Economía

La costosa renuncia a una educación en la UCAB

Por los pasillos de la Universidad Católica Andrés Bello se piensa en dólares, como en todo el país. Con cada inscripción resurge la inquietud por los montos a pagar. Se escucha en esa casa de estudios, y se evidencia en redes sociales. A los estudiantes de la UCAB les preocupa que las fluctuaciones del dólar abulten el costo de la matrícula. La moneda nacional, la única que acepta la casa de estudios, hace de los cálculos un constante devaneo debido a la devaluación, mientras algunos padres sienten frustración al no poder formar a sus hijos en ese prestigioso campus

Portada: El Ucabista
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A Haydeé Cartaya la frustración la atormenta. Lleva una vida pensando que la formación universitaria es una obligación. Como docente, se dedicó a trabajar para levantar a su familia y llevar a su hijo hasta las aulas de educación superior. Sus ingresos se resumen a una pensión de docente jubilada, otra de la tercera edad y una remesa de $50 que recibe mensualmente. Saca cuentas y entiende que eso no le alcanza “ni para comer bien, mucho menos para cubrir gastos académicos”. Llegó septiembre y su hijo Kevin no puede inscribirse en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). “Me niego a aceptar que no puedo pagarle la universidad a mi hijo porque simplemente me han desmejorado mi sueldo y se han limpiado los dientes con mi contratación colectiva”.

Aunque el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Francisco José Virtuosos S.J, ha manifestado que la UCAB es la casa de estudios privada “con la matrícula más baja; es decir, somos la mejor opción precio valor sin ninguna duda”, y que su costo no alcanza siquiera los $500; a Haydeé desde marzo –cuando el chamo debía inscribirse inicialmente- los cálculos le dan diferentes.

UCAB-CITA5En marzo 2018 la UCAB implementó un nuevo sistema de pago de la matrícula que consiste en cancelar el semestre según el número de materias inscritas y las unidades crédito (UC) asociadas a éstas, explica la institución en su página web. Las materias están divididas por taxonomías (TA), una jerarquización que según las condiciones de la asignatura (presencial, semipresencial, en línea, teóricas, prácticas, de laboratorios) pueden tener un recargo de hasta 40% sobre el valor base de la UC.

Y la hiperinflación juega, y mucho. Es el drama nacional, que lo afecta todo. Como en todas partes, más de uno saca cálculos en dólares, a la tasa del día. Hoy subió, luego se estancó, bajó un poco, allí viene el brinco. La UCAB se tasa en bolívares, y solo acepta pagos en moneda nacional. Pero los padres piensan en verdes.

Durante 2019, la UCAB ha aumentado tres veces el costo de la UC, llevándola de 15,35 dólares a 33,58 y luego hasta 40,30 verdes, según el cálculo del mercado paralelo del día en que se anunciaron los respectivos ajustes en bolívares. Eso sí, la devaluación va desinflando los montos finales. El que se fijó en junio no varió a pesar de que la divisa pegó un salto hacia arriba entre julio y agosto, haciendo que en septiembre se viera menos grueso.

La universidad ya refleja los ajustes en su unidad de crédito para el resto de 2019. A partir del 24 de septiembre al valor base de la UC aumentará en 28% para alcanzar los Bs. 619.315; mientras que desde el 1 de noviembre el costo el pago de la UC será de Bs. 792.723. La equivalencia en dólares deberá calcularse al cambio del día, cuando lleguen.

El costo de la matrícula, indica el rector, se utiliza para cubrir el sueldo de los profesores y los gastos operativos. “Por matrícula estamos cobrando fundamentalmente dos componentes: pago profesores, que está en el orden del 75% del presupuesto; y el restante es para los gastos operativos. (…) La universidad mantiene una constante renovación de toda su estructura y eso no se mete en la matrícula. La Universidad tiene que pagar por conceptos de licencias, por ejemplo, todo lo que es control de notas y los sistemas automatizados; son costos bien altos, eso tampoco se cobra a los estudiantes. La renovación de laboratorios, eso viene vía donaciones o convenios con empresas”.

La UCAB hace un esfuerzo por salvarse de la inflación, estableciendo reajustes de manera bimestral, y no con variaciones tan seguidas para evitar afectar a los estudiantes. Pero la crisis nacional ha arrinconado a más de uno. Entre marzo y mayo, la variación de la UC fue de 123,86%; mientras que entre mayo y julio -mes en el que se difundió el costo de las UC para el periodo académico septiembre-noviembre 2019- el aumento fue de 25,90%. El aumento total de los reajustes que la universidad implementó este año ha sido de 181,6%.

Números rojos

Para el primer trimestre del año, el costo base de la unidad de crédito era de Bs. 50.000. Kevin debía inscribir un total de 33 créditos para iniciar sus estudios; nueve de ellos correspondientes a una materia con recargo del 30%, cuyo valor era de Bs. 65.000. En total, el semestre de Kevin salía en Bs 1.071.000. La inscripción debía formalizarla el 15 de marzo. En aquel momento, el costo del semestre completo era de $329, al promediarlo con un dólar paralelo de Bs. 3.255,29. Sin contemplar el derecho de inscripción, el cual costaba Bs. 137.500.

“Mi mamá cobraba aproximadamente Bs. 200.000 y mi papá Bs. 250.000. Ni poniendo todo su sueldo llegábamos a pagar la mitad del semestre”, comenta Terán. Pese a tener el 20% de apoyo económico por parte de la casa de estudios -y la matrícula le quedaba en Bs. 856.800- formalizar el proceso le era imposible. UCAB-CITA4Dentro de la nueva política, la UCAB establece que el pago del semestre se hace en dos partes: un primer pago que corresponde al 60% del periodo cursado; es decir, el primer trimestre del semestre. Y, el 40% restante equivale a los otros dos meses, y se paga un recargo en las unidades de crédito. Para el pago del derecho de inscripción aplica la misma cláusula, con la diferencia de que se cancela el 75% en el primer trimestre y 25% en el bimestre.

Ante los obstáculos, la decisión de Kevin y su madre fue esperar a septiembre para recaudar el capital suficiente, uno que no solo alcanzara para costear el ingreso sino también el reajuste y las mensualidades; pero la realidad es que Haydeé no puede tampoco pagar este semestre en la UCAB.

“Nuestros costos están algo menos de $500”, defendió Virtuoso durante una entrevista en Fedecámaras Radio mientras alegaba que, aunque los cálculos estén hechos en divisas, la matrícula se cobra en bolívares. Sin embargo, los cálculos de Haydeé no son errados. Entre el monto calculado por los alumnos y el que la casa de estudios reconoce hay una gran diferencia; la misma se debe al aumento del dólar y la fecha en la que se realiza el promedio. Mientras más bajo esté el dólar, mayor será el monto a pagar; mientras más alto esté el dólar, menor será la totalidad de la inscripción. El tiempo le da primacía a lo segundo.

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Cambio de seña

Mónica Arrieta es alumna regular. Aunque el tiempo indique que en septiembre debería ingresar a su quinto semestre, por falta de dinero solo pudo inscribir en marzo la mitad de las materias correspondientes al cuarto semestre. “El ingreso mensual en mi casa son tres sueldos mínimos, contando el mío. Aparte de los trabajos que puedo conseguir como guía de campamento los fines de semana”. En marzo inscribió 22 unidades de créditos y canceló un total aproximado de Bs. 720.000; para el 19 de marzo, con un dólar paralelo de Bs. 3348.25, las cuatro materias costaron $215,03.

El 21 de mayo del año en curso, el Vicerrectorado Administrativo difundió el reajuste acordado en Consejo Universitario. En el mismo, el costo base de la unidad de crédito se cuadruplicó en tan solo tres meses y se posicionó en Bs. 200.000, mientras que las materias con recargo variaban entre el 20% y el 30% sobre la tarifa base de la UC, es decir, Bs. 240.000 ó Bs. 260.000.

Entre la frustración y el desespero, Mónica debía conseguir Bs. 1.840.000 para poder culminar el semestre; al cambio $308,96, con una tasa de Bs.5.955,32. Su salvación fue un tío que es comerciante y le prestó el dinero.

Continuar los estudios en septiembre es un panorama difícil. Aunque recibe un bono en dólares en su trabajo y ha invertido tiempo en tres emprendimientos propios, la suma de todos los ingresos no se acerca a los millones que necesita para inscribir las unidades de créditos; entonces pidió una beca para suavizar el pago de la matrícula. “Tan solo plantearme la idea de tener que dejar la universidad me causa ansiedad y estrés. Yo soy una persona depresiva y cada vez que se acerca la fecha de pago entro en un hueco horrible”.

En casa lidiar con la situación no ha sido tarea fácil. Sus padres -al igual que la madre de Kevin- son profesionales, dos abogados de la República. Tener que recibir ayudas de familiares en el exterior para poder pagar la Universidad es un duro golpe al ego, al título y al sueño de brindarle a sus hijos una vida mejor. “Ellos han sido dos profesionales que se han preparado toda su vida, que han estudiado, trabajado, que no pueden darse una vida estable o cómoda por lo poco que les pagan y por no aceptar dinero sucio”. UCAB-CITA3Mónica no quiere dejar la UCAB para comenzar de nuevo la carrera en la Universidad Central de Venezuela (UCV) pues no hacen reválidas de universidad privada a pública; considera que comenzar de cero “sería botar dos años de carrera”. Si bien retirarse no sería una opción que tomaría por decisión propia, la inestabilidad económica que hay en su hogar todos los días la acorrala. “Tengo un hermanito chiquito que necesita atención y colegio. Mi mamá se vio muy grave en los últimos meses, los medicamentos son caros, no se consiguen y hay que traerlos de afuera”.

De conseguir el dinero para iniciar el primer período del semestre Sep2019-Ene2020, Mónica está consciente de que los esfuerzos y el estrés serían constante, pues “para culminar me faltan alrededor de tres años”.

Nadie se salva

Cecilio Moncada* es periodista y da clases en la UCAB. Entiende las razones por las que su alma máter ha implementado los costos que hoy tiene, pero como padre se ve afectado igual que muchos otros. El egresado tiene dos hijas, una que comienza su cuarto semestre de Educación y otra que se inicia en Comunicación Social. Ambas están becadas.

“Hay unos derechos que no cubre la beca que son la inscripción, el seguro, y he tenido que pagarlos porque la universidad hace un ajuste en el semestre y se cobra un recargo”, explica. Aunque pidió la renovación de la ayuda económica, una que le exonera el 100% de la matrícula, Moncada no puede permitir que su hija inscriba más de 27 créditos, pues es lo que la beca cubre. “Si por alguna razón en el semestre inscribe más de eso, ese adicional tengo que pagarlo”.

Su segunda hija inició el 16 de septiembre de 2019. El costo base de la unidad de crédito establecido por el Consejo Universitario, y difundido el 23 de julio del año en curso, es de Bs. 483.840 y materias con recargo de un 20% “sobre la tarifa base”; es decir, Bs. 580.608. El costo total del primer semestre de Comunicación Social, sumando el derecho de inscripción que tiene un costo de Bs. 1.330.560, es de Bs. 9.749.376, al cambio del 23 de julio, el semestre se posicionaba en $852,08. Pero en septiembre, el primer día de clases, ya el equivalente iba por 467,61 dólares.

Por ser profesor de tiempo convencional de la institución, a Moncada solo le exoneran un 75%. Él todavía no sabe cómo pagará el 25% restante; es decir, los Bs. 2.437.344 restantes.

“La cuestión está muy cuesta arriba porque no solamente es la universidad. Uno tiene que pagar alimentación y con eso se le va el presupuesto a cualquier familia venezolana. Es muy cuesta arriba aún con todo los descuentos y becas porque las niñas tienen que comer, movilizarse, pagar pasaje; y si las llevamos y traemos tenemos que pagar el mantenimiento de los carros que es carísimo. Es un círculo vicioso muy, pero muy complicado”.

Las ayudas disponibles

A través de la Dirección de Cooperación Económica Estudiantil (DCEE), la UCAB brinda a sus alumnos becas como Pensión Proporcionada, una ayuda que cubre hasta un 50%; Financiamiento Económico de hasta 60% de la matrícula –pero debe reintegrarse al final de la carrera con intereses-; Fundación Andrés Bello, que cubre hasta el 100%; Programa de Beca Trabajo, que exonera el 50% o 100% de la matrícula dependiendo de horas trabajadas; y Educa 20/20, dirigido a estudiantes de Educación.

Francisco Virtuoso añade que la institución comprende la crisis que afecta al país y cómo ha repercutido en la situación económica de los jóvenes, por ende, la institución “está ofreciendo 3.500 becas a sus estudiantes, de un porcentaje no menor de 11.000 alumnos”. Es decir, un tercio de la población estudiantil de la UCAB recibe apoyo económico de la institución, un porcentaje más que encomiable.

Pese a ello, la inflación y la crisis nacional puede más y con los nuevos ajustes del pago de la matrícula también llegaron las restricciones en las solicitudes de becas. hora, todo estudiante que solicite por primera vez un apoyo económico solo podrá contar “con un porcentaje máximo del treinta por ciento (30%) de exoneración.(…) Dicho beneficio se mantendrá por lo menos durante 2 semestres adicionales (3 semestres desde el ingreso)”.

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Kevin es uno de esos muchos estudiantes que cuentan con un porcentaje limitado. Y, aunque el 20% que le aprobaron ayuda, no es suficiente para cubrir con un gasto que implica costear el semestre. “Yo agoté todos los recursos. Incluso envié una carta explicativa al rector, pero la universidad no escapa de la inflación y es casi imposible que puedan dar ayudas económicas como la que yo requiero, así se considere el desempeño en la prueba y el historial académico porque ese dinero lo tiene que pagar alguien”, alega con resignación.

Nuevas limitaciones en las solicitudes y reconsideraciones del porcentaje de apoyo económico no son la única traba que ahora enfrentan quienes estudian en la UCAB. En julio, los estudiantes beneficiados con el programa de Beca Trabajo comenzaron a escuchar por fuentes no oficiales que la DCEE reduciría el número de alumnos que prestaban servicios a los departamentos de la universidad. Ante el silencio de la Dirección, el rumor tomó mayor fuerza.

A los oídos de José David Pernalete, estudiante del séptimo semestre de Comunicación Social, llegó. En julio, su coordinadora reunió a los 14 becados para confirmar lo escuchado: el número de becas se reduciría drásticamente en todos los espacios de la institución. En aquel departamento solo fueron cuatro los seleccionados para continuar el siguiente semestre; José David no está entre ellos.

“Fuimos a hablar directamente con el señor Pedro Prado que es el coordinador de becas trabajo de la universidad. Él nos informó que las personas que no estarían para el próximo semestre en el programa por los recortes van a pasar a Pensión Proporcional y el porcentaje sería basado en varios aspectos: cuánto nos cubría la beca trabajo, si la situación económica de acuerdo a la última entrevista de apoyo económico lo amerita, el desempeño académico y la última evaluación de beca trabajo”, informa Pernalete.

Los primeros días de enero, José David tuvo que enfrentar la muerte de su padre, único sustento del hogar. Desde entonces evaluó la posibilidad de pedir un cambio de programa, uno que le cubriese el 100% y le permitiese hallar un trabajo que le ayude a mantener los gastos en su casa. “Se me dificulta muchísimo pagar los estudios. Mi papá falleció, quedamos endeudados y no tenemos más ingresos”.

Un trabajador de la universidad conocedor del programa, que prefirió no identificarse, asegura que los constantes aumentos y reformas en los pagos y becas de la Universidad se deben a que la misma no escapa de los estragos que ha causado la hiperinflación. “El tema con el programa de Beca trabajo es una decisión que se tomó a raíz de que la universidad no percibe dinero de esas becas; es decir, no se busca ese dinero de ningún lado, sino que la universidad deja de facturar”. Asegura que la acción a tomar no es eliminar el programa sino reestructurarlo.

Frustración en el hogar

Para Ginger la educación de su hijo siempre fue un tema importante. Por ello, al darse cuenta que no podía seguir costeando su carrera en la UCAB lo motivó a iniciar estudios en la Universidad Católica Santa Rosa. “En septiembre 2018 comenzó a estudiar Ingeniería Informática y le pude pagar el trimestre con unos dólares que tenía guardados; pero cuando vino el siguiente trimestre, no pude seguirlo pagando”, explica.

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Mientras tanto, Norbely Aguilera intenta no pensar en las tres materias que le faltan cursar para terminar la carrera y obtener su título. Debía inscribirlas en el período Sep2018-Ene2019, pero no pudo por no tener el dinero completo, y sostuvo la esperanza de poder inscribirlas en el período Mar-Jul2019. En mayo le fue imposible pagar el reajuste que le exigía cancelar Bs 1.008.000, es decir, $169,26 al cambio del momento; además del derecho de inscripción que era de Bs. 50.000.

Contaba con una ayuda económica del 60%, pero igual conseguir el dinero restante fue imposible. No tuvo opción sino dar por perdido el semestre. “Hace una semana mis compañeros de esa promoción recibieron los títulos, y a pesar de mi felicidad por ellos, estuve profundamente triste, lloré mucho”.

*El nombre fue cambiado a petición de la fuente. 

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