Investigación

La modernización del secuestro express, más rentable

Con influencias mexicanas y colombianas, los criminales locales han perfeccionado en la última década el secuestro express —amparados bajo el paraguas de la impunidad. 18 mil bandas distribuidas en todo el país, dedicadas exclusivamente a ello, lo certifican. En Venezuela, el negocio se mantiene rentable, siempre reinventándose

Fotografía: www.saladeinfo.wordpress.com
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Roberto* nunca pensó que tendría que negociar la vida de su hija Alicia* aquella noche del 15 de diciembre de 2015. El carro de marca japonesa que ella manejaba captó los ojos ávidos de tres secuestradores: la interceptaron. Aunque intentó maniobrar para escapar, ingresaron a su vehículo y tomaron el control. En su desespero, Alicia contactó a una amiga cercana para contarle lo que estaba viviendo, justo antes de que la abordaran. La llamada quedó abierta, dejando colar forcejeos y gritos, hasta que los delincuentes encontraron el celular. En minutos, su hija de 32 años era una víctima más de un secuestro express, capturada mientras intentaba tomar la avenida Boyacá desde La Castellana alrededor de las 9 de la noche. 

La amiga de su hija lo había contactado inmediatamente contándole lo sucedido. Roberto ya sabía el motivo de la próxima llamada que recibiría, con ella comenzaría su calvario. Su interlocutor, de voz joven, masculina, intimidante, que “no se expresaba muy malandro”, le pidió 20 mil dólares. “Tú estás loco. Si asumes que tengo esa cantidad de dinero te equivocaste de persona”, le respondió. Roberto formaba parte de ese 14,8% de la población venezolana perteneciente a la clase media venezolana según Datanálisis, cada vez más en detrimento. Las probabilidades no estaban a favor de los secuestradores aquella noche, negociaban con un pensionado por el Seguro Social, sin mayores lujos ni riquezas.

El modus operandi de los secuestros breves, categorizados en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión como aquellos que no exceden 24 horas de duración, dan aires cuando gira la ruleta rusa. “No existe una relación previa con el posible secuestrado y el secuestrador. Es una relación de casualidad y no causalidad. Se intercepta a la víctima cuando se está desplazando en su vehículo en zonas donde se localiza la clase media y alta”, explica el abogado criminalista Fermín Mármol García. Atrás quedó el llamado paseo millonario, con el que los secuestradores transportaban a las víctimas por distintos cajeros automáticos para retirar dinero en efectivo de sus cuentas. “En el secuestro express no saben a quién tienen, ni cuál es su poder adquisitivo. Es una lotería”, complementa el abogado penalista, Luis Izquiel, a diferencia de un secuestro largo en el que se estudia el perfil económico y social de la persona.

Con este cambio en el proceder, las negociaciones entre familiares y delincuentes se convirtieron en común denominador de este delito. “Las familias transitan un camino en solitario y sufren de violencia psicológica”, aclara Mármol García. Cuatro horas duró la negociación de Roberto. Alterado, el secuestrador respondió “te voy a dar más tiempo para pensarlo” a la oferta de 400 dólares que le ofreció el padre de la secuestrada. “Si perdemos los estribos, vamos a perder ambos. Estamos haciendo un negocio y la mejor forma de hacerlo es que nos pongamos de acuerdo. Nunca he negociado un secuestro y espero que sea el último”, recuerda haberle dicho al delincuente.

De 20 mil dólares, la suma disminuyó a casi el diez por ciento luego de varias llamadas y la confirmación de que su hija no había recibido daño alguno. “Me pidieron computadoras, prendas, perfumes, un montón de cosas que no tenía. Al final, les di un par de relojes y recogí un poco más de dinero hasta llegar a los dos mil dólares”. Según Izquiel, “comienzan con altísimas cifras en moneda extranjera, generalmente dólares o euros. A veces piden otro tipo de bienes, como licores, joyas, relojes, cadenas, hasta consolas Play Stations terminan transándose”. Los bolívares quedaron devaluados incluso para la delincuencia casual.

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Montos astronómicos se pidieron por Martha*, también interceptada por antisociales a las 7 de la noche en los oscuros “caminos verdes” de La Trinidad hace dos meses. “Jamás imaginé que la calle por la que siempre pasaba podía ser tan peligrosa”, cuenta, mientras rememora lo vivido: después de salir del gimnasio en su vehículo, se encuentra con un Toyota Corolla verde que frena en seco delante de ella y del cual se bajan cuatro encapuchados con armas largas. Todo se oscurece cuando la encapuchan también, segundos luego. Su rescate estuvo valorado en 50 mil dólares en un principio.

“Usted ya sabe de qué se trata esto, ¿no?”, escucha Martha entre la tela que le cubre la cabeza. “No sé mucho, pero me lo imagino”, responde. “Es aterrador. Se te pasan mil cosas por la cabeza. Me mostré full colaboradora a pesar de estar chorreadísima”, recuerda. Con la clase de Pilates que había tomado aún fresca, estuvo consciente de tener una respiración calmada y de no pensar en el hierro frío que le presionaba la nuca. Mientras tanto, su esposo negociaba con el interlocutor para alcanzar una cifra que pudiese costear a cambio de Martha, sana y salva. 10 mil dólares fue el monto acordado, que su esposo echó en una bolsa frente al Museo de Transporte en Los Dos Caminos, seguido de la liberación de la víctima después de cuatro horas y media de retención.

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El hecho de que Martha fuese amedrentada con armamento de guerra no es casualidad. La organización de las bandas delictivas ha incidido en una mayor capacidad para someter a las víctimas, dice Izquiel. “Se trasladan en muchos casos en camionetas de alta gama, generalmente robadas y usan armas de guerra, fusiles de alto poder, para atacar inclusive a quienes transitan en vehículos blindados. El blindaje que se instala en Venezuela no aguanta una bala de fusil”. El sometimiento puede llegar incluso a la muerte, trayendo como consecuencia delitos adicionales. “Con los raptos breves se ha elevado el abuso sexual, tratos agresivos y la muerte en cautiverio, a diferencia de los secuestros tradicionales donde importaba preservar la integridad física y la vida del individuo”, de acuerdo con Mármol García.

Los horarios de ataque también han sufrido modificaciones. La noche, escenario predilecto del crimen, no es la única en facultar las fechorías con sus sombras. El albor del nuevo día puede significar el comienzo de un express. Los secuestros matutinos o mañaneros, como los califica el abogado criminalista Mármol García, acaecidos entre las 4:30 y 6:30 de la mañana, están cobrando cada vez más popularidad entre los delincuentes, hasta hoy en día representan cerca de 20% del total. 70% sigue ocurriendo en horarios nocturnos, tal como le sucedió a la hija de Roberto y a Martha. El resto se diluye en las demás horas del día. “Esto nos habla de la capacidad de mutar del delincuente”, sentencia el abogado.

“Cuando podía ver, me fijé que me pasearon por muchas partes. Me pasaron mil veces por la bola de Soto. Llegamos hasta una bomba vía La Guaira y después nos devolvimos para Caracas. En eso estuvimos cuatro horas y pico”, narra Martha. El ruleteo no se olvida ni se abandona, es una característica frecuente. “El municipio Libertador es predilecto para el cautiverio, pago de secuestros y ruleteo de la víctima. Es la zona de confort”, afirma Mármol García.

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Izquiel hace énfasis en el cambio de sitios de negociación signados por la falta de presencia policial. Las denominadas Zonas de Paz —creadas en septiembre de 2013 como parte de un plan de pacificación gubernamental— se llevan el primer lugar de la capital en cuanto a albergue de rehenes se refiere. “Continúa el ruleteo en los vehículos mientras negocian, pero también se las llevan a El Valle, Coche, El Cementerio, la Cota 905”. Mármol García lo secunda: “Las Zonas de Paz van a pasar a la historia como el ejemplo de lo que no se debe hacer”.

Cambio de horarios, armamentos, modalidades. La evolución del secuestro express ha sido motivo de alarma y estudio para expertos. El exdirector del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), Miguel Dao, aclara que su planificación y su ejecución en el país se ha “perfeccionado” gracias a influencias de México y Colombia. Incluso, “deja de ser express por el hecho de que está muchas veces pasando las 24 horas. Poco a poco, se está transformando ese secuestro express ‘tradicional’ de las cinco horas, que aún se sigue dando”. Casos como el del periodista Johan Merchán Salazar, director de prensa del partido Voluntad Popular (VP), figuran dentro de la categoría, plagiado la noche del pasado miércoles 01 de junio y liberado la madrugada del viernes 03.

Para Izquiel, es el delito de moda. Con variantes propias de un negocio, ha escalado niveles de rentabilidad y popularidad. Mármol García estima que 92% de todos los secuestros acaecidos entran en esta categoría, Izquiel lo aproxima entre 95 y 96%. “Bandas delictivas de otros delitos, que robaban joyerías, bancos, vieron la productividad del negocio y han migrado al secuestro. Actualmente, existen unas 18 mil bandas en todo el país”, aclara el abogado penalista, haciendo referencia a aquellas organizaciones que tienen tres o más miembros unidos para delinquir de forma permanente.

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Ni Roberto ni Martha dejaron de denunciar su caso a las autoridades competentes. “Yo convencí a mi hija de denunciar. Que las instituciones funcionen, ya queda de ellas funcionar. Pero es una cuestión de principios”, cuenta Roberto. Ambos son parte de una notable minoría que lo hace. Una avasallante mayoría de secuestrados prefiere guardarse su trauma, lo que contribuye a una cifra negra en el área y, por tanto, el desconocimiento real del número de víctimas en el país.

El exdirector del CICPC explica que por cada diez secuestros, solo uno se denuncia. “Se lleva un registro de entre 470 y 480 secuestros recibidos por el CICPC a nivel nacional este año. Eso representa un incremento de 19, 20% con respecto al año anterior. Y eso sin contar los del Comando Nacional Antisecuestro”, saca cuentas Dao. De acuerdo con cifras extraoficiales, “Venezuela acumula 10 secuestros por cada cien mil habitantes en los primeros cinco meses de 2016, lo que lo posiciona como el séptimo país del planeta con más incidencia”, remata Mármol García.

*A petición de los entrevistados, sus nombres reales fueron cambiados para proteger su identidad.

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