Sociedad

La emergencia feminista y la lucha de las mujeres en Venezuela

En Venezuela ya se canta el himno "El violador eres tú" y el ensayo nacional permitió develar los mecanismos machistas sobre los que se mueve nuestra subjetividad. El discurso que expresa la canción no se presta para modificaciones o contextualizaciones que no pasen por una profunda reflexión teórica y política

Ramsés Mattey
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El último 25 de noviembre –el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer- un grupo de feministas chilenas llamadas Las Tesis realizaron un video en donde mostraban un performance y el lanzamiento de un himno que se haría viral en el mundo rápidamente.

En el contexto de las masivas movilizaciones chilenas se han resaltado los terribles casos de violaciones perpetrados por funcionarios de las fuerzas públicas, generando un rechazo general en el movimiento de mujeres. Esta situación afirmó la lamentable realidad de que las mujeres siguen siendo cuerpos que el poder busca colonizar con una agresividad sexual que sale a relucir en las coyunturas de conflicto social o de tipo bélico.

El performance El violador eres tú no sólo expresa cómo operan los mecanismos de violencia sobre la mujer, también reivindica la voz de las mujeres que se han tenido que enfrentar a las expresiones más agresivas de violencia. El cuerpo de las mujeres ha sido un espacio donde históricamente se han impuesto medidas y condiciones del otro, convirtiéndose en un espacio ajeno a quien lo habita. El cuerpo de la mujer ha sido tratado como un “botín de guerra”, “propagación del linaje”, “mercancía sexual”, “mano de obra barata”, entre otras determinaciones que las dinámicas sociales han impuesto; convirtiendo su cuerpo en un lugar de libre acceso público.

El performance es una forma en que el cuerpo y su movimiento evocan un grito, muchas veces acompañados con palabras y en otras no, evocando un lenguaje que irrumpe en los espacios convencionales convirtiéndose en un territorio en movimiento que se disputa las convenciones y tratados sociales.

La fuerza del discurso de esta potente expresión performática busca develar y exponer públicamente las estructuras de poder al cual somos sometidas y expuestas las mujeres desde la expresión más agresiva sobre nuestros cuerpos: la violación. La coerción de nuestros cuerpos, como lo menciona Rita Segato, trasciende el terreno moral, y se ubica desde el terreno político, pues las múltiples agresiones que viven las mujeres no son “accidentes casuales” sino una consecuencia de una forma de entendernos como sociedad, ¡la vida de las mujeres también es política!

Frases como “la mujer luchona venezolana”, “la que todo lo puede”, “la que manda en el hogar”, convierten el trabajo extra y gratuito de mujeres y madres solteras en un sentimiento de orgullo

El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer

Nuestra realidad venezolana

Venezuela no se quedó atrás. El himno de “Las Tesis” llegó en varias representaciones de colectivos feministas. Este primer ensayo permitió develar los mecanismos machistas sobre los que se mueve nuestra subjetividad nacional. Frases como “la mujer luchona venezolana”, “la que todo lo puede”, “la que manda en el hogar”, convierten el trabajo extra y gratuito de mujeres y madres solteras en un sentimiento de orgullo, pues la mujer debe sacrificarse por la familia, su entorno y la sociedad en general, y además esto debe hacerla “feliz”. Esta presentación generó dentro de la opinión pública una profunda curiosidad sobre las agrupaciones feministas que hacen vida en Venezuela pero también desencadenó una reacción de desprestigio y amenazas hacia todas las organizaciones que decidieron alzar su voz contra la violencia.

Esta situación permitió una reflexión a lo interno para caracterizar un contexto como el venezolano, que no se distingue mucho al resto del mundo y que cuestiona y se irrita más por una coreografía que por los de casos de abusos sexuales que existen en el país, sin dejar a un lado los femicidios y los terribles índices de impunidad e incluso de ineficiencia institucional por razones machistas.

Las denuncias y agresiones hacia los colectivos feministas también iban orientadas hacia posiciones políticas, como forma de señalamientos para desmovilizar la lucha a través de la polarización. Pareciera que los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales no encuentran otros criterios políticos para analizar la agenda de las organizaciones feministas en Venezuela, solo buscan agrupar las exigencias sobre las élites políticas que representan.

Creemos que el discurso que expresa la canción no se presta para modificaciones o contextualizaciones que no pasen por una profunda reflexión teórica y política sobre la realidad que atraviesan las mujeres en Venezuela, porque sobre todo este nuevo himno nos debe permitir contextualizar nuestra lucha que no es muy diferente al resto.

El cuerpo de las mujeres ha sido un espacio donde históricamente se han impuesto medidas y condiciones del otro, convirtiéndose en un espacio ajeno a quien lo habita

Nuestra apuesta política feminista

Lo primero que debemos entender es por qué nos organizamos. No es porque compartimos un ideal político, sino porque entendemos que como mujeres compartimos una misma experiencia de vida, cuyos problemas conllevamos todas en diferentes formas y contextos.

En este sentido, el debate comienza no desde qué es el feminismo, sino cuál es la realidad colectiva de las mujeres, cuáles son los mecanismos de poder a los que se enfrentan en la sociedad como mujeres y sobre cuáles líneas de lucha nos proponemos organizarnos. Pero el movimiento de mujeres, al plantearse las reivindicaciones fundamentales como el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, el reconocimiento del trabajo doméstico como productivo y la búsqueda de relaciones entre mujeres y hombres en condiciones de igualdad, no sólo se plantea una agenda de lucha, sino constituye una herramienta para enfrentar al poder en los códigos patriarcales que contiene en su interior. Desde ahí empezamos a construir una forma de hacer política en la crítica situación que vive el país.

La convocatoria de grupos afectos al oficialismo el viernes 6 de diciembre, en Caracas

La forma en que se administra el poder en Venezuela responde a dinámicas comparables al sesgo y silencio de una familia frente algún miembro que haya violado a un menor, o la idea de jefe de familia sobre la base engañosa de que el trabajo doméstico asociado a la mujer no genera valor, quedando subordinada al miembro familiar que administra los recursos de un hogar. Vemos estas relaciones simbólicas de ejercicio de poder en Nicolás Maduro y la construcción de una política caudillista y autoritaria, en donde el gobierno se relaciona con la sociedad como el patriarca se relacionaba con su esposa y su familia. Por eso desde la organización feminista debemos tener en cuenta este contexto que se separa totalmente de cualquier agenda feminista.

En este corto período que abarca el 2013-2019 hemos visto cómo se ha formalizado una tríada entre los sectores militares, empresariales y religiosos que constituye un carácter ciertamente arcaico en la forma de hacer política. El modelo de gobernabilidad que ha diseñado el poder se fundamenta en el control social y clientelar de la población, intenta construir una sociedad obediente en medio de la crisis y para ello recurre a los fundamentalismos religiosos que expanden el dogma de la obediencia, empezando con la base más arcaica de la obediencia: de la mujer a sus padres –en la infancia y adolescencia- y a su marido –en la adultez.

El performance El violador eres tú no sólo expresa cómo operan los mecanismos de violencia sobre la mujer, también reivindica la voz de las mujeres que se han tenido que enfrentar a las expresiones más agresivas de violencia

Las recientes alianzas económicas y políticas con sectores fundamentalistas evangélicos otorgándoles no sólo financiamiento productivo sino a su vez posicionamiento a nivel nacional con dotación de infraestructura educativa con fines religiosos, además de la inconstitucional nueva celebración oficial del “día del pastor”. Este punto sobre cómo se están manejando los fundamentalismos religiosos en América latina son para alarmarnos y hacer denuncia abierta al Gobierno Nacional de cómo vulnera los principios constitucionales laicos que existen desde hace más de un siglo.

Activistas feministas no oficialistas también gritaron en la capital

Nuestra lucha no es por un Estado que intervenga cada vez más en nuestra vida, sino por sacar cualquier relación de poder de nuestras vidas, ya sea la del marido o la del Estado: nuestra lucha empieza por la autonomía. El Estado y el marido ejercen una relación de poder a través de la dependencia económica hasta incluso la afectiva. A medida que las mujeres colectivamente desarrollemos espacios de autonomía tendremos capacidad de vivir y relacionarnos en condiciones de igualdad. Uno de tantos pasos es la autonomía política, la organización de las mujeres para intervenir en los espacios políticos con una agenda propia que aborde la situación de la mujer es fundamental. Pero también es importante la autonomía económica, y eso pasa por reconocer el valor social de las actividades reproductivas y el trabajo doméstico, así como la lucha por la igualdad salarial, por las reivindicaciones propias de las mujeres trabajadoras y las luchas de todo el movimiento de trabajadores en general.

Nuestra lucha no pasa por re-definir lo que es “ser” mujer o estratificar una sociedad en géneros, sino por abrir la mayor libertad para las diversas y singulares mujeres que compartimos una misma realidad de opresión.

Salud y libertad

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