La glamorosa vida y obra de Christian Dior

Monsieur Dior nunca quiso ser un revolucionario en la moda. Más bien quería trascender como un retrógrado que hurgaba las raíces de la indumentaria y la elegancia francesa cuando París brillaba como centro de la sofisticación y el buen gusto del mundo. Quería restaurar el orden en cuanto a la belleza, la feminidad y las líneas armónicas en la ropa —sin dejar de mencionar el orgullo francés que floreció después de la Segunda Guerra Mundial.
Desde que la Casa Dior abrió sus puertas el 12 de febrero de 1947 provocó mucha intriga en el público. Escandalizó e incluso logró cambiar el rumbo de la moda para siempre —proponérselo. Con la creación del «New Look» marcó no solamente la cintura y el amplio volumen en las caderas sino que también conjuró el regreso de las voluptuosidades femeninas. También la suntuosidad y el espíritu parisinos que siguen marcando tendencia hasta hoy día.

Esta exhibición es la más grande y completa retrospectiva del modisto que se haya llevado a cabo jamás. Se trata de un paseo glamoroso por sus diseños y pensamientos pero también por la pasarela de personalidades que se empingorotaron con sus modelitos: la princesa Grace de Monaco, Lady Diana, Elizabeth Taylor hasta Jennifer Lawrence, Natalie Portman o Rihanna quienes fungen hoy día como Embajadoras Dior.
El director del museo, Olivier Gabet, comenta que el objetivo de la muestra es compartir el origen de la inspiración creativa y la cantidad de cultura que tanto Christian Dior como sus sucesores poseían —un poco para eliminar esa creencia de que los diseñadores de moda son seres superficiales e incultos. Nada más lejano de la verdad. Es muy importante para el público comprender que diseñar no es nada fácil, se requiere un «baño de cultura».

El conjunto supuso un trabajo exhaustivo para llegar a 500 piezas seleccionadas: archivos de la maison, fotografías de infancia de Dior, toiles, maquetas en yeso de botellas de los perfumes icónicos de Dior, los patrones de vestidos legendarios como el «Junon» o el «Venus».
En tanto se va recorriendo, en una galería contigua se encuentra un espacio dedicado a sus sucesores por estricto orden: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y Maria Grazia Chiuri —la única mujer hasta ahora a cargo de la dirección artística.

La fachada del 30 Avenue Montaigne fue replicada para dar la bienvenida a los visitantes y brindarles una experiencia sensorial —aunque los cortes y géneros presentados en la vitrina corresponden a otros diseñadores: Yojhi Yamamoto, Jean Paul Gaultier, Pierre Cardin, Alexander MQueen para mostrar la influencia que tuvo el » New Look» en sus creaciones. Otra «pièce de résistance» son las integrantes de los ateliers: las «petites mains» —pequeñas manos en español— quienes hacen demostraciones en vivo de cómo se realizan las famosas toiles de los vestidos y los prototipos de las colecciones. Para culminar, hay una enorme torre, suerte de instalación artística y escultórica con una cantidad de fabulosos vestidos llevados por mujeres Dior. Un gran espectáculo para todo público sensible.




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