Internacional

La amistad corrupta de Hugo Chávez y Lula da Silva

Las relaciones de amistad y diplomacia entre los gobiernos brasileño y venezolano se estrechan cada vez más por escándalos de corrupción. Lula da Silva y Hugo Chávez se ven implicados en un fardo intrincado de dólares no declarados. Pdvsa y Petrobras —en la mira por tejemanejes turbios— hacen que las gestiones de Dilma Rouseff y Maduro pendan en el delgado hilo de la democracia

Texto: Reyes Theis | @reyestheis | Fotografías: AP
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El 19 de abril de 1980, el líder sindical Luiz Inácio Lula da Silva era arrestado tras una convocatoria a huelga general. Su nombre resonaba con fuerza frente a la dictadura de João Baptista de Oliveira Figueiredo. La ausencia de partidos políticos hizo que, en el ámbito de la lucha de los trabajadores donde se expresaba, su cara fuese la de la oposición.

Cuatro de marzo de 2016, el legendario líder, convertido en expresidente, es de nuevo montado en una patrulla policial. Esta vez el señalamiento de las instituciones de justicia brasileñas es muy distinto. Tuvo que responder durante tres horas a preguntas sobre su relación con la trama de lavado de dinero y corrupción del “caso Petrobras”.

Lula está distante de ser aquel muchacho humilde, hijo de campesinos analfabetos, que se jugó el pellejo frente a los gobiernos totalitarios de la década de los 80 de Brasil. Tras haber ocupado la Presidencia entre 2003 y 2010 y salir de la Primera Magistratura con 80% de aceptación, se le ve muy activo no solo en diversos países realizando foros sobre política e igualdad social sino también como líder de su partido: Partido de los Trabajadores (PT). Hoy con 70 años de edad enfrenta a la justicia.

El primer gran escándalo

El escándalo del “mensalao” o de la “mensualidad”, así se conoció una increíble red de corrupción que fue revelada en 2005 y que permitió que el Partido de los Trabajadores pagara mensualidades a parlamentarios de otros partidos para asegurarse la mayoría en el Congreso.

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Según las autoridades brasileñas el caso de corrupción pudo llegar hasta los 48 millones de dólares y por el mismo dos de los tres líderes fundadores del PT fueron sentenciados por la justicia.

En 2012, el Supremo Tribunal Federal (STF) dictó sentencia a decenas de dirigentes, entre ellos a José Dirceu, quien era el superministro Lula y fue condenado a 10 años y 10 meses de cárcel y a José Genoino a seis años y 11 meses. Lula Da Silva salía ileso, aunque era el Presidente en funciones y líder fundamental del partido que protagonizó el escándalo.

La corrupción parecía carcomer las entrañas del PT, pero el carisma de Lula y los avances de su Gobierno en materia económica y en la lucha contra la pobreza, impulsaron la aspiración de Dilma Rouseff a la primera magistratura. Paradójicamente, ahora los señalamientos en contra de Da Silva no son producto de sus funciones en un cargo público. Más bien como una especie de lobista o traficante de influencias a favor de empresas privadas y benefactor de negocios relacionados a Petrobras.

Corrupción en el corazón del pueblo

La brisa del ventilador encendido en Brasilia ha llegado a varios países del continente. En Caracas se sienten ráfagas huracanadas, aunque las instituciones venezolanas las disimulen.

“Chávez corazón del pueblo”, fue el lema de la campaña para la reelección de Hugo Chávez, plasmada en una pegajosa canción. La idea era generar una empatía directa con el pueblo y provenía de un publicista brasileño, Joao Santana, quien junto a su esposa, la también publicista Mónica Moura, fueron detenidos en febrero pasado señalados por lavado de dinero. La señora de Santana confesó con exhaustividad a la Fiscalía la forma irregular como recibió el dinero por la asesoría en markerting político. Los abogados de Moura entregaron una copia de su declaración a periodistas.

Moura afirmó —según la reseña de Efe— que la campaña de Hugo Chávez en 2011 costó 35 millones de dólares y se pagó en su mayoría con fondos “no contabilizados” de forma legal procedentes de “varios donadores”. Dijo haber sido “orientada” a buscar a un ejecutivo de Odebrecht, Fernando Migliaccio, para pedir que la empresa aportara fondos a la financiación ilegal de esa campaña. Los pagos de Odebrecht habrían sido realizados en empresas fantasmas en paraísos fiscales y habrían ascendido a entre tres y cuatro millones de reales —de 750.000 a un millón de dólares.

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Santana también habría asesorado a Lula da Silva en su reelección de 2006 y a después a Rousseff en 2010 y 2014, así como a Nicolás Maduro en 2013.

La samba viaja en Metro

Odebrecht es una gigantesca empresa brasileña dedicada fundamentalmente a la construcción y con gran presencia en Venezuela. De acuerdo a su página WEB entre sus proyectos ejecutados en el país se destacan: Proyecto de Reutilización de Aguas Servidas en el Complejo Petroquímico de El Tablazo, Sistema Vial II Puente sobre el río Orinoco, Terminal de Embarque de Crudos, Línea 1 del Metro Los Teques, Planta de Tratamiento El Chorrito, Línea 3 del Metro de Caracas, Línea 4 del Metro de Caracas, MetroCable San Agustín y Proyecto Agrario Socialista Planicie de Maracaibo.

Adicionalmente están en ejecución: La Línea 5 del Metro de Caracas, Sistema de Transporte Masivo Caracas – Guarenas – Guatire, Cabletren Bolivariano, MetroCable Mariche, Línea 2 del Metro Los Teques, Sistema Vial III Puente sobre el río Orinoco, Puente Cacique Nigale, Proyecto Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, Central Hidoreléctrica Tocoma y el Proyecto Agrario Integral Socialista Jose Inácio de Abreu y Lima.

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El 19 de febrero pasado el portal brasileño Época publica documentos emanados por el Núcleo de Combate a la Corrupción en Brasilia, del Ministerio Público Federal (MPF) brasileño, en el cual se muestran los resultados de la investigación criminal por las sospechas de tráfico de influencia internacional del expresidente Lula en favor de Odebrecht.

El portal explica que, de acuerdo a los documentos, 747,1 millones de dólares, fueron aprobados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) en noviembre de 2009, para que Odebrecht construyera dos líneas del Metro en Venezuela. Señala, asimismo, que la operación fue el resultado de una reunión realizada seis meses antes, en mayo de 2009, entre Lula y el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

De acuerdo a la investigación, tan pronto como comenzó la construcción, Odebrecht recibió pagos por adelantado, que no se correspondían con el avance físico del proyecto, “un factor atípico en relación con los procedimientos internos del BNDES”.

Pero a mediados de 2011 el Gobierno venezolano se retrasó con los pagos al BNDES por Odebrecht y las deudas acumuladas se situaron en alrededor de 1 mil millones de dólares. En junio de ese año, la empresa constructora financió un viaje y contrató a Lula para que “diera un discurso” en el país.

Época explica que, de acuerdo a los telegramas secretos y no publicados del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileños, días antes de la visita del ex residente brasileño a Caracas, el entonces canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, le dijo a un diplomático brasileño que recibió instrucciones de Chávez de “pagar las deudas con Odebrecht”.

Lula se reuniría el mismo día con Emilio Odebrecht, —propietario de la empresa— y Chávez. Al día siguiente de esa reunión, el embajador de Brasil en Venezuela, José Antonio Marcondes de Carvalho dijo en un mensaje diplomático privado: “Tengo hoy la confirmación de la equiparación de la deuda pública venezolana a la constructora brasileña Odebrecht.” El 14 de junio de ese año, Lula habría emitido una nota por 359.281,44 reales declarando que sirvió como portavoz de Odebrecht en Venezuela.

Otros señalamientos contra Lula

La investigación criminal en contra de Lula por la cual fue llevado a declarar por la fuerza pública ante la Fiscalía de Sao Paulo se refiere al supuesto ocultamiento de un apartamento de lujo en ese estado brasileño y que está a nombre de una constructora investigada por el caso de la petrolera brasileña Petrobras.

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Ante el avance de las investigaciones y la determinación mostrada por las autoridades, en una jugada de última hora, la presidenta Dilma Rousseff nombró a Lula ministro de su gabinete, dejándolo fuera del alcance de la justicia ordinaria, pues quienes ostenten esos cargos deben ser procesados por el Supremo Tribunal Federal de Brasil.

No obstante, el máximo tribunal brasileño mantiene en suspenso el nombramiento de Lula, ante la sospecha de que la intención era librarlo de la investigación. La Fiscalía ha propuesto al Tribunal Supremo mantener el nombramiento de Lula como ministro, pero sin el privilegio que lo blinda.

Dilma en problemas

La designación de Lula por parte de la presidenta Dilma Rousseff lejos de constituirse en un salvavidas, pareciera una carga de plomo que la hunde aún más y la alianza de partidos que respaldaba a su Gobierno en el Congreso y le daba una mayoría se ha resquebrajado por completo.

Los partidos más importantes de la alianza, como el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), han decidido recientemente cesar su respaldo a la mandataria y el camino hacia el impeachment pareciera tener la vía libre tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. “El error político de Dilma Rousseff de tratar de salvar a Lula de un juicio político por denuncias de corrupción lo que ha hecho es generar una reacción no solo parlamentaria, sino popular, de instituciones”, apunta Milos Alcalay, quien fuera embajador venezolano en Brasil entre 1996 y 2001. Señala que si bien Rousseff no tiene los días contados en el poder, “sí tiene los meses contados, porque se han puesto en marcha todos los mecanismos institucionales y constitucionales para el impeachment”.

En cuanto a las denuncias que la relacionan a funcionarios venezolanos fichados de corrupción, Alcalay señala que esos escándalos han debilitado al gobierno de Rousseff porque se atienden en el plano institucional de manera inadecuada y no se pueden esconder. “Pero, aquí (en Venezuela) no hay una repercusión a pesar de las denuncias tan evidentes”.

Por su parte, el internacionalista y exdirector de la escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Félix Gerardo Arellano, cree que tras estos escándalos y el peso de las pruebas “debería estar finalizando la carrera política de Lula da Silva”, aunque acota que si nos guiamos por la experiencia de Venezuela, el legendario exmandatario podría luego convertirse en la víctima. Por los momentos la tarde se percibe nublada para Lula y su amiga Dilma y parece difícil que se salven de la caída.

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