En la Organización de Estados Americanos descansa con ganas de despertar la solicitud de aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Venezuela. En la calle, el juicio camina sobre asfalto y los ciudadanos emiten sus consideraciones, dudas y percepciones sobre las posibles consecuencias de una decisión adversa al gobierno de Nicolás Maduro
El apoyo internacional se reduce para el régimen de Nicolás Maduro. La imagen democrática que se pretende mostrar al resto de la comunidad internacional pende de un hilo, al suspender las elecciones de 2016, no anunciar cronograma electoral, mantener encarcelados a dirigentes políticos opositores –incluyendo un diputado electo- y no asumir la crisis humanitaria nacional. Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha sido un promotor del juicio internacional a Venezuela. El año pasado, presentó un duro informe sobre la situación del país y este 2017 un anexo también áspero. Este martes 28 de marzo se discutirá el asunto en una Sesión Especial de la OEA, en Washington.
¿Qué es la Carta Democrática?
Reconocida como un instrumento interamericano para el fortalecimiento de las culturas democráticas entre sus miembros, posee la capacidad de sancionar a algún Estado Miembro en el que “se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático”, reza el Artículo 20 del documento.
Desde su creación, en el año 2001, la Carta ha sido convocada en diez ocasiones. Venezuela suscribió la misma durante el mandato del presidente Hugo Chávez –quedando establecido por mandato legal que tal convenio tiene rango constitucional- y ha promovido su aplicación en distintas ocasiones. Usualmente, su aplicación ocurre a solicitud de algún Estado miembro de la OEA, y no por iniciativa del Secretario General. Sin embargo, Venezuela, el país de los contrastes, de los imposibles y las sorpresas, figura como el primer caso atípico. Para su aplicación es necesario el voto favorable de al menos 24 países. Hasta ahora, 18 han mostrado estar a favor.
¿Qué pasaría en Venezuela si se activa la Carta Democrática?
Con la activación de la Carta Democrática Interamericana se puede acordar la suspensión temporal del Estado miembro del ejercicio de su derecho de participación en la OEA.
La intervención extranjera directa no está prevista en ninguno de los contenidos de la Carta Democrática, ya que eso iría en contra de los principios de no intervención, soberanía e independencia de los Estados, fundamentos que rigen el espíritu de la Carta de la Organización de los Estados Americanos (Art.3). Pero, la aprobación de una resolución por parte de una Asamblea General condenando el comportamiento antidemocrático del gobierno ordena la creación y envío al país de una Comisión evaluadora que buscaría emitir un informe y pudiera conducir a un emplazamiento internacional para, por ejemplo, convocar elecciones.
Asimismo, la exclusión del sistema interamericano limita la capacidad de acción del gobierno, y este internacionalmente se encontraría igualmente aislado y en entredicha su gestión administrativa.
Habla la calle
De aplicarse la Carta Democrática podría significar un nuevo capítulo para Venezuela. Clímax salió a la calle para conocer las consideraciones del ciudadano de a pie, con una muestra aleatoria de 50 entrevistas realizadas en distintos puntos de la capital.
Los números son elocuentes, comenzando por la opinión surgida sin leer el “Informe Almagro” tabulando la esperanza de su aplicación con quienes se mantienen escépticos.
Eso sí, la Carta Democrática es, a juicio de la mayoría de los consultados, el “peor es nada”, aunque dudan de su aplicación o siquiera de que produzca un cronograma electoral y el cumplimiento de condiciones democráticas por parte de Nicolás Maduro.
Curiosamente casi la mitad de los encuestados cree que sí es necesaria una intervención extranjera en el país, y apunta a Estados Unidos para ello.
Estos son los resultados.
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Diplomático e historiador, fue Ministro de Educación Superior y más recientemente Vicecanciller y representante ante la Organización de Estados Americanos. En 2017 vociferó la salida de Venezuela de esa organización, que no se concretó, y ahora asume el cargo del que fue expulsado Rafael Ramírez en la ONU
Una respuesta al "regaño" que el secretario general de la Organización de Estados Americanos profirió a los sectores democráticos que concurrieron a las elecciones transformándose, según dijo Luis Almagro, en "instrumento esencial del eventual fraude"
La represión sistemática en Venezuela es el centro de atención a seis meses de las protestas de 2017. Las violaciones de derechos humanos cometidas en el país son tema de conversación, denuncia y escrutinio en audiencias lideradas por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. La duda sobre si son crímenes de “lesa humanidad” está cerca a esclarecerse Seis meses han pasado desde que se registraron las primeras protestas antigubernamentales en Venezuela, tras quebrarse el orden constitucional con las decisiones 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia. Seis meses de represión sistematizada de los cuerpos de seguridad del Estado, de las detenciones arbitrarias, de las torturas y los malos tratos, de los heridos, secuestrados y asesinados. Son hechos que, a pesar de que los días se acumulan sin que los afectados encuentren justicia en el país, son escudriñados lejos del territorio nacional.
