Política

En Vargas al chavismo se lo llevó la marea

El estado más rojo rojito del país se destiñe por las mismas razones que asolan al país: escasez, alto costo y diminución de la calidad de vida. Mientras en el PSUV sus miembros buscan culpables y calientan pugnas, en la calle aumentan el hambre y los reclamos en este estado arruinado por la falta de actividad aduanera, portuaria y aeroportuaria, principales sustentos de la economía local Margarita Méndez ha vivido desde siempre en Caraballeda. A sus 58 años, no tiene empacho en admitir su arraigo por el estado Vargas. La fachada caribe del Ávila le sienta bien, y nunca ha tenido deseos de mudarse a Caracas o siquiera tener que recorrerla. “A mí me gusta mi pueblo, por eso ni he aceptado trabajos allá ni me he querido mudar, ni siquiera luego del deslave cuando esto se puso feo”, dice. Pero ahora a la capital debe subir, al menos, dos veces por semana. “Aquí en Vargas no se consigue suficiente comida para todos. Son unas colas horribles. Todo el mundo sabe que allá arriba sí hay aunque sea un poquito más”.

Composición fotográfica: Víctor Amaya
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Luisa Nandez, integrante de un consejo comunal de Catia La Mar, dice que el rojo rojito ya no es tan pronunciado. «Han perdido popularidad porque además han politizado mucho el trabajo comunitario. Fíjate en la parte de la comida con los CLAP, donde no dejaron que nadie, que no esté inscrito en el PSUV, en la UBCH y en el consejo comunal, trabajara para ayudar a la comunidad. Eso en vez de sumar, les resta».

La mujer ratifica que se ha impuesto un miedo a la exclusión, al «te va a botar» si no se está de acuerdo siempre con el gobierno. «Eso cansa hasta al más bravo», comenta en su casa, desde donde vio hace pocos días una protesta por comida. «La tercera entrega de la bolsa generó un pleito porque vino con poquitas cosas, sin leche y hasta con gorgojo en la harina. La protesta fue grande y ocasionó que se aprobara formar otro CLAP con gente distinta. Estamos esperando que el coronel José Manuel Suárez, el secretario de gobierno del estado, nos mande las bolsas».

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Como ella, cientos y quizá miles de varguenses, acusan recibo de la crisis de abastecimiento de productos básicos. Una que supera cualquier filiación política y a la que ningún carnet partidista puede hacer frente. “De esta no se está salvando ni los chavistas”, lanza tajante Roberto Ruiz, un robusto comerciante de Macuto desde detrás del mostrador de una licorería. Quizá por eso es que la filiación revolucionaria luce golpeada en Vargas.

En el estado que alguna vez fue considerado como “el más chavista del país”, el furor está cesando. El mote viene de cuando el actual gobernador Jorge Luis García Carneiro se alzó con la victoria electoral en diciembre de 2012 con un impresionante 73,44% de los votos, aunque pocos se fijaron en el dato de la participación: apenas 41,55% de los electores esperados. No votar también es decidir, dicen los activistas del sufragio. Así que más allá de cuántos acudieron a poner en la silla de la Guipuzcoana al general en jefe retirado del Ejército, hay que fijarse en la historia, en los 17 años de victorias electorales del chavismo.

La corrida nunca ha sido siquiera ajustada. En las elecciones parlamentarias de 2010, el PSUV se alzó con el 54,82%. Hugo Chávez ganó su última elección allí en 2012 con el 61,47% frente a Henrique Capriles, aunque meses después 10 mil de esos electores prefirieron al opositor por encima de Nicolás Maduro, quien igualmente pintó de rojo el estado con 57,08% de los sufragios.

El 6 de diciembre de 2015 la tendencia se revirtió cuando la Mesa de la Unidad (MUD) convocó al 52,27% de los votantes de las parlamentarias, quedando casi 8 puntos por encima del partido de gobierno, bloqueándole el paso a la esposa del gobernador, María Carneiro, a la curul nominal por la que competía. “García Carneiro es un personaje fuerte en Vargas. El 6D debió servir como muro de contención a la pérdida de popularidad del chavismo, incluso al ser su esposa la candidata, pero no se dio. Lo que pasa es que se ha perdido confianza en el liderazgo, y lo que está afectado es la marca, el chavismo”, puntualiza Félix Seijas, presidente de la encuestadora Delphos, cuyos estudios cercanos a la elección de 2015 vislumbraban un escenario más disputado.

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El pasado 27 de abril, primer día de la recolección de firmas del 1% del padrón electoral, Vargas consiguió superar el objetivo a las 10 de la mañana. “Cumplimos la meta y la sobrepasamos. Estamos ante la respuesta de un pueblo que está cansado del abuso de un gobierno que no escucha sus demandas reales. En estas planillas están firmando oficialistas, empleados públicos y hasta personas que nos han dicho que los han amenazado con no darle la bolsa de comida», dijo entonces el diputado opositor José Manuel Olivares, desde Catia La Mar.Para las necesarias 2.745 firmas, la MUD recolectó más de 23 mil rúbricas, que luego fueron revisadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), depurada y validadas.

Ser chavista es difícil por estos días. En Vargas, mucho más. “Es defender lo indefendible a veces”, admite Saúl Caraballo, militante del PSUV que, aunque no ha dejado de simpatizar con la revolución, ahora alza su voz crítica y ejerce su legítimo derecho a abstenerse de apoyar a Nicolás Maduro. Pero Luis Cabeza, líder comunitario de La Guaira, dice que no hay tal caída en el chavismo. «De ser así, no se estuviera renovando la vocería de los consejos comunales, o habría participación en los espacios», dice. Consultado sobre los resultados del 6D o sobre la rapidez en la recolecta del 1%, asegura que «los números no se leen. Esas firmas son de personas que expresan su opinión porque vivimos en democracia y respetamos las reglas del juego. Hay que evaluar es el entorno. ¿Podría ser un llamado de atención? Sí».

El dirigente local ubica a la gente del chavismo: está en las organizaciones de base y allí hay que revisar «qué está pasando; ver si existe un descontento con el proyecto de país, en qué momento nos desarticulamos. Pero más que decir que se ha perdido el apoyo, es entender que la situación política y del bolsillo nos afecta. Ahora, me preocuparé el día que saquemos menos de 30% de los votos porque entonces sí será que la gente ya no cree en el proyecto, más allá de un descontento».

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En el mar la vida no es más sabrosa

La periodista Nadeska Noriega ha retratado en crónicas la vida privada de Vargas desde hace varios años para varios medios nacionales. Conocedora de su tierra, explica: «el tema nacional ha incidido de manera muy importante. La escasez, el alto costo de la vida, el varguense padece eso y se da cuenta de que no hay soluciones. Aquí el desabastecimiento es mayor y la gente debe ir a hacer colas a Caracas los fines de semana. Además, los mercados de bachaqueros son más crueles que en la redoma de Petare, porque un kilo de azúcar puede llegar a costar 5 mil bolívares y no 3 mil».

Asevera que Vargas siempre ha dependido del Estado, con una economía sustentada en el empleo público por el puerto, el aeropuerto, la alcaldía y la gobernación.  «La gente sintió durante años que hubo respuesta a sus problemas. Por ejemplo, funcionaban muy bien las misiones, se instalaron la mayor cantidad de CDI en el país per cápita, fue un territorio piloto para las misiones cubanas como Madres del Barrio y Barrio Adentro Deportivo», agrega la periodista. Ahora, sin ingreso petrolero que lo soporte, poco queda en pie. La disminución de importaciones también golpea las finanzas de quienes viven en esa costa.

Alfredo López, nombre protegido de un gerente aduanero de una firma privada de transporte, que trabaja para la industria farmacéutica, jura: «está trabajando apenas un 10 o un cinco por ciento del puerto, ya no hay tantas importaciones. Fíjate que en una zona donde se pueden tener 500 contenedores, ahora hay cinco o seis. En el área de salud, aquí llegaban 50 o 60 contenedores mensuales, pero ya van dos meses que apenas llegan tres». La precaria actividad aduanera ha afectado los ingresos de quienes trabajan en “Bolipuertos”, en empresas de carga y descarga, en las de transporte y en cada uno de los procesos. «Aquí en el puerto, el chavismo es de la boca para afuera, solamente cuando vienen los jefes. Ellos tienen todas las necesidades y el sueldo no les alcanza. En el sector público cumplen horario y cobran pero no hay mucho que hacer porque no llegan barcos. Los privados, lamentablemente, han tenido que disminuir plantilla», agrega López.

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El aeropuerto de Maiquetía pone en evidencia la disminución de la actividad aérea. Siete aerolíneas extranjeras han dejado de operar en Venezuela, y las 15 restantes que se mantienen en el país han reorganizado sus operaciones eliminando rutas, reduciendo el número de frecuencias y sustituyendo los aviones por unos de menor capacidad, además de vender los boletos en divisas. La Asociación de Líneas Aéreas en Venezuela (ALAV) informó en febrero pasado que, desde 2013, ha caído casi 70% la disponibilidad de asientos. Además, la demanda de pasajes internacionales se redujo 35% entre 2014 y 2015, y para 2016 se prevé una baja de 50% más.

Por si fuera poco, la Alcaldía y la Gobernación han reducido la cantidad de obras públicas que ejecutan y, por tanto, el personal activo en ellas. Ya no se recoge la basura con frecuencia y el mantenimiento de obras de minimización de riesgo post tragedia está abandonado desde que Corpovargas desapareció hace cuatro años. Además, la masiva construcción de viviendas comienza a disparar por la culata: sectores que nunca sufrieron por servicios públicos, como el agua, ahora resaltan la escasez. En Caraballeda, por ejemplo, nunca faltaba el líquido, pero ahora hay racionamiento desde que llegó la Misión Vivienda. «Solamente en la zona este del estado, hacia Caribe, hay 18 mil habitantes nuevos. Hacia Playa Grande por lo menos 12 mil más. Y se sabe que el 60% de las personas no son de Vargas y eso ha traído problemas de convivencia», asegura Nadeska Noriega, quien pone el acento en al transporte público: más de la mitad de la gente lo usa, pero funciona mal y el pasaje puede ser cobrado hasta 400 veces por encima de su costo legal de 85 bolívares.

El sector comercio lleva al termómetro en su propia facturación. Eduardo Quintana, presidente de la Cámara de Comercio de Vargas, indica: «no está llegando mercancía y el desempleo está creciendo. Además, la distribución de comida, por ejemplo, se ha organizado por el gobierno regional. Hay muy pocos locales comerciales activos». Quintana no tiene cifrado cuántas santamarías han bajado para no subir más, pero no vacila que en el sector «tratamos de sostener la plantilla o llegamos a convenios con los empleados de cómo proceder».

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Se soltaron los diablos

El 21 de diciembre de 2015, el gobernador Jorge Luis García Carneiro dijo: “me tiene sin cuidado el resultado electoral del pasado 6 de diciembre”. Anunció que buscaría la reelección en las próximas elecciones regionales que deben ser convocadas para este año 2016. «La derrota electoral que sufrimos en las parlamentarias es producto de la guerra psicológica que el imperio desarrollo contra el proceso revolucionario», agregó al mandar un mensaje a los opositores: «no se ilusionen porque unas elecciones parlamentarias no son lo mismo que unas elecciones regionales».

Pero en su propio partido ha perdido fuerza. En mayo de 2016 se juramentó una nueva Dirección Política Regional del PSUV en el estado Vargas. En el acto hubo insultos y trifulca cuando se anunció los nuevos integrantes de la cúpula, seleccionados desde Caracas. José Manuel Suárez, secretario de gobierno de Vargas y mano derecha del mandatario regional, quedó por fuera, por ejemplo.

José Curvelo, jefe civil de La Guaira dijo en aquel acto que «es inconcebible que en una reunión con los cuadros fundamentales del partido no se tome en cuenta a las UBCH». Luis Cabeza, del PSUV, admite ahora que la dirección nacional minimizó a los cuadros locales de base, tanto para la designación como para la campaña pasada.

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La pugna por el poder partidista incluye a la ministra Gladys Requena y al exalcalde Alexis Toledo, quienes pudieran aspirar a ser candidatos a la gobernación, y lograron ubicar sus fichas en la cúpula regional de la tolda roja. Incluso, se admite que Jorge Arreaza no descarta ser el abanderado al estar apoyado por el Frente Francisco de Miranda.

Darío Vivas, curiosamente, quien nunca ha tenido trabajo de base en Vargas pero es diputado por allí, acotaba en mayo que «no debemos ahogarnos en peleas estériles que hacen perder de vista al enemigo común. Nos atacamos y descalificamos entre nosotros y perdemos de vista al enemigo de la derecha, de la oligarquía».

Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, dice que aunque no han medido recientemente la realidad del estado Vargas, «el deterioro en el soporte popular del PSUV es en todo el país y muy homogéneo, tiene muy poco que ver con las gestiones regionales. Ni siquiera los gobernadores buenos donde los hubiere han podido parar el impacto de la crisis nacional». Félix Seijas Jr, de la encuestadora Delphos, explica que el liderazgo de García Carneiro ha perdido fuerza, pero creer que otro chavista puede recuperar la confianza es complicado. «La marca es lo que está afectada, el chavismo como tal. Cuando eso ocurre, todo lo que está asociado sufre».

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