Gastronomía

Eliza y Johanna baten la crema y nata madrileña

Ellas son de esas venezolanas que, como muchas otras, cambiaron de rumbos para recalar en otras costas. Viajaron hasta España y replicaron lo que bien saben hacer: montar restaurantes de postín. Dueñas de dos propuestas gastronómicas, arroban a comensales de finos paladares. Eliza conversa sobre sus manteles con Clímax

Fotografía: Marienna García-Gallo
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Eliza Arcaya hizo de Madrid su hogar desde el 2003. Partió junto a su familia, engrosando la lista del éxodo venezolano, una de esas funestas consecuencias del recordado paro petrolero de 2002. Poco a poco encontró las oportunidades que hicieron de su apuesta, una de las tantas historias de éxito de criollos en el extranjero.

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“Nos mudamos con niños pequeños, por lo que la transición se hizo más difícil. Pensamos que era el momento para nuevas oportunidades”, comenta Arcaya. Una vez establecida, esta diseñadora gráfica, que fue conquistada por el exquisito momento que se vive efímeramente sobre la mesa y muere en el paladar, decidió aprovechar las oportunidades que se le presentaron. “Un bar de 1923 fue desocupado y mi socia Johanna Müller y yo nos aventuramos a conquistar el vecindario de El Retiro, rescatando Murillo Café. Ahora es restaurante pensado para acoger y brindar servicio bueno e ininterrumpido”. Eliza emprendió este viaje con experiencia en el mundo gastronómico. Había sido fundadora de Catar, su primer proyecto culinario en tierras patrias. El comedor la colmó de la práctica necesaria para enfrentar el  nuevo reto —que esta vez tenía acento castellano.

Murillo, espontáneamente, comenzó a abrigar a amistades entrañables y a numerosas personalidades locales y de paso. “Hay días que llegan vecinos y amigos. Aparece Juanes, ponemos música y con los que estamos dentro armamos una fiesta perfecta”.

El éxito no se hizo esperar y con él se abrieron nuevas puertas. Eliza repitió la dupla con Johanna y sumó a la ecuación a su hermana Maite, para empezar un proyecto en el cual se involucraron desde que la idea estaba en pañales. Eligieron todo: el papel tapiz, la luz, la vajilla. Bautizado con el mismo nombre de la calle en el que se erige, nace El Velázquez 17. Un café, un bistró, un bar con personalidad que llegó al barrio de Salamanca . “Queremos que sea un escenario para el disfrute de la buena comida y las conversaciones extendidas”.

Sobre la mesa

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Este nuevo local ofrece a su clientela, desde hace pocas semanas, platos sencillos pero suculentos como alcachofas salteadas, hamburguesas de chuletón Fort Apache y milanesa de ternera. Una carta variada y para todos los gustos con la que buscan convertirse en un clásico de la ciudad. “Nosotros no somos, ni queremos la fama de un gran chef. Nos interesa servir comida bien hecha y brindar un buen servicio, dentro de un sitio especial que nunca pase de moda”, finaliza Eliza con el entusiasmo de quien estrena juguete nuevo y con la convicción de que se convertirá en una de las alternativas gastronómicas por excelencia de sibaritas y gourmands ibéricos.

Coordenadas:
Calle Velázquez 17, Madrid
Teléfono de reservas: +34 91-4316816

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