Cultura

Elisa Vegas, la batuta que moderniza una orquesta

La Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho cumple 30 años. Desde 2017, la dirección artística está a cargo de una joven que busca ampliar los espacios de acción de la institución, a pesar de los cuestionamientos de los más ortodoxos. Se propone una programación exigente para este año y devela los retos de asumir funciones gerenciales donde las partituras no están escritas

Fotografías: Alejandro Cremades
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Parque Central es un hervidero. Dos avenidas están en paralelo. La Bolívar, la Lecuna, la autopista está cerca. Por si fuera poco, hay una estación de Metro y el Metrocable de San Agustín. Carros van y vienen, la gente apura el paso. Retrasos, apuros, diligencias, colas en uno de los lugares más transitados de la ciudad.

Pero cerca, insospechado, en uno de los sótanos de las torres que alguna vez representaron el avance a la modernidad de una capital referencia en Latinoamérica, hay un paréntesis en el que se habla de compases, partituras, metales, cuerdas, percusiones y sobre todo futuro, siempre futuro.

ElisaVegas-cita5Es la sede de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho. En una oficina se escucha la voz de Elisa Vegas, quien en 2017 asumió la dirección artística para el período que culmina en 2021. Está reunida, planifica, pregunta, opina. Su rol exige que comparta la batuta con las labores gerenciales de quien afina no solo detalles rutinarios, sino que también finiquita la celebración del 30 aniversario de la orquesta.

Es clarinetista. Estudió en el Conservatorio Juan José Landaeta, en la Escuela de Música Ars Nova y en la Universidad Central de Venezuela, donde egresó de Artes mención Musicología.

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Se formó como directora con Rodolfo Saglimbeni –director de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas desde 2003–, estuvo también en la cátedra de formación de directores de Fundamusical Bolívar, y cursó dirección orquestal en Canford School, Inglaterra. Ha estado a cargo de la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Chacao, así como ha sido invitada a dirigir varias orquestas venezolanas y del exterior.

Para Vegas, la cultura es un agente de cambio en la sociedad y de transformación interior en lo individual “Y más en un país como este en el que la cultura no debe ser la última parte de la cadena. Eso debe ser tomado en cuenta por la persona que esté a cargo de la organización del futuro del país”, comenta la joven directora.

-¿Qué tiene para celebrar estos 30 años?

-Es una programación muy apegada al estilo de esta orquesta, es decir, muy variada de géneros. Retomamos proyectos que han sido exitosos en años anteriores. Por ejemplo, comenzamos con varios conciertos sinfónicos, pero también tenemos pautados en calendario conciertos con directores titulares que han pasado por la orquesta. El fundador Rodolfo Saglimbeni dirigirá el concierto principal por el aniversario en julio. Tony Delgado, que ahora se encuentra en Canadá, viene a realizar la temporada de zarzuela. Rafael Jiménez, maestro en una de las universidades más importantes de Estados Unidos, llevará a cabo un concierto sinfónico. Repetiremos proyectos exitosos como Carmina Burana, así como los de Aldemaro Romero, un proyecto de crónica musical. Él siempre estuvo muy vinculado a la orquesta, con la que estrenó muchas obras. Además, llegó a dirigirla. La orquesta también se presentará en mayo en el musical Los miserables. Vamos a celebrar el 40 aniversario del Coro de Ópera Teresa Carreño. Haremos óperas como Rigoletto, Los martirios de Colón y la temporada de música sacra en Semana Santa.

-¿Qué cosecha la orquesta en 30 años?

-Se ha convertido en un semillero de músicos que se han destacado en el exterior. Una de las características de la orquesta es que ha sido entre profesional y semiprofesional. Es un semillero de músicos jóvenes que buscan una opción diferente a la académica que puede ser muy cerrada, jóvenes que quieren incursionar a distintas manifestaciones. De acá parten a otros espacios. Ha habido momentos en los que ha sido una orquesta muy consolidada, y otros en los que ha atravesado momentos muy difíciles. Recordemos que que no ha estado adoptada por el gobierno, sino que ha recibido solo aportes. Ha sobrevivido. Por sus características, esta orquesta se ha podido adaptar a distintas situaciones.

ElisaVegas-cita4-¿Cuáles son esas situaciones?

-No hay que obviar a los integrantes de la orquesta, que son jóvenes entre 20 y 30 años de edad. Son personas del siglo XXI que manejan redes y que viven de una forma incluso distinta a mí que puedo tener cinco u ocho años más que ellos. Siento que en Venezuela muchas de las orquestas mantienen un sistema de trabajo muy apegado a los años ochenta. Si está compuesta por gente joven, y se dirige a las nuevas generaciones, el modelo no puede ser tan cerrado. Además, parte de nuestra estrategia es romper paradigmas. Estamos dispuestos a hacer conciertos en espacios abiertos. El año pasado estuvimos en Petare. Tratamos de innovar en las redes sociales, en saber cómo se maneja la tecnología con una orquesta sinfónica. También, como somos un ente independiente, estamos en la construcción de un proyecto que sea autosustentable y que pueda ofrecer productos diferentes a los conciertos. ¿Por qué no tener nosotros múltiples roles? Hay una fotógrafa que es flautista, por ejemplo.

-Cumple dos años como directora de esta orquesta. ¿Cuál es la impronta que quiere dejar?

-Crear las bases modernas de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho. Me refiero a un modelo económico que funcione. Los músicos que han entrado están ganados a la idea estar en una orquesta diferente a las demás. Me gustaría que cuando salga, esté fortalecida en sus bases musicales, y que el público, sepa que somos distintos.

-Una demostración de que el músico puede ser buen gerente…

-Hay dos formas de ser director de orquesta. Una es ser director de orquesta invitado, que se dedica al estudio. Y hay otra que también exige estudio, pero que también te lleva a asumir la dirección artística de una orquesta. Estos últimos tienen que vincularse mucho al mundo gerencial. Es un legado mucho más largo, una programación a desarrollar para una estructura más grande. Hay un momento en el que el director tiene que elegir, si ser un director itinerante o uno titular. En otros países tal vez la estructuras estén mejor diseñadas y hay un equipo que acompaña a ese director, pero en nuestro país, el director titular tiene que gerenciar, armarse de un equipo y conceptos gerenciales.

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-En las redes se ve que también han estado involucrados en actividades sociales. Estuvieron en Birongo.

-Creemos que la música académica debe ser elástica, el formato académico debe cubrir la música buena de cualquier género. Vemos la necesidad de arropar con cultura otros espacios. Hace poco también fuimos a Choroní, en alianza con una fundación llamada Eposak. Son lugares que requieren de la experticia de los músicos para organizar las raíces musicales de la zona. Para nosotros es bellísimo porque puede ser diferente al proyecto del Sistema de Orquestas, que aporta formación de distintos tipos. Pero nuestro trabajo es ir a las raíces de la zona y estructurarlas. Por ejemplo, que los tambores de Choroní tengan sus partituras o registros de audio; o la existencia de una academia para que cuando el maestro no esté, haya seguimiento. ¿Qué podemos hacer en Petare? Hubo personas que preguntaban en la plaza si ellos podían ir al concierto. Hablamos de un espacio abierto, y ellos preguntaban eso. Te das cuenta que hay muchas barreras que derribar, personas que piensan que una orquesta es para cierto tipo de personas, gente que según debe tener cierto nivel de algo para acceder. Nuestro proyecto Viajar al fondo de una orquesta, que cumple 18 años, se trata de mostrar que una estructura que no es acartonada, sino integrada por personas como tú y yo, decidida a aportar al país.

-El año pasado comentó en una entrevista a El Universal que había que buscar un sonido que identifique a la orquesta. ¿Cómo va ese proceso?

-Sí. Eso va muy bien. Estoy muy orgullosa de los músicos de la orquesta. Para mí ha sido un gran tesoro. Pese a la gente que se ha ido del país, puedo decir que durante el tiempo que tengo como como directora artística, la fuga ha sido mínima. Nos ha permitido consolidarnos, Sé que soy privilegiada en el contexto del país. Es un oasis dentro de lo que está ocurriendo. Puedo decir que 95% de los que comenzaron el año pasado, sigue. Eso ha ayudado a que se cree un color. La cuerda tiene uno más dócil y moldeable. La afinación de las maderas y los metales también es excelente. Se ha conseguido homogeneidad en el sonido. Eso se logra cuando trabajas diariamente con las mismas personas.

-Sí, el tema de éxodo iba a ser mi siguiente pregunta.

-Pero es que casi ni lo hablo, porque siento que es una bendición, un milagro, que no nos afecta.

-¿Y qué es lo más difícil de dirigir una orquesta en estos momentos?

-Luchar con la situación del país; lidiar con todos los factores externos, que pueden dificultar la vía para lograr los sueños. Afortunadamente hay un equipo humano que hizo que tomara la decisión de que esta es la orquesta para mí, hay una atracción natural que hace que un director quiera estar con un proyecto, y viceversa. Por eso hemos podido superar las dificultades, porque decidimos que estar acá debe convertirse en un oasis en el que los proyectos tienen que darse. En enero de 2018 nos planteamos una programación para todo el año, y la cumplimos. Ahora, en 2019, vamos en esa misma línea

ElisaVegas-cita3-¿Qué se siente ser ejemplo de nuevas generaciones?

-Me cuesta mucho porque no me veo como un ejemplo. Soy una trabajadora convencida de que el arte transforma. Soy muy seria en lo que me propongo. Decidí ser directora, estar en esta orquesta. Estudié, me formé, y las herramientas gerenciales las tomo de personas que saben más que yo. Si eso es un ejemplo, lo tomo con mucha humildad porque todavía me falta mucho por crecer. Pero más allá de eso, el ejemplo es lo que ha pasado con la orquesta. No estoy sola, quizá soy lo más visible, pero sería imposible que eso ocurriera sin el resto de las personas que están acá laborando.

-Sí, pero seguramente yo hable con algunos de los muchachos y muchos verán un modelo aspiracional

-Claro. Eso me exige un compromiso y una carga fuerte. Si ellos están acá es porque confían en que el proyecto que lidero junto a Manuel Torres (presidente de la orquesta) va a buen puerto. Requiere además que en este momento todas mis capacidades se enfoquen en ser la mejor versión de mí para proyectar eso en los demás.

-Hablamos de lo musical y gerencial, ¿pero cómo una persona con su rol motiva a los muchachos cuando hay un bajón emocional?

-Se ha creado un ambiente que no es laboral, sino familiar. Si sales y les preguntas, te dirán que se sienten en una casa. Afortunadamente cuando han tenido problemas médicos o económicos, hemos podido ayudarlos de una u otra manera. Los quiebres emocionales surgen a cada rato, pero se ha sembrado esperanza y las tres horas de ensayo se han convertido en un oasis. No vienen acá a llorar, sino a vivir momentos de felicidad que permiten salir a la calle para volver a luchar.

-¿Cuáles son los objetivos a cumplir?

-Que la orquesta consolide sus bases en el siglo XXI. Tú ves todo lo que se ha hecho, los archivos, y está todo bien, pero tenemos que ubicarnos en este siglo. Musicalmente, me gustaría que las temporadas fueran más completas, con más tecnología, diversas disciplinas, pero para eso necesitamos los recursos.

-Me imagino que eso implica digitalizar las partituras…

-Sí, en eso estamos. Además, que los conciertos se vean vía streaming. Requiere un tiempo. Nos tomará un año hacer una organización operacional de la orquesta, para luego llevar a cabo todo lo digital.

ElisaVegas-cita2-¿Cuál ha sido su mayor dicha como directora?

-Será muy cliché, pero las dichas están relacionadas con los escalones alcanzados. El nivel de emoción es parecido en distintos momentos de mi carrera, pero haber asumido la Gran Mariscal de Ayacucho es una gran dicha. Además, al mirar hacia atrás, pensar que sí se puede ser muchas cosas a la vez. Me refiero a ser madre, esposa, directora, emprender un proyecto en un país con dificultades. Todo es cuestión de orden y balance. Fue una dicha mayor haber llegado a diciembre y darme cuenta de que sí se pudo.

-Sé que tienen apoyo de empresas privadas. ¿Cómo convence a una compañía de apostar por una orquesta sinfónica?

-Nos ven como un proyecto que, en estas circunstancias que vivimos, ofrece conciertos de calidad, pero que también tienen un corte social del que se pueden beneficiar, así como a las personas que asisten y están involucradas. Nos ven además como un modelo de lo que puede ser el país, con personas de distintas partes del país.

-En sus palabras, y en redes, se nota el arraigo. ¿Pero ha existido la tentación de desarrollar su carrera en el exterior?

-Soy muy venezolana. Mi familia es de acá desde hace varias generaciones. Creo que hay algo en el ADN, en la forma de ser, que ata a esta tierra. Hay gente que puede decir que es una excusa, pero no es así. Hace unos años, con mi esposo Gaspar Colón, que es cantante de ópera, decidimos que desarrollaríamos nuestros proyectos acá. Él ha estado afuera y yo también he dirigido en otros países. Eso da mucha satisfacción, pero no es la misma que la experimentada cuando uno dirige en Venezuela. Sentir que uno aporta, que el año pasado me haya dedicado exclusivamente a esta orquesta, es un grano de arena real para el país, no para mí. Eso no se consigue en otra parte. Este año voy a un proyecto de la Orquesta de las Américas, pero vuelvo.

-¿Qué obra le dedicaría al país?

-¡Wow! Mira, hace poco comenzamos la temporada con una de mis obras favoritas: Pinos de Roma. Describe mucho los pinos de Roma, evidentemente. Es descriptiva. Pero en esa obra, y por eso la elegí, al principio están los niños jugando. El futuro. Después, se sitúa en las catacumbas, la oscuridad, para llegar al amanecer, momento en el que escuchas uno de los grandes momentos de orquesta escritos jamás, un crescendo de orquesta enorme que explota. Para mí esa obra representa a Venezuela. La reacción del público ha sido la misma que la de nosotros al interpretarla. La gente salía llorando de la emoción por ver cómo algo puede ser tan grande.

-¿Tal vez en otro país hubiese existido otra reacción?

-Capaz no. Bueno, es una obra que tiene ese final que genera alguna reacción. Pero en este caso, es la manera en la que se interpreta. El músico venezolano lo deja todo cuando toca. Eso conmueve mucho.

-Habla de romper paradigmas. La orquesta se ha presentado en plazas, centros comerciales. ¿Ha habido cuestionamientos de ortodoxos en el mundo académico?

-Uno de nuestros principales patrocinantes, al que llamamos un ángel, es el Fondo de Valores Inmobiliarios. Sin ellos, no sé cómo estaría el proyecto. En el círculo orquestal muchos nos critican. Pero uno tiene que estar muy convencido de que se hace lo correcto. Los ortodoxos no comprenden que vayamos a hacer este año un concierto junto con Desorden Público. También hay que comprender que hablamos de jóvenes que tienen ídolos de otros géneros. ¿Por qué sectorizar? ¿Por qué una persona que nunca ha ido a un concierto no puede disfrutar de uno cuando está en un centro comercial? Tal vez ahí se enamora y luego va las temporadas en sala. También estuvimos en un concierto junto con Canelita Medina. La orquesta se pasea por todos los géneros. Mi satisfacción es que un músico que salga de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, haya tenido miles de ventanas abiertas, que haya vivido todas las experiencias antes de elegir un género o repertorio.

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-¿Y ese concierto con Desorden Público?

-Nos emociona mucho. Horacio Blanco es un gran amigo de la orquesta. Ha participado con nosotros en la Canción de Caracas en Navidad en varias oportunidades. Bueno, ese hombre ha estructurado un proyecto que te caes para atrás de lo bello que es, algo espectacular.

-¿Cuándo es? ¿Qué puede adelantar?

-Es al final del año, por ahí vamos…

-No ha sido común que las mujeres dirijan orquestas. Es visto como una novedad. ¿Fue difícil llegar a ser directora o se sintió discriminada por ser mujer?

-Bueno, yo no pensaba ser directora. Soy clarinetista, pero la dirección llegó de casualidad. Cuando la abordé sabía que era de hombres, y decidí no pensar en el género. Si lo hacía, iba a conseguir diferencias que me llevaran a autoconstruir un personaje que no soy. Sabía que tenía que ser yo con todas mis capacidades. Por supuesto que como directora, cuando te enfrentas por primera vez a un grupo de personas, te van a juzgar. Si lo hacen con un director hombre durante los primeros cinco minutos, será el doble con una mujer. Pero puedo decir que las mujeres son las primeras en juzgar. A los hombres solo les parece exótico o simplemente esperan qué es lo que uno hará, pero entre las mujeres hay mayor recelo porque estamos acostumbradas a ver una figura masculina ahí. El otro secreto, además de no pensar en diferencias de géneros, es prepararse mucho. Todas las veces que he estado en una tarima o ensayo, lo he hecho desde lo mejor que puedo.

-¿Qué tan celoso está el clarinete de la batuta?

-¡Celosísimo! Quedó relegado, para el estudio personal. Cuando uno decide hacia dónde debe ir su carrera, el foco debe estar ahí. Es como cuando decides tener un hijo.

-¿Qué le aconsejaría a una persona que deba llevar a cabo políticas públicas y pida su asesoría?

-Primero, lo mismo que hacemos acá en la orquesta, que vea su entorno, a las nuevas generaciones, que busque la manera de salirse de la caja. Nuestro país necesitará transformaciones profundas. Si la persona que está gerenciando no se da cuenta que el venezolano no es el mismo de hace 10 ó 20 años, sino que requiere que se hagan las cosas de una forma diferente, la cultura se va a quedar dormida.

ElisaVegas-cita1-¿Debe haber mayor fuerza en el apoyo del Estado o del sector privado?

-Debe ser mixto. No creo en los mecenazgos de ningún lado. Debemos ir todos compartidos, creo en la unión del Estado con lo privado. Creo en la unión de la cultura, por ejemplo, con la gastronomía. Actualmente llega la información por todos lados, de todo tipo de cosas. La gente sabe demasiadas cosas, y a la vez de nada. Hace 20 años el que sabía de economía se dedicaba exclusivamente a esa área, o el experto en cultura. Pero actualmente el bombardeo de información es tanto que puedes encontrar a alguien que conoce de otras áreas. Tenemos que unir muchísimas cosas, así debe ser la forma de abordar la cultura.

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