Erika Urbaez, especialista en lactancia materna, alerta que medir la “calidad” de la leche humana depende de factores muy específicos que nada tienen que ver con el aspecto físico de una persona. Se trata de un fluido humano único y cambiante, que requiere el mismo protocolo de tratamiento que exige la donación de sangre, debido al riesgo biológico que implica su manipulación inadecuada.
“Desde el punto de vista sanitario, hay todo un procedimiento para extraer y almacenar la leche. Para eso existen bancos de leche porque en la institución se realiza un proceso para pasteurizarla que permite que sea de larga duración. Las mamás aprenden cómo deben extraerla y la leche es analizada antes de que los bebés la consuman. A la madre se le pide un examen de VIH y VDRL no mayor a 90 días y luego se debe cuidar la cadena de frío que permite que la leche congelada pueda ser consumida después”, explica Urbaez. Agrega que la leche humana es tan compleja que su constitución varía en una misma mujer según el momento del día, el clima o la edad del bebé.
“Es muy irresponsable ofrecer leche humana en venta porque estamos hablando del alimento que se le está dando a un bebé. Hay que estar muy seguros de que se trata de una mujer sana, y decir que es ‘de calidad’ no es suficiente porque hay que considerar otros factores que alteran la condición de la leche como, por ejemplo, que no se cumpla la cadena de frío, que no se haya almacenado en un recipiente hermético, que se contamine con otros líquidos. Es un asunto extremadamente delicado”. 
En Venezuela no existe una regulación específica para normar la comercialización de fluidos humanos como la leche materna, por lo que se abre un vacío legal que pone en riesgo la vida y salud de lactantes. La normativa más cercana sería la que regula la donación de sangre, pero al tratarse de un acto voluntario sin ánimo de lucro, no contempla los riesgos que pueden derivarse de un mercado paralelo sin regulación de un producto como la leche humana cuyo consumo implica un alto riesgo biológico.
Ana L (identidad reservada), madre de un bebé de 8 meses, contactó a una mujer que ofrecía leche materna congelada a través de una publicación en Facebook. “Lo hice por curiosidad porque me llamó la atención. Yo estoy comprando leche de fórmula para mi bebé y quería saber cuánto costaba más o menos. En ese momento (marzo 2018) el precio era de 5 millones por una bolsa. Por supuesto no pensaba comprar porque me parece muy peligroso”.
El gremio médico insiste en los beneficios del consumo temprano de ese maná. En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef recomiendan el inicio inmediato de la lactancia en la primera hora de vida del bebé. Alertan sobre la problemática de la tardanza en el inicio de la práctica, al recordar que millones de bebés corren riesgo de vida por no ser amamantados en su primera hora de vida. Además, recomendaron la lactancia exclusiva hasta los 6 meses y, hasta los 12, combinarla con alimentos seguros. Si es posible, continuar amamantando hasta los dos años o más. El asunto puede convertirse en un gran negocio.
La ministra de la Mujer, Caryl Bertho, afirma que Venezuela superó la meta de la OMS de llevar la Lactancia Materna exclusiva al 50% o más. Agregó que las cifras del Instituto Nacional de Nutrición revelan aumento de la práctica en Venezuela. Resaltó que en 1998 apenas 7% de madres amamantaban a sus bebés, en 2010 la cifra aumentó a 27,9% y en 2017 se ubicó en 64%. «La meta de amamantamiento es de 70% y ahora para el 2019-2025 tenemos que llegar al 80%”, expresó en una nota de prensa de la cartera que encabeza.
En el país está vigente la Ley de Promoción, Protección y Apoyo a la Lactancia Materna, cuyo articulado no contempla la existencia de un mercado negro donde se transe el líquido blanco.
El nuevo “oro líquido”
La venta de leche materna aparece en un contexto país marcado por una crisis humanitaria, escasez de alimentos al que se agrega la hiperinflación como gasolina al fuego. Durante la primera semana de julio, un envase de leche de fórmula costaba alrededor de 30 millones de bolívares, pero dos semanas más tarde ya rondaba 40 y hasta 80 millones de bolívares. La poca disponibilidad obliga a que las madres que no pueden amamantar a sus bebés tengan que recurrir al “bachaqueo” o contactar a personas que la ofrecen en redes sociales o en sitios web como mercado libre pero con precios en dólares.
A esto se une la dificultad operativa que atraviesan los 10 bancos de leche materna y 9 lactarios que hay en el país porque se han ido dañando las máquinas de extracción y almacenamiento que permiten una disposición adecuada de la leche que es donada por las madres. En las regiones que tienen problemas continuos con la energía eléctrica se suma la interrupción de la cadena de frío requerida y por consiguiente se daña el líquido que ha sido congelado.
Para poder donar leche, las mujeres deben hacerse exámenes de VIH, pero en lo que va de 2018 se registra una escasez mayor a 90% en los reactivos necesarios para los exámenes de laboratorio que permiten detectarlo, según registran organizaciones como la Asociación Civil Azul Positivo y Stop VIH. 
En 2015 el Ministerio de Salud registraba más de 60.000 madres donantes de leche en el país, la mayoría eran mujeres con sobreproducción de leche o que habían perdido a sus bebés, lo que permitía un banco de reserva importante para donar el alimento a las instituciones encargadas, que pasaban por un proceso de revisión evaluado mes a mes por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel. Pero con la proliferación de la venta de leche humana entre particulares, ni el Ministerio de Salud ni el Instituto Nacional de Higiene pueden verificar las condiciones sanitarias y biológicas de la leche que se comercializa.
En países como Australia, España y Canadá se ha prohibido expresamente la venta de leche materna porque se regula bajo la misma legislación que impide la comercialización de órganos humanos.
Pero en Estados Unidos la leche materna forma parte de un prolífico mercado negro en el que se le conoce como “oro líquido”, por el alto valor comercial que representa, aunque la popularidad poco tiene que ver con su esencia: alimentar bebés. Se convirtió en un producto de lujo desde que atletas de alto rendimiento dieran a conocer los beneficios nutricionales que obtenían al consumirla, por lo que la posibilidad de compradores se amplió considerablemente.
Sin una regulación clara sobre el tema existen sitios en línea como onlythebreast.com, en los que se puede donar o vender, al estilo catálogo. Allí también la oferta se diversifica y se puede conseguir a mujeres que buscan leche según la edad de los bebés hasta hombres que compran leche materna -una categoría bastante popular- e incluso leche de mujeres con dietas especiales como vegetarianas o con alergias específicas.
Con el aumento de la venta de la leche humana como producto, en Australia las autoridades de salud realizaron análisis biológicos sobre muestras lácteas vendidas en línea y se encontró que en los contenidos examinados había un alto número de bacterias por malas condiciones de almacenamiento y traslado inadecuado, mayor riesgo de exposición a enfermedades infecciosas que se transmiten igual que la sangre; otras muestras contenían agua corriente y a la mayoría le habían agregado leche de vaca y otros productos sucedáneos.
