Investigación

El ocaso del ALBA: riqueza a Latinoamérica y pobreza a Venezuela

Los precios del petróleo se fueron en picada, los gobiernos de izquierdas en Sudamérica pisan su extinción y Hugo Chávez está en un féretro, los tres ingredientes que hicieron posible la fundación del ALBA ya no la sostienen. Pero hay un resultado, los países que lo integraron son más ricos mientras Venezuela se hunde en la pobreza y en una crisis inédita

Texto: Reyes Theis | @reyestheis | Composición fotográfica: Andrea Tosta
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Según la Real Academia Española el “Alba” es la primera luz del día, se usa como sinónimo de amanecer. Pero la ALBA, siglas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, parece más bien vivir su ocaso. El ente fue concebido por el expresidente Hugo Chávez para oponerse al Área de Libre Comercio de las Américas, impulsado por el gobierno estadounidense de George W. Bush. Ante el ALCA, el mandatario latinoamericano postuló el ALBA.

Hace 11 años Hugo Chávez llegaba a Mar de Plata, Argentina, para la IV Cumbre de las Américas. El diario Página 12 de esa nación reseñaba de esta forma un acto público del mandatario de Sabaneta realizado el 5 de noviembre de 2005: “El presidente venezolano Hugo Chávez se plantó como la alternativa a la propuesta norteamericana de crear un Área de Libre Comercio. Lo hizo insistiendo con su iniciativa de crear una Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) y también con la fortaleza que le da ser el país poseedor de la mayor reserva petrolera y el octavo en las reservas de gas, como el mismo subrayó”.

Eran otros los tiempos. Ya Venezuela desde la Cumbre de las Américas de Québec, Canadá (2001), venía oponiéndose al ALCA, cuya aprobación parecía inminente y la voz de Chávez parecía clamar en el desierto.

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En Mar de Plata la cosa había cambiado. Con una importante suma de Gobiernos de izquierda en la región, entre los que se encontraban el de Néstor Kirchner en Argentina, Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil y Evo Morales en Bolivia, el Área de Libre Comercio quedaría sepultada en las tierras argentinas. Chávez relanzó la idea de la Alternativa —rebautizada Alianza en 2009— y aunque la institucionalidad de este grupo surgió oficialmente el 14 de diciembre de 2004, cuando los presidentes de Cuba y Venezuela, Fidel Castro y de Hugo Chávez respectivamente, se reunieron en La Habana y firmaron los protocolos de su fundación, el ente realmente se fortalece entre 2006 y 2007 con las incorporaciones de Bolivia y Nicaragua.

Una alianza que funcionaba con petróleo

Aparte del creciente peso político de los Gobiernos de izquierda en la región, el otro elemento que facilitó la expansión de la ALBA fue los altos precios del petróleo. Le permitieron a Venezuela ser no solo el fundador sino también el financista tanto del bloque de integración, como del patrocinio de los movimientos de izquierda en todo el continente. Con esa atractiva oferta, con una bondadosa chequera petrolera como premio, se dio un proceso de adhesiones a la Alianza, como se observa en el siguiente cuadro (Fuente: ALBA):

Cronología de Ingreso de Países:
Venezuela – 14 Diciembre 2004
Cuba – 14 de Diciembre 2004
Bolivia – 29 de Abril de 2006
Nicaragua – 11 de Enero de 2007
Dominica – 26 de Enero de 2008
Ecuador – 24 de Junio de 2009
San Vicente y Las Granadinas – 24 de Junio de 2009
Antigua y Barbuda – 24 de Junio de 2009
Santa Lucia – 30 de Julio de 2013
San Cristóbal y Nieves – 14 de Diciembre de 2014
Granada – 14 de Diciembre de 2014

Hay que destacar que, aunque Brasil, Argentina y Uruguay fueron países cercanos ideológicamente al Gobierno chavista, las coincidencias no eran tan plenas como para ingresar a este bloque. La razón fundamental es que son naciones de un peso importante en el continente que ni necesitaban ni aceptaban tutelaje venezolano o cubano. En los casos argentinos y uruguayos no necesitaron ingresar al bloque para disfrutar de la generosidad criolla.

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Venezuela auxilió a Argentina en 2007 con una compra de 1.000 millones de dólares. El diario Clarín reseña en su edición del 6 de agosto de 2007 que, además, Chávez “anunció la puesta en marcha de una inversión de US$ 400 millones para la construcción de una planta ‘regasificadora’ para la comercialización de GNL (gas natural licuado)”.

También confirmó la apertura de una oficina de Bariven —filial de PDVSA que se ocupa de licitaciones y compra de servicios para la industria petrolera— en Buenos Aires. Al mismo tiempo Néstor Kirchner se comprometía con impulsar el ingreso de Venezuela al Mercosur.

La recompensa venezolana a los integrantes del ALBA por su inscripción en el mecanismo no tarda en materializarse. De acuerdo a la Fundación Justicia y Democracia, la ayuda venezolana a Cuba, Nicaragua y Bolivia solo entre 2005 y 2008 ascendió a casi 27 mil millones de dólares, distribuidos de la siguiente forma: Cuba: $ 19.762.512.162 Nicaragua: $ 4.885.970.000 y Bolivia: $ 2.231.305.623. Como parte de la ayuda se ha entregado petróleo a crédito a largo plazo y a tasas de interés bajas, pero también se han desarrollado importantes obras de infraestructura.

En la extensa lista de donaciones destaca: en Cuba se desarrolló un proyecto de electrificación por 20 millones de dólares y la construcción de una planta de regasificación de GNL con una inversión de 8 millones de dólares. En Bolivia se construyó un aeropuerto en el departamento andino de Potosí con una inversión de 5 millones 500 mil de dólares; mientras que en Nicaragua, en el año 2007, por el suministro de petróleo y otras formas de ayuda para resolver crisis energética, se desembolsaron 340 millones de dólares. Además, para diversos programas de salud, educación, agricultura, energía eléctrica y exportaciones recibió 90 millones de dólares.

El nivel desmedido y sin control institucional de la ayuda venezolana a otros países llevó a la fracción parlamentaria de la oposición a introducir recientemente en el seno de la Asamblea Nacional (AN) un proyecto de Ley de Control de las Ayudas Económicas Internacionales del Estado, mejor conocida como “Ley Candado”, una iniciativa del partido Primero Justicia. De acuerdo a la exposición de motivos del referido proyecto legislativo, entre 2005 y 2015 Venezuela destinó a ayudas a otros países más de 96,3 mil millones de dólares.

Lo que se quedó en el bolsillo

Pero gran parte de la ayuda venezolana no llegó a su destino original. En Nicaragua los escándalos de corrupción han sido ampliamente difundidos, aunque sin consecuencias legales.

La periodista Judith Flores, corresponsal en Miami del diario de Nicaragua La Prensa, habla sobre el uso que la pareja presidencial de ese país, Daniel Ortega y Rosario Murillo, le ha dado a los donativos. “Son (los Ortega-Murillo) una de las familias más acaudaladas de Centroamérica. De acuerdo a investigaciones periodísticas, 3.047 millones de dólares enviados desde Venezuela, Ortega los ha convertido en fondos privados”, señala.

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Añade que de acuerdo a las cifras del Banco Central nicaragüense, 4.251 millones han sido manejados fuera del presupuesto general de la República desde el año 2008 hasta el primer semestre de 2015. Flores explica que el mecanismo usado para privatizar la ayuda venezolana en favor de la familia presidencial ha sido a través de empresas del ALBA, como Albanisa, ALBA Forestal y ALBA Caruna —una cooperativa que presta dinero a sectores microfinancieros.

Creciendo con apoyo venezolano

La ayuda venezolana a través de la ALBA y de Petrocaribe apuntaló el crecimiento de naciones que hoy exhiben sólidas cifras de crecimiento económico, mientras en Caracas sus pobladores tienen que pasar muchas horas en colas en supermercados para tratar de comprar unos pocos productos básicos.

El derrumbe de los precios del petróleo, que exhibe su nivel más bajo en los últimos 13 años, unido a una política continua de ataque a la producción nacional que debió ser sustituida por empresas de producción social fracasadas en su objetivo, tienen al país sumido en una crisis económica a pesar de venir de una década de bonanza y riqueza. Pero, además, parte del billón de dólares que ingresó a Venezuela en los últimos 10 años fueron a dar a esos proyectos de “solidaridad” impulsadas desde la ALBA en naciones que supieron sí aprovechar.

En el caso nicaragüense, su Producto Interno Bruto (PIB) interanual ha crecido en los último años entre 3,3% y 5%. Bolivia es el país con el mayor crecimiento en Suramérica y desde 2007 sus cifras de PIB registran un incremento entre 3,4% y 6,8% En el caso de Ecuador, ha ostentado tasas de crecimiento del PIB entre 0,4% y 7,8% en los últimos cinco años, incluso. “A pesar de ser un país productor de petróleo y del derrumbe de los precios, el Gobierno de Rafael Correa prevé un aumento del 1% del PIB para 2016”, señala Reuters. Estas tres naciones —de las más grandes de la ALBA— han tenido cifras de inflación anual de un solo dígito.

Venezuela, el país benefactor de la ALBA, muestra para el año 2015 un Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de 180,9% y el PIB cayó 5,7 % en comparación con el mismo período del año anterior. Esta realidad económica, evidentemente atenta contra la existencia del bloque, cuyos integrantes ya no cuentan con estímulos económicos para su adhesión.

Se oculta el sol

Venezuela impulsó la ALBA no como un real mecanismo de integración, sino como un grupo de naciones ideológicamente afines con el propósito de expandir en el continente el llamado Socialismo del Siglo XXI.

El bloque terminó por ser una especie de club de naciones de izquierda. Y, como todo club, da algunos beneficios a sus integrantes. Pero al ser cada vez menor los beneficios que Venezuela puede suministrar, y al no existir el liderazgo carismático de su convocante —Hugo Chávez—, pareciera que este bloque podría tener los días contados.

La realidad regional nos presenta un ciclo histórico contrario a la izquierda, de esta forma, en Argentina Mauricio Macri puso fin a décadas de los Kirchner en el poder, Evo Morales recibe una derrota en un referendo para aspirar a otro período presidencial, Correa deberá entregar el poder en 2017, en Brasil, la mandataria Dilma Rousseff y el expresidente Lula Da Silva enfrentan procesos judiciales y la Cuba comunista abraza a los Estados Unidos como su principal socio económico.

Aunque no todos estos países pertenecen a la ALBA, su tendencia izquierdista los hace aliados de este ente. Como se observa, todos los factores que permitieron que el ALBA iluminara el continente americano: precios petroleros altos, gobiernos de izquierda y liderazgo continental de Chávez, hoy en día están ausentes y la penumbra parece adueñarse del horizonte.

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