Lujo

El lujo dorado de Jewelmer

En las profundidades del mar del sur de las Filipinas, yace un tesoro natural único en su especie. Cautivo en ostras marinas, reposa y se transforma durante un período de cinco años. El resultado es la gema más preciosa entre todas. Perfectas y delicadas, las perlas doradas de Jewelmer se convierten en las joyas más hermosas de Poseidón

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Cuando se piensa en exclusividad y lujo, no es necesario ser ostentoso y brillar con cientos de accesorios. Ser show off nunca ha estado de moda. La elegancia recae en la simplicidad y el buen gusto. Además, ¿quién desea que los adornos opaquen rostros? Una buena prenda es aquella obra de arte que, en el tiempo, resaltará a cada mujer que la use.

En las costas Filipinas se esconde un lugar mágico e inigualable que resguarda y protege sueños. Un lugar en el que el hombre y la naturaleza trabajan en equipo para darle vida a la creación natural más hermosa y perfecta de todas: la perla. Única gema orgánica del mundo. Pero esta no es una  cualquiera. Esta son esferas de nácar color dorado. Sí, amarillas. Son cultivadas y producidas en el mar del sur de Asia, el ambiente ideal para preservar, ecológicamente, su belleza natural.

Pallawan

Jewelmer es una compañía filipino-francesa que ha llevado a cabo esta increíble labor por treinta y cinco años. La iniciativa o más bien inventiva la pergeñaron Jacques Branellec y Manuel Cojuangco, quienes encontraron la manera de cosechar un producto único e inigualable. Con una filosofía basada en el amor, la empresa busca respetar a la naturaleza a toda costa, razón por la que elaboraron un sistema biotecnológico de un criadero bastante innovador en el que las ostras, las mini fábricas de joyas, vuelven al mar luego de brindar su hermoso regalo.

La magia de la perla dorada

“Cada perla de Jewelmer se toma aproximadamente cinco años en formarse, así que se trata de gemas de nácar intervenidas por manos verdaderamente expertas, que luego son ensambladas en creaciones inolvidables”, reza la nota de prensa de la empresa. Son trecientos veintitrés pasos o controles de calidad que debe aprobar cada una de las perlas durante esos cinco años. Cualquier detalle o desperfecto conseguido en su trayectoria, significaría la detención del proceso.

ostra

Pero alcanzar la perfección no es tarea fácil. Factores como la contaminación, el calentamiento global e incluso la temperatura del agua pueden afectar el desarrollo de las perlas en los criaderos: “Esto es muy difícil. No somos capaces de controlar lo que ocurre a nuestro alrededor. En pocas palabras, la naturaleza tiene el 51% de control del Queda de su parte decidir si las condiciones serán las adecuadas para nuestra producción”, afirma Jacques Branellec, vicepresidente de Jewelmer, quien vino a Venezuela con la finalidad de presentar sus onerosas joyas al mercado criollo.

“Tal vez consigamos una o dos perlas luego de tanto trabajo, pero ese es el sueño que decidimos perseguir y que nos mantiene con las ganas de mejorar y perfeccionar la producción de las perlas más hermosas del mundo”, explica con entusiasmo el joven Branellec.

La exclusividad de sus perlas las mantiene alejadas de las vitrinas comunes y corrientes. Aunque, de conseguir alguno de estos preciosos ejemplares en la calle, Branellec comentó: “no me sorprendería si fuera una de las nuestras”. Jewelmer posee sus propias colecciones de joyería en países de Asia, Latinoamerica –Colombia, Bolivia, Perú, Brasil y ahora en Venezuela− y otros. Sus perlas, por lo general, son también utilizadas por afamadas casas de moda para sus colecciones más exclusivas. Entre ellas: Chopard y Chanel.

Jewelmer

“Exclusividad. No somos una empresa de producción en masa, y tampoco se puede conseguir nuestras piezas en todas partes, pero la gente que nos conoce, nos va a buscar”, indicó Jacques con seguridad y jactancia. 

¿Cómo describirían a sus clientes?

Una mujer que aprecia las colecciones de Jewelmer es una mujer de estilo y esencia, que no se fija en lo externo. Son inteligentes y de poder. Saben lo que quieren. La perla no es solo lo que ves, por encima de su belleza existe una larga historia y son nuestras clientes quienes aprecian esto. Mujeres delicadas, elegantes y sutiles.

¿En qué se diferencian los diamantes de las perlas?

El diamante tiene una historia fantástica, tarda millones de años para formarse bajo presión en la tierra pero en términos del proceso de “cosecha y producción”, es muy diferente. Con las perlas se busca cuidar el ambiente y a la gente que las produce. Es una simbiosis entre el hombre y la naturaleza. Son filosofías distintas. Una vez que la perla sale de la ostra, eso es todo. Nosotros no la cortamos ni la pulimos, ese es el resultado y eso es lo que la naturaleza quiso que pasara con ella.

¿Se puede ir directamente a sus granjas de cultivo a elegir las perlas?

Por supuesto. Generalmente realizamos lo que nosotros llamamos “Pearl Farm Safaris”. Es una especie de tour tanto para clientes VIP como para nuestros propios trabajadores. Enseñamos cada punto del proceso de producción. Es una experiencia de vida donde se puede conocer nuestros productos. Y, lo que es más importante,  damos a conocer la filosofía de la empresa.

“Nosotros no estamos en la vida de los negocios sino en el negocio de la vida, y la perla es la recompensa de hacer las cosas bien al cuidar el ambiente y las personas que nos rodean. Un bello lugar repleto de buenas personas es parte de la magia de nuestras perlas”, comenta Branellec.

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