Investigación

El venezolano en Madrid que estafó con un cáncer falso

Aprovecharse de la buena voluntad de las personas a Frank Javier Serpa Jaramillo le resultó sencillo. No le importó engañar a cientos de latinos en Madrid diciendo que tenía cáncer y, menos, restarle ayudas a una niña que sí está enferma. Mintió por años, comenzando en Venezuela y ahora enfrenta un proceso judicial en España

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Fingió tener cáncer. Se rapó el pelo y se afeitó las cejas. Se aprovechó tanto de su delgadez como de la buena fe de sus paisanos residenciados en Madrid. Frank Javier Serpa Jaramillo se asió de las buenas voluntades y tejió una red de mentiras que se descubrió en España, pero cuyos hilos empezaron a romperse en Venezuela.
Los reportes hechos en medios españoles indican que Serpa habría llegado a la “Madre Patria” en marzo de 2016, cargando consigo documentos del Hospital Clínico Universitario que daban cuenta de un “adenocarcinoma de tejido abdominal” —que padecía desde 2012.  Probablemente estos fueron los mismos documentos que utilizó el 20 de mayo de 2014, cuando interpuso en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) una acción de amparo contra la Sociedad Comercial Operadora de Hoteles Galipán C.A., Hotel Savoy. Allí se alojó desde el 30 de mayo de 2013.
“Resido en el hotel acá mientras termino todos los tratamientos de soporte y bloqueo celular para dirigirme a la ciudad de Madrid-España donde se me aplicará un tratamiento especializado AAN (sic) para el Adenocarnoma (sic) que padezco pues los tratamientos químicos aplicados fueron rechazados”, anunciaba en su escrito.  El pago de esa habitación no corría por su cuenta. Lo asumieron la Asamblea Nacional (AN), y los ministerios de La Juventud y de Educación. Serpa Jaramillo vivió del Gobierno antes de aprovecharse de la buena fe de los venezolanos en Madrid. En la solicitud acusaba al personal del hotel de “maltrato inhumano”, debido a un supuesto incumplimiento de pagos en las tarifas de hospedaje.
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El hombre no ocultaba su afinidad con el chavismo. En su perfil de Facebook se presentaba como un arquitecto, ex trabajador del Ministerio de Salud que había apoyado la remodelación, reparación y recuperación de la red hospitalaria nacional —por este proyecto, entre otros asuntos, la ex ministra de Salud, Eugenia Sader, fue imputada por el Ministerio Público por la presunta comisión de los delitos de peculado doloso propio, sobregiro presupuestario y asociación para delinquir. Toda esa información, con las fotos, videos, llamados de ayuda e invitaciones a depositar en su cuenta bancaria, desapareció de su perfil en la red social. Dejó apenas un par de fotos. En ninguna de ellas luce, como solía hacerlo, intubado o con tapabocas; y el pelo de su rostro y cabeza volvió a crecer.
En 2017 solo ha compartido dos mensajes. Ambos con versículos de la biblia de Proverbios y Romanos. “En las muchas palabras no falta pecado”, así comienza el primer estado que escribió en 2017. ¿Disculpas o aceptación? Solo Serpa lo sabe. Pero los discursos santos no tienen respuestas santas. Los usuarios de Facebook replican con insulto tras insulto.
Tiene una segunda cuenta de Facebook, una página en la que se le identifica como una “figura pública”. Allí dejó una pista del engaño: una foto de las “pulseras solidarias” que ofrecía por cinco euros para recaudar fondos con la finalidad de financiar un tratamiento inexistente.
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Dos intentos
El supuesto enfermo hizo un primer intento de migrar a España en 2015. En ese entonces, según contó a los periodistas y organizaciones no gubernamentales, tenía el apoyo de la embajada venezolana en Madrid que lo ayudaba a costear el hospedaje, la comida y el tratamiento médico. “De la noche a la mañana la embajada le cortó la ayuda, y lo ‘invitaron’ a regresar a Venezuela. Él cuenta que hasta lo escoltaron al aeropuerto. Sin embargo, cuando el vuelo salió de Barajas, Serpa sufrió una supuesta convulsión. El piloto decidió retornar y aterrizar en Las Azores, en Portugal, donde recibió atención médica antes de trasladarlo a Lisboa”, explica el periodista venezolano residenciado en Madrid, Noé Pernía.
La embajada venezolana en Portugal le prestó ayuda. Una foto con el embajador Lucas Rincón Romero lo atestigua. Una médico venezolana residenciada en ese país también lo hizo. “Lina María Hernández Toro ‘dio fe’ de su enfermedad. En Europa los médicos son científicos. No dan fe de nada. Hablan sobre la base de evaluaciones e informes”, eso lo nota Pernía ahora.
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Acá la historia queda vacía. Se presume que Serpa volvió a Venezuela, por un breve período, para regresar a España a principios de 2016. No llegó solo, lo acompañó su primo Carlos Zerpa, que hacía las veces de ayudante y mano derecha. Apenas se bajó del avión comenzó la campaña en las redes sociales para conseguir dinero o comida. Utilizó la caridad como carnada.
En el afán por ayudar, a nadie le pareció extraño que Serpa declarara que recibía “proyecciones de protones” en el tumor cerebral. “No es raro que un venezolano haya salido a buscar ayuda para tratarse fuera un cáncer extraño, que mutaba y estaba en etapa terminal. Era un milagro que ese muchacho estuviese vivo y el manejo del caso no se hizo desde la razón. Vimos lo que queríamos ver”, reflexiona el periodista. Tampoco hizo ruido que Serpa no acudiera al sistema de salud pública y se tratara, según él, en el MD Anderson Cáncer Center Madrid, un centro privado de primera línea filial del MD Anderson Cáncer Center de Houston. Decía ir a ese centro por ser paciente de un tratamiento experimental, y pedía 32.000 euros para continuar el proceso en la ciudad estadounidense.
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Ayudas y más ayudas
Afirmaba que dormía en casa de amigos o conocidos, o en la estación Plaza de Castilla del Metro de Madrid. Un video suyo rápidamente podía hacerse viral. La comunidad venezolana en esa ciudad estaba conmovida. El 18 de septiembre la organización Manos Amarillas y un festejos que organiza eventos de caridad llamado La Catedral hicieron un almuerzo solidario para recaudar los fondos que le permitieran a Serpa y a su primo poner un techo fijo sobre su cabeza. El evento reunió 5.129 euros.
“He ido a declarar a la policía y he respondido a todo lo que me han preguntado ahí, ahora aguardo que las autoridades hagan su trabajo. Yo ayudé a Frank como hago con todas las personas que me piden ayuda. Con Frank me involucré más a nivel personal por la enfermedad que decía tener, por ser un chico joven, estar aquí sin su familia y porque sé que muchas personas se están muriendo ahí en Venezuela por falta de tratamiento”, explica Fátima Nobre, presidenta de Manos Amarillas. Esta organización brindó ayuda a Serpa desde la primera vez que visitó Madrid.
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Hubo un segundo evento para engrosar la bicoca, la estafa. Lo organizó la Asociación Manantial de Corazones (AMCO) el 5 de noviembre. En esa oportunidad el monto recaudado se dividió entre Estephany Rivas —una niña que sí está enferma de cáncer— y Serpa. “Somos una organización relativamente nueva, constituida en octubre de 2013. Organizamos el mercadillo en principio para Estephany, pero luego al ver que este señor dormía en la calle y estaba en medio de un tratamiento experimental decidimos dividir lo recaudado. Este era nuestro primer evento como organización. Recolectamos 400 euros, 200 para cada uno”, relata Glacibel Ruíz, presidente de AMCO. Explica que no dudaron en ayudar porque fueron de los últimos en sumarse a la causa.
AMCO también lo denunció una vez que se descubrió que mentía. “Había algo que no me gustaba de él, pero no sabía qué era. No quería estar predispuesta, así que hice a un lado esa sensación. Se aprovechó de ese sentimiento de culpa que tienen los venezolanos fuera, que hace que uno quiera ayudar a todo el que lo necesite. Uno se conmueve y no se es suficientemente objetivo o racional. Él hablaba y uno se convencía”, agrega Ruíz.  También hubo un crowdfunding. Al momento en que se descubrió que Serpa no tenía cáncer se habían recaudado por esa vía más de 230 euros.
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Se devela la mentira
Ya Serpa tenía antecedentes por un caso de estafa en Venezuela, del que solo se puede conocer luego de curucutear cierto rato en la web. Las noticias de Monagas, su estado natal, reseñan la detención de la banda Los Embajadores, a la que pertenecía. “Según se pudo conocer estas personas se dedicaban a realizar fiestas y eventos en los hoteles más prestigiosos de la ciudad, utilizando para esto presuntamente documentos y firmas falsificadas del actual alcalde de Maturín”, indica una nota publicada en 2009.
Justamente falsedad documental y estafa son los delitos que se le atribuyen en España. La mentira de Serpa fue descubierta el 20 de diciembre de 2016 por el periodista Noé Pernía, quien al tiempo que reveló la verdad se disculpó con todas las personas a las que invitó a ayudar al estafador.

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Serpa fue hospitalizado por una neumonía el 15 de diciembre. Cuando la ambulancia llegó a buscarlo, Carlos, su primo, informó a los paramédicos que se trataba de un paciente con cáncer y luego se grabó un video frente al Hospital Ramón y Cajal, al que fue trasladado Frank, pidiendo más ayuda. Esta cinta fue borrada de la web. Todavía engañado, Pernía fue a visitarlo, y le hizo un nuevo video. Serpa insistió con la versión del cáncer y la petición de dinero. “Él sospechó algo y me comenzó a pedir insistentemente que eliminara el video porque supuestamente el personal del hospital lo había regañado. Incluso me amenazó”, dice Pernía.
Es una enfermera del Ramón y Cajal la que siembra la duda. “Este paciente lo único que tiene es un cuadro respiratorio”, le dijo. Pernía insiste con la versión del cáncer y obtuvo como respuesta: “Recuerde, usted, el caso Nadia”. Una niña española que padece una rara enfermedad y cuyos padres han pedido dinero durante años para supuestos tratamientos que no le están aplicando.
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Entonces comienzan las pesquisas. El periodista conversa con la doctora que supuestamente trataba al paciente en el Anderson, María del Pilar López, y la médico le cuenta que el hombre era un “farsante”, que había ido a ese centro recién llegado a España diciendo que tenía un cáncer del que ella no encontró evidencia, y cuando se le solicitó que volviera a una segunda cita para realizar una biopsia no se presentó. Se presume que Serpa utilizó los resultados de esas primeras analíticas —exámenes de sangre— para falsificar un informe con el logo de la clínica y la firma y el sello de la médico.
Antes de hacer pública la verdad, Pernía encara a Serpa en la habitación del hospital: “No se inmutó para nada; pero la conversación sirvió para tres cosas. Reconoció que no tenía cáncer, que era mentira que necesitaba 32.000 euros y me dijo ‘si en Madrid hay tantos mendigos en la calle por qué yo no puedo pedir’”.
La policía española lo detuvo el 28 de diciembre de 2016. Pasó dos días en los calabozos hasta que el Juzgado de Instrucción número 52 de Madrid lo puso en libertad con la orden de que se presentara en los tribunales cada quince días.  Frank se encontraba en España en pleno proceso de trámites para pedir asilo, por su condición de salud. No podía huir porque parte de la diligencia incluye la entrega del pasaporte a las autoridades. Sin embargo, Carlos, el primo, no se encontraba en ese proceso. La versión que circula sobre su paradero es que está en Venezuela. “Dicen que Frank utilizó sus contactos con el gobierno para conseguirle un pasaje de regreso con Conviasa”, señala el locutor José Luis Hardissom. El único que todavía mete las manos en el fuego por Serpa.
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“Hablo todos los días con Frank, mantenemos una relación estrecha y puedo dar fe de que está arrepentido. Creo que no es una mala persona, sino que tiene un problema psicológico. Es un mitómano. Dice mentiras y se las cree. Más que un estafador, yo creo que es un enfermo. No lo defiendo, pero tampoco creo que haya que ponerlo contra el piso”, insiste Hardissom.
Serpa no respondió las solicitudes de Clímax para que contara su versión, aunque los mensajes fueron recibidos y leídos. “No va a responder porque sus abogados le dijeron que no podía dar declaraciones”, continúa el locutor. Agrega que el hombre estaría durmiendo en la calle, en el parque Alcalá de Henares, aunque las temperaturas de Madrid están bajo cero.
Dejó cabos sueltos y evadió respuestas, pero según el programa Espejo Público, que transmite la televisora Antena 3, a Serpa no le quedó más remedio que reconocer frente al juez: “Es verdad. Mentí. Lo reconozco. No padezco cáncer de ninguna clase. Señoría, juro que estoy muy arrepentido de haber abusado de la confianza de la gente y haberles utilizado para recaudar dinero”.]]>

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