Elías vio la propaganda. Es un carro horrible que parece una culebra, el Serpentor. Me puse a buscar por Mercado Libre antes de ir a las jugueterías y el carrito cuesta 27 mil bolos”. ¡Una pelusa!

Marisol Cordido tuvo que recurrir al 2.0 ante los altos precios que, para ella, no se corresponden con el bien adquirido. Luego de recorrer cuatro centros comerciales y cerca de diez tiendas con su esposo: “Vimos unos Walkie Talkies de juguete que pidió mi hijo, tiene 10 años, que salían como en 70 mil, demasiado caros. Resolvimos comprando unos de verdad por Mercado Libre, que nos salieron casi en la mitad, y por lo menos le van a durar”, explica el ama de casa.

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La denuncia es repetitiva: más de lo mismo y con precios injustificados. “Ya no ves tanta variedad como en el 2014, incluso. Consigues el mismo juguete pero con distintos precios. El Cicciobello ahora cuesta cuatro o cinco veces más y es el mismo juguete refrito”, se queja Vilar. En las vitrinas caraqueñas, dicho bebé de plástico se cotiza alrededor de 15 mil bolívares; la Malcriana, similar en sus funciones y características, cerca de 13 mil. Figuras de contextura más esbelta, como la famosa Barbie o Max Steel de Mattel, han dejado de ser populares entre los compradores y sobrepasan los 20 mil. “No se ha vendido la primera todavía porque son muy caras”, agrega Yatsibi Gómez, empleada de la tienda Juguecentro ubicada en La Hoyada.

Padres encuentran inconcebible que los anaqueles estén medio vacíos y con mercancía “vieja” a altos costos, especialmente a sabiendas de la llegada al país de un millón 600 mil juguetes que se distribuirían en redes del Estado y privadas por igual, de acuerdo con el ministro de Comercio e Industrias, José David Cabello. Además, la adquisición de los juguetes se hizo a través de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), según el vicepresidente Jorge Arreaza, “con una divisa protegida” de dólares preferenciales en sus tres presentaciones.

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Los padres previsivos, que se adelantaron a leer la carta del Niño Jesús, recogieron agua clara. Beatriz Cancillo “tuvo suerte”. Consiguió en el centro comercial Plaza Las Américas la Fábrica de Helado de Kreisel que su hija Lucía de tres años había pedido repetidas veces desde septiembre. “Pase por la juguetería como a finales de octubre, la vi y decidí comprarla de una. No fue nada barata, salió en 12 mil bolos, pero ya debe estar más cara. Una persona que gana salario mínimo no podría comprarla”, admite.

La generación de jóvenes signada por la tecnología le cuadricula la imaginación y los bolsillos a los padres. Para los amantes de los videojuegos, un PlayStation 2, 3 o 4 puede ser el regalo perfecto, si se consigue en los centros comerciales y si se cuenta con casi diez salarios mínimos, pues sobrepasa los 80 mil bolívares. Si los controles, como en muchos casos, no vienen incluidos con la consola, deberán desembolsar alrededor de 62 mil más, además de los juegos que rondan los 16 mil. Ante el despliegue reducido de Xbox One y Xbox 360 en las tiendas de tecnología capitalinas, Mercado Libre los oferta en más de 220 mil. “Aidana, que está un poquito tecnológica, me pidió un iPod o un mp4 y unos audífonos Beats, que hay desde tres mil hasta 12 mil en Mercado Libre. Eso de la tecnología lo tenemos en contra los papás y sin cupo Cadivi tú me dirás cómo compramos”, critica Vilar.

Sin embargo, son muchos quienes deciden ser los propios duendes de San Nicolás, de esos que hacen regalos en el Polo Norte. El “Do it yourself”, tan popular en redes sociales como Pinterest e Instagram, le ha abierto las posibilidades a padres que buscan complacer a toda costa los deseos de sus crías, a pesar de las circunstancias. “Tengo una amiga que su hija le pidió el Cofre del Tesoro Jake. No lo consiguió en las tiendas y había que traerlo importado. Lo que está haciendo es que se fue a una tienda como Rattan y compró un cofre pequeño y lo está armando lo más parecido posible, llenándolo de jugueticos y cositas, guiándose del original”, explica Cancillo, aunque no cree que le saldría más económico una vez terminado. La versatilidad del resuelve parece ahorrar solo tiempo y preocupaciones al sacar la cuenta final.

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