Ambiente

La “nueva Pdvsa” es nociva para el ambiente

Tras el despido de 20 mil trabajadores en 2002 y 2003, con la instalación de la nueva Petróleos de Venezuela muchas han sido las equivocaciones reportadas en el manejo de la empresa. Accidentes, fallas operacionales, explosiones y vertidos de crudo se han convertido en una constante, generando incalculables daños en el ambiente. El último evento es el derrame de 25 mil barriles de petróleo en Anzoátegui

Fotografía de portada: AP
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“La Pdvsa de antes siempre tuvo fama de tener muchísima precaución para evitar accidentes, incendios y derrames. Cada derrame, así fuese de tan solo un barril, era notificado en todas las computadoras de la empresa”, relata José Toro Hardy, economista y experto petrolero, recordando su propia experiencia dentro de la empresa de la que llegó a formar parte de su mesa directiva. “Esto generaba conciencia ambiental”, añade. Esto, dice, no se continuó con el cambio a “la nueva Pdvsa”, que decretó Hugo Chávez luego del paro petrolero y el despido de miles de trabajadores en 2003. Ese año, de hecho, ocurrió en octubre un derrame de crudo en Amuay, estado Falcón, considerado un evento «recurrente» cuya afectación para el ambiente nunca fue especificado.

Desde entonces, se han sucedido varios accidentes industriales de graves repercusiones ambientales. La humareda de los incendios en las refinerías se queda en el aire, los derrames petroleros dañan las aguas y suelos que cubren, y la fauna de las zonas adyacentes a los establecimientos petroleros, así como su población, no escapan de las consecuencias. “Pdvsa no está preparada. No cuenta con el personal adecuado, no se cumplen los mantenimientos a las instalaciones y hay una falta de respuesta para mitigar los accidentes”, afirma Toro Hardy.

El evento más reciente es el derrame de hidrocarburos en Anzoátegui. El 2 de noviembre se dieron las primeras alertas, comenzaron a correr los rumores. Se trata de la rotura de un oleoducto por presunta falta de mantenimiento , en la parroquia Santa Clara del municipio Monagas del estado Anzoátegui. Según el diputado Antonio Barreto Sira, uno de los primeros en emitir la alerta, la vida útil de la tubería era de 15 años y tiene 30 funcionando.

El lunes 6 de noviembre, José Brito, diputado por el estado Anzoátegui, anunció el daño ecológico causado por el derrame de 25 mil barriles de petróleo en el Río Aribi. Se señaló que unos 12 kilómetros a lo largo del río Aribí hasta el puente de Santa Clara están afectados, y que un aproximado de 5.000 metros cúbicos de vegetación quedó golpeado, a lo que se añaden 2.500 metros cúbicos de suelo impregnado de crudo. Las informaciones en redes sociales indican que están contaminados los ríos de San Diego, Cabrutica, Uverito, Santa Cruz y Boca del Pavo, poniendo en peligro una parte del río Orinoco.

Petróleos de Venezuela tardó cinco días en emitir un comunicado, sin confirmar la fecha del suceso, y admitió una fuga de crudo en un oleoducto de 36 pulgadas que conecta con un complejo industrial del estado Anzoátegui, lo que provocó el vertimiento del líquido en fuentes de agua. Además, la empresa informó sobre un plan de contingencia a fin de minimizar el impacto ambiental.

Fuentes extraoficiales de medios del Estado afirman que, aunque en las redacciones se recibió el comunicado de Pdvsa, «la orden de arriba» fue no publicarlo, cuenta un periodista. La idea es que quede el registro de que la empresa lo informó, aunque el público no se entere por fallas de divulgación. Forma parte de los turbios manejos informativos de la petrolera, que no reportan tampoco niveles de producción ni otras informaciones que antes eran regulares.

En la Asamblea Nacional se acordó la creación de una Comisión Mixta que investigue el caso. Durante la sesión en la que se discutió el asunto, Barreto aseveró que el derrame se produjo por carencia de mantenimiento, tesis que fue refutada por el diputado oficialista Carlos Gómez, quien indicó que cualquier situación es atendida de manera responsable por la industria. «Damos respaldo a Pdvsa», pidió. Según el parlamentario opositor  Chaim Bucaran, las pérdidas de cruda suman más de 50 mil barriles.

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Pero este no es el único caso de accidentes, fallas, impericias y eventos que han ido matando al ecosistema venezolano.

Derrame en Amuay, estado Falcón. 2014

El 27 de octubre de 2014, varios usuarios de la red social Twitter mostraron fotografías donde se evidenciaban las costas teñidas de negro en el estado Falcón. Uno de los denunciantes fue el apneista venezolano Carlos Coste, quien indicó que las imágenes habían sido tomadas desde el domingo 26 de ese mes, incluyendo las que mostraban peces muertos.

Pdvsa tardó pero habló. La industria se vio en la obligación de confirmar que hubo un derrame de crudo liviano el día anterior que afectó a la bahía, cerca de la refinería ubicada en la península de Paraguaná. Se atribuyó la situación irregular a las torrenciales lluvias registradas en la zona, las cuales habrían generado ciertos cambios en la dirección del viento que impulsaron corrientes de agua y la fuga del hidrocarburo. «Ante tal situación, Pdvsa CRP activó de manera inmediata el plan local de contingencia contra derrames de hidrocarburos y un operativo de recolección, contención, absorción, limpieza y saneamiento para minimizar el impacto, con el fin de garantizar el bienestar de las comunidades adyacentes y la protección al ambiente», dice el comunicado difundido en aquella fecha por la estatal.

La información fue insuficiente. Las causas del derrame no fueron especificadas. El 29 de octubre de 2014, la Asociación Ecologista para la Preservación Ambiental del estado Falcón (AEPA) tildó el derrame como “un ecocidio”. La magnitud del vertido de crudo no pudo ser determinada ni se informó sobre consecuencias ecológicas del derrame petrolero.

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Explosión de Amuay, estado Falcón. 2012

El reloj marcaba la 1:07 de la madrugada del sábado 25 de agosto de 2012 cuando se registró una estruendosa explosión en la refinería Amuay, ubicada en Punto Fijo, estado Falcón. La onda expansiva de gran magnitud causó la destrucción y el fuego abrasó las estructuras aledañas al complejo. Fue consecuencia de una fuga de gas propano en el bloque 23 de almacenamiento del CRP Amuay, que comenzó a registrarse media hora antes cuando los bomberos de Pdvsa comenzaron a acordonar la zona inclus cerrando la Avenida Bolívar de Judibana y la Intercomunal Alí Primera.

El incidente ocurrió en un tanque de 15 metros de diámetro que contenía gas propano, y causó la muerte de 55 personas y dejó 156 heridos. Calificado como «tragedia», el evento se considera el más letal accidente en la historia de la refinería venezolana. El Destacamento Nº 44 de la Guardia Nacional fue emblema de la destrucción, y sus funcionarios adscritos las primeras víctimas. Las poblaciones cercanas debieron ser evacuadas.

El entonces ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, declaró que la causa de las explosiones fue la formación de una nube de gas tras una fuga, y aunque se denunció fallas de mantenimiento y estructurales, desde el Gobierno se quiso imponer la tesis del sabotaje, por ser un año de elecciones presidenciales. Aún se recuerda a Hugo Chávez diciendo que «el show debe continuar».

El martes 28 de agosto luego de cuatro días, las llamas fueron extinguidas en su totalidad. Durante la tarde del 4 de septiembre uno de los tanques volvió a encenderse en llamas, lo cual fue controlado por los bomberos rápidamente. El aire de la zona permaneció con cenizas y fuerte olor a quemado, generando complicaciones respiratorias a los habitantes de la península de Paraguaná.

La investigación iniciada por el Ministerio Público no arrojó resultados públicos. El informe de la propia Pdvsa cifró en 47 las víctimas mortales y en 135 los heridos, pero no incluyó datos sobre trabajadores que quedaron con secuelas permanentes, como pérdida de la audición, daños cerebrales, en las columnas y caderas. Vecinos afectados y familiares de las víctimas reclaman aún en 2016 que las indemnizaciones nunca fueron otorgadas y que la petrolera los olvidó. Además, el documento afirma que la falla fue «inducida», como defendió el ministro Ramírez.

En la Asamblea Nacional, diputados opositores entregaron un “Informe de Investigación sobre la explosión e incendio ocurrido en la Refinería de Amuay el 25 de Agosto de 2012”, elaborado por una treintena de expertos en materia energética, que calcula que el “coste total estimado” de los daños ocasionados por la explosión e incendio asciende a 1.835 millones de dólares, y establece las cusas como «negligencia», según afirmó la entonces parlamentaria María Corina Machado.

En agosto de 2015, Iván Freites, entonces secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos de Falcón, explicó que el complejo refinador nunca pudo recuperarse por completo. “Desde la explosión, de operar aproximadamente con 620 mil barriles por día, su operación normal bajó aproximadamente a un promedio de 370 mil barriles por día. La refinería de Cardón -su vecina- está procesando nada más 120 mil barriles por día de 310 mil que debería tener”.

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Derrame de crudo en el Complejo Operacional Jusepín, estado Monagas. 2012

El 4 de febrero de 2012 se produjo la ruptura de una de las tuberías que transportaba crudo en el Complejo Operacional Jusepín. La ruptura propició un derrame de más de 12 horas en las cuencas del río Guarapiche.

Aunque el petróleo derramado en el río se encontraba lejos de la ciudad de Maturín, las continuas precipitaciones aumentaron el nivel del cauce, lo que aceleró el desplazamiento del crudo a velocidad de 40 kilómetros diarios, lo que implica que se afectó la biodiversidad de al menos 150 kilómetros. El río Guarapiche se tiñó de negro y los peces comenzaron a morir, especialmente la población de bagres tan característica del lugar.

Petróleos de Venezuela admitió el asunto y procedió a atender a las comunidades, primero conteniendo el líquido y luego limpiando los cauces. El entonces vicepresidente de Pdvsa, Eulogio Del Pino, actual presidente, afirmó que “no hubo negligencia” sino una fisura en una tubería de 20 centímetros. Pero desde la Asamblea Nacional, Hiram Gaviria, entonces presidente de la Comisión de Ambiente, aseguró que el derrame de 60 mil barriles de crudo en el río Guarapiche fue consecuencia de la falta de mantenimiento.

“Tengo conocimiento que Edgar Sifontes, subgerente de Operaciones; Francisco Guaramata, gerente de Producción; Ramón Tineo, gerente de Yacimientos; José Marín, gerente de Distrito y Simón Licien, asesor, ignoraron las órdenes superiores y se negaron a cerrar la producción, eso hay que investigarlo muy bien”, agregó por aquellos días el parlamentario Juan Pablo García, de Acción Democrática. Pero las  pesquisas de Pdvsa no produjeron señalamiento de responsables.

El río Guarapiche es el principal surtidor de agua del estado Monagas, y debido a la contaminación la ciudad de Maturín y otras localidades quedaron sin servicio por varias semanas. Incluso la planta potabilizadora en el bajo del río se paralizó por la contaminación. Semanas después, y para demostrar que el líquido había sido limpiado, Del Pino fue grabado tomando agua directamente del Guarapiche.

Nunca se determinó la magnitud del daño ambiental.

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Derrame de crudo en Zamurito, estado Falcón. 2010

Una ruptura en el oleoducto Ulé-Amuay produjo un derrame petrolero en el sector Zamurito, del municipio agrícola Buchivacoa del estado Falcón, en noviembre de 2010. Expertos de Pdvsa y del Ministerio del Ambiente se trasladaron al lugar para proceder al cierre de la tubería, lo que afectó el traslado de crudo entre Pdvsa Occidente y el Complejo Refinador Amuay.

Aunque el bote de petróleo fue controlado, la zona resultó seriamente afectada dado que el petróleo tomó la ruta dispuesta por los canales de agua de lluvia alcanzando las quebradas de la zona y, a su vez, el agua utilizada en las labores agrícolas y de consumo animal. El entonces alcalde de Buchivacoa, Tony Tigrera, catalogó el hecho como «un gran susto» y no negó que, aunque el bote de petróleo fue controlado, la zona resultó seriamente afectada.

Se trató de la segunda ruptura del oleoducto Ulé-Amuay en menos de dos meses, pues a mediados de septiembre de 2010 se detectó una fuga de crudo en la línea 2 del kilómetro 115 del oleoducto, a la altura de población de Dabajuro, también en Falcón. En aquella ocasión, vecinos del sector Los Andes, en Dabajuro, aseguraron que el bote de crudo fue producto de «los pañitos calientes» con los que se atendía la tubería del oleoducto, ya que Pdvsa alegaba que no contaba con los recursos necesarios para el cuidado de la instalación. Uno de los afectados afirmó, según El Universal, que esa tubería ya se había reventado tres veces, tras reparaciones parciales.

No se conoció la magnitud del daño ambiental.

Ese mismo año, en junio, se produjo un  derrame en el Lago de Maracaibo, estado Zulia. «Al menos 5 tanqueros fueron afectados por el crudo que flota sobre en el lago», reza un informe publicado en urru.org. El documento también incluye otro evento en El Palito, con afectación en las costas de Carabobo en abril de ese año, y otro en el mismo lugar un mes antes, ambos por fallas humanas.

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Derrame de combustible en el río Orocopiche, estado  Anzoátegui. 2009

En marzo de 2009 un derrame de combustible, proveniente del pozo JMN-70, operado por Pdvsa, contaminó varias fincas y fuentes de agua afluentes del río Orocopiche en el estado Anzoátegui, causando la afectación de dos kilómetros del cauce. Las primeras señales fueron el fuerte olor a hidrocarburo y la pérdida de dos hectáreas de pasto en el Fundo San Juan, ubicado en el sector Pueblo Nuevo de Santa Ana. En el lugar se descubrió una gran mancha de carburante en un pequeño afluente del río, y muchos peces y aves muertos en sus alrededores.

Los dueños del Fundo vieron afectado su fauna, incluyendo gallinas, caballos y ganado vacuno, producto del consumo de agua contaminada. Días más tarde, el diario El Tiempo reportaba que expertos ambientales de Pdvsa tomaron muestras de agua para hacer análisis físicos y químicos, pero guardaban silencio sobre la magnitud del derrame y el grado de contaminación del tributario. Según una vecina del lugar, la empresa encargada para la recolección de los desechos petroleros alegó falta de recursos para culminar el trabajo. “El fin de semana se recogió parte del derrame, pero ahora indican que carecen de dinero para concluir con el proceso, lo que nos perjudica, pues al fuerte olor a combustible se suma el de los animales en descomposición”, decía María Aray. El entonces alcalde de la zona, Gerson Martínez, habló de una «catástrofe ecológica».

El Tiempo también informó que intentó contactar a la Gerencia de Asuntos Públicos de Pdvsa Gas Anaco, para obtener una posición oficial, pero los encargados de esa dependencia señalaron no estar autorizados. El desastre provocó la muerte de numerosas especies acuícolas y avícolas, cuyos cadáveres, incluso de animales silvestres, se apilaron en las riberas de los ríos contaminados que surten de agua a la población de Anaco.

Por otra parte, según el informe de accidentes publicado en urru.org, se registraron fugas de crudo con daño ambiental en diciembre de 2009 en Pdvsa Oriente; otro en octubre de ese año en Puerto Píritu -que produjo una mancha de 3 kilómetros-; así como dos en agosto en unas fincas de Anzoátegui y en la bahía de Pozuelo, respectivamente; oto en la Costa Oriental del Lago en junio -el sexto de ese año-; y uno de gran magnitud en marzo de 2009 en el Lago de Maracaibo con el vertido de 80 mil barriles de petróleo en las aguas

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Derrames de crudo en Amuay y Lago de Maracaibo, estados Falcón y Zulia. 2008

Durante el mes de agosto de 2008, la empresa estatal descubrió un derrame de combustible producido en la refinería Amuay del Complejo Refinador Paraguaná. Los primeros indicadores fueron unas algas impregnadas del carburante en un área costera de aproximadamente 200 metros, en el municipio de Los Taques del estado Falcón.

Asimismo, más tarde, en el mes de octubre, un accidente en un buque causó un derrame petrolero en el Lago de Maracaibo, cuando el barco cargaba en el muelle de Bajo Grande. La emergencia llegó al nivel 2, lo que implicó un derrame de más de 500 barriles.

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Derrame de hidrocarburos en las costas de Güiria, estado Sucre. 2007

En julio de 2007, un derrame de aproximadamente 200 barriles se produjo en las costas de Güiria en el estado Sucre. Entre las playas afectadas de la zona, la cual está colmada de proyectos de hidrocarburos líquidos y gaseosos, destacaron La Salina, Paraíso y Los Cocales, de acuerdo a la información de varios medios. Las orillas de las playas, cerca de Pedernales, se llenaron de crudo, cuyo espesor alcanzó más de un centímetro, afectando desde la población de Soro hasta Macuro.

El directivo nacional de Fedepetrol de aquel momento, Gregorio Rodríguez, indicó el daño al ecosistema local por el impacto del accidente, añadiendo que la situación se agravaba por la falta de pago de compensaciones por la explotación petrolera. Pdvsa, a través de un comunicado, aseguró la relación de más de 75% del petróleo derramado y que no hubo afectación de la flora y fauna de la zona.

La entonces directora general del Ministerio para el Ambiente en el estado Sucre, Adis Marín, afirmó que unas investigaciones determinarían la procedencia del crudo que presumía podía proceder de Trinidad y Tobago. El resultado de esas pesquisas nunca se conoció.

Por otra parte, en octubre de 2007 se produjo otro vertido de crudo en las costas de Amuay, en el estado Falcón.

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Explosión en el Complejo Refinador Paraguaná, estado Falcón. 2005

En noviembre de 2005, cinco trabajadores fallecieron y 20 resultaron heridos por una explosión en el CRP, uno de los accidentes más grandes de 2005 en la industria petrolera.

Tras seis incidentes en un año, se admitió que la frecuencia de incendios, explosiones, fugas y escapes de hidrocarburos casi se había duplicado con respecto a 2004 en el complejo refinador, aumentando además su severidad y el incremento de daños ambientales.

En octubre de ese año también se produjo una explosión en un pozo inactivo, con derrame de petróleo y gas, que generó daños ambientales no especificados.

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Derrame petrolero en el Terminal de Embarque de Guaraguao, estado Anzoátegui. 2004

El 19 de marzo de 2004, la División Oriente de Petróleos de Venezuela informó que cerca de las siete de la mañana se detectó un derrame de entre tres y cinco barriles de petróleo en las instalaciones del muelle número 1 de la Terminal de Embarque de Guaraguao, en el estado Anzoátegui.

Según la empresa, se activó inmediatamente un Plan Local de Contingencia, para tratar de confirmar en el menor tiempo posible la mayor cantidad de petróleo derramado. Se generaron daños ambientales en las áreas más próximas al embarcadero.

Alejandro Granado, entonces director gerente de Refinación de Pdvsa Oriente, descartó que el hecho fuese producto de la rotura de tuberías que integran la red de oleoductos o de cualquier error operacional del personal. “También se inspeccionaron los buques fondeados en la Bahía de Pozuelos que hasta el momento cumplían maniobras de carga y descarga en los muelles”, dijo. El «misterio» nunca fue aclarado.

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